El Gobierno de la Ciudad ha comenzado la legislatura dando pasos acertados y rápidos para sentar las bases de un nuevo modelo de gestión de un servicio fundamental como el de la limpieza pública. El traslado desde Benzú al puerto, un punto mucho más cercano a los espacios donde se concentra la actividad de personal y maquinaria, de la base del mismo se materializará en seis u ocho semanas, con lo que se acabará con gastos ineficientes como los de traslado diario casi al punto más alejado del núcleo urbano.
El cambio de dependencias irá en beneficio de todos: de los trabajadores, que dejarán de tener que desplazarse varios kilómetros a diario a unas instalaciones que sus representantes han criticado desde su apertura hace diez años; de la empresa prestataria del servicio, que verá simplificada su gestión y ahorrará tiempos baldíos; de la administración, que debería ahorrar desembolsos superfluos y ganar en una realización del trabajo que paga (unos 26 millones este año); y el conjunto de la ciudadanía con un servicio más eficaz.
Los cimientos de la mejora de la prestación se están consolidando también con la apuesta por maquinaria de titularidad municipal y la construcción de una base también pública que evitará trastornos se opte o no por la municipalización si se volviera a convocar una licitación no condicionada por la obligación que se imponía a las licitadoras de contar con un espacio no siempre fácil de disponer en Ceuta por la falta de suelo.
El Pleno aprobará con toda probabilidad este mes el inicio de los trabajos de estudio de la asunción de la gestión directa por parte de la administración del servicio, un desafío para políticos y técnicos en el que la defensa del interés general debe ser la brújula a la que miren por encima de todo. La elección del modelo por el que se decanten deben estar regida por encima de todo por la necesidad de contar con el mejor servicio posible sin gastos prescindibles.