Los vecinos de Los Rosales habían puesto la voz de alerta en torno a lo sucedido en la vieja prisión, después de comprobar que individuos se estaban colando en su interior para hacerse con material que había quedado, después de que en noviembre de 2017 se procediera al traslado de los últimos presos y, por consiguiente, a la clausura del centro.
Parece que la denuncia ha surtido efecto por cuanto esta semana se ha procedido a sacar todo lo que había en el interior en varios trayectos con camiones de mudanzas. Instituciones Penitenciarias vacía la vieja cárcel después de que los residentes de la barriada han sido testigos de cómo entraban personas para llevarse poco a poco todo lo que, consideraban, podían sacarle un partido o provecho. Lo hicieron desde el primer momento en el que se retiró la vigilancia policial, aprovechando además una malla perimetral por la que, tras romperla, pudieron acceder a la antigua penitenciaría.
La ausencia de vigilancia policial fue aprovechada para la entrada de ajenos
Cuando se produjo el traslado de los últimos presos a Mendizábal, la antigua prisión se quedó abandonada, con restos de basura y con mobiliario que nunca fue vaciado. La vigilancia policial inicial estaba orientada a evitar precisamente lo que con posterioridad ha tenido lugar: incursiones de personas ajenas.
Además en el exterior de la antigua cárcel se ha llevado a cabo una descarga de colchones, enseres y piezas varias que ha llevado a la generación de otro punto de mercadeo que no hace sino generar más inseguridad.