Si algo se ha aprendido durante este confinamiento es, además de todo lo afectivo relacionado con amigos y familia, la necesidad de reconciliarnos con nuestros hogares. Las tendencias apuntan a que muchas familias han advertido la necesidad de contar con una vivienda que haga frente a nuevas expectativas de ocio; que cuenten con grandes terrazas, con vistas que aporten cierta libertad, e incluso con terrenos alrededor de la misma. Sin embargo, también es cierto que han sido muchas las que se han sometido a una operación de profunda limpieza y orden. Las lecturas invernales de los libros de Marie Kondo han pasado factura y han vuelto de revés nuestros fondos de armarios, nuestras bibliotecas e incluso nuestros armarios de cocina. Nos aconseja esta gurú del orden que no nos dejemos llevar por el consumismo y solo optemos por albergar lo imprescindible, pues todo lo contrario impide el libre fluir de la energía - todo aquello del Feng Shui que proclama la filosofía oriental a diestro y siniestro- y que parece haberse confabulado con Kondo para que le demos una vuelta a nuestros hogares y hagamos de ellos dignos espacios en los que vivir, con comodidad y armonía.
No en vano, Ikea y toda la decoración sueca nos animan a no tener prácticamente nada en las superficies de los muebles; a hacer de los armarios auténticos santuarios de la organización de una vida ordenada.
Sin embargo, después de informarnos un poco de todo este tema de comprar, reformar, vender, alquilar y vivir, hemos llegado a la conclusión de que a las viviendas también hay que darles una segunda oportunidad y reformarlas con conciencia y planificación; sabiendo lo que queremos y cómo lo queremos, pensando siempre que tiene que ser un lugar donde vivir, lejos de convertirlos en esos inanimados escaparates y esas fotos que suelen ilustrar las revistas de decoración. Para esto es vital contar con empresas de reformas, decoradores y arquitectos que nos muestren los caminos para llegar a ese espacio que se ha convertido en el objetivo a cumplir.
Más veces de las que pensamos, la inversión de reformar se convierte en la vía más asequible y razonada de contar con una vivienda de ensueño, pensada para los que van a vivir en ella.
Esta opción no es inviable y siempre nos da la oportunidad de hacer una espacio a nuestro gusto, donde solo los elementos arquitectónicos inamovibles, el presupuesto y la comunidad de vecinos marcarán el límite.
Y para que así lo vean, aquí les mostramos un claro ejemplo donde reformar ha sido la mejor opción para invertir y para vivir, recuperando un espacio propio, un hogar ya existente, transformándolo en otro totalmente distinto y embaucador. La apuesta por las reformas no solo está en los programas de televisión, cada vez es una opción más viable para muchos hogares.