Vídeo: Úrsula Alcázar
Aunque no se descarta que pudo ser provocado, también podría deberse a una imprudencia
Un día después del fuego que el miércoles asoló tres hectáreas del monte Hacho, el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) dio por extinguido definitivamente el incendio que se declaró el pasado miércoles en las inmediaciones de la fortaleza del Hacho, en la zona conocida como Finca Serrán, y cuyas causas está investigando ya el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), de la Guardia Civil.
Las terribles consecuencias salían a la luz 24 horas más tarde mostrando la huella del grave incendio que dejó tras de sí numerosos árboles quemados, matorrales calcinados y restos de basura que quizá también ayudaron a propagar el fuego más rápidamente. En ello también ayudó el fuerte viento que trasladó las chispas provocando un verdadero infierno que llevó a alertar al cuerpo de Bomberos al completo. Un total de 42 efectivos, incluyendo los que estaban fuera de servicio y los doce vehículos se trasladaron hasta la zona. Allí se emplearon 280.000 litros de agua, además de los 20.000 que transportaron los helicópteros trasladados desde la base de La Almoraima.
Varias familias evacuadas han vuelto a su hogar y ayer explicaban a El Faro de Ceuta la terrible experiencia vivida cuando incluso vieron cómo las llamas se cernían de manera peligrosa sobre sus cabezas. “Hemos pasado bastante miedo porque teníamos el fuego encima y aquí somos cuatro casas de la misma familia. La casa no ha sufrido daño, sólo que nos quedamos sin luz pero ya lo están arreglando”, explicaba una vecina.
Aunque en un principio se hablaba de un fuego provocado, el Seprona aún no ha confirmado esta tesis y sigue barajando diversas hipótesis. No se descarta incluso una imprudencia grave cometida por un ciudadano que haya podido arrojar un cigarrillo provocando una chispa que derivó en el impresionante fuego debido a la sequedad del terreno y la cantidad de restos de basuras.
Alguno de los vecinos del Hacho también apuntan a que muchos ciudadanos circulan por la noche en vehículos por vías no habilitadas a tal fin, tirando cigarros que podrían ser los responsables de estos desastres medioambientales. Ante ello, exigen que se tomen medidas que impidan el paso de estos coches.
Una vez sofocado el fuego, el retén se mantuvo hasta la mañana del jueves, aunque a las tres de la madrugada unos rescoldos dieron la voz de alarma y los efectivos se pusieron en marcha de nuevo para evitar que el incendio se reavivara.
Alguno de los bomberos con los que ha podido hablar este medio ha considerado “casi igual de complicado este incendio que el de la Tortuga, aunque en el Hacho había más recovecos”.
Efectivos de seguridad, Protección Civil y otras entidades también colaboraron activamente en la extinción del fuego. Algunos de ellos tuvieron que ser ingresados en el hospital universitario la misma noche del incendio por intoxicación de humo.
Septem Nostra alerta de la pérdida cultural y de la presencia de unas cajas de electricidad
El presidente de la organización Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera, preocupado por las consecuencias del incendio que del Monte Hacho, se desplazó ayer hasta el lugar para evaluarlas in situ.
Ya en el lugar afectado por las llamas, y respetando el cordón policial, Pérez Rivera ha inspeccionado el área. Allí le han llamado la atención tres “cajas de electricidad que, en forma de anafre, están en los puntos de inicio del incendio”, por lo que ha pedido que se investiguen si están relacionadas con las causas de las llamas. Una de estas cajas estaría sujeta en una rama, “parece bastante claro que intencionadamente, y la mancha negra en el lienzo de la muralla pone de relieve que las llamas fueron muy altas en esa zona, por lo que no sería descabellado apuntar al posible uso de algún tipo de producto inflamable”, apunta el presidente de Septem Nostra.
Pérez Rivera alerta además de que los daños del incendio no sólo han afectado al patrimonio natural, sino también al cultural. “La mancha dejada por la llamas ha destruido uno de los grafitos documentados en los lienzos de la fortaleza del Hacho”. Se trata de dibujos hechos a mano en la piedra de la muralla, que datan del siglo XVIII y que están inventariados por la Consejería de Educación y Cultura.
En cuanto a los daños medioambientales, el historiador y ecologista destaca que “desde la parte superior de la ciudadela del Hacho es posible observar la magnitud del incendio. Una gran mancha negra cubre ahora unas laderas que, hasta ayer, lucían con un intenso color verde. Un color que le otorgaban las jara del ládano, los jarguarzo o jara negra, el lentisco y el brezo, entre otras especies presentes en la zona. Son especies todas pirófilas, es decir, que son resistentes al fuego, por lo que la recuperación de esta zona será rápida, al menos en la parte arbustiva”.
Pérez Rivera explica que lo más preocupante son los “pinos marítimos y piñoneros que han salido ardiendo. Al quemarse este espacio ha salido a relucir toda la basura que permanecía oculta entre las ramas de los arbustos. La conciencia ambiental en nuestra ciudad brilla por su ausencia”, se lamenta.
Según explica en un artículo publicado en su blog personal ‘
Escuela de la vida’, ha sido “milagroso” que las llamas no afectaran a los “bellos pinos” que se encuentran al final de los caminos interiores del Parque de San Amaro.
El presidente de la entidad Septem Nostra finaliza de forma tajante al asegurar que “algunos no se conforman con ensuciar el campo, sino que han encontrado una diversión en verlo arder. Esperemos que sean identificados los responsables de este incendio y reciban un merecido castigo por destruir un patrimonio que es de todos”.