Los seis inmigrantes marroquíes liberados por la Policía Nacional cuando se encontraban retenidos en el interior de una vivienda, entre ellos una chica que fue encontrada maniatada en otra habitación, fueron introducidos en una embarcación desde Marruecos a Ceuta y trasladados en un vehículo hasta la casa ubicada en la calle Ruiz Álvarez, en Vicedo Martínez, en donde irrumpió la Policía el pasado jueves.
Sus familias tenían que pagar 8.000 euros para que pudieran ser trasladados a la Península, entregando el dinero a terceras personas vinculadas con la organización que apalabró este negocio que terminó siendo abortado. Así trabajan las redes dedicadas al tráfico de personas, con enlaces físicos en Marruecos que son los que cobran el dinero asegurándose los pagos en Ceuta antes de la salida. Mientras no se produce dicha entrega, los inmigrantes permanecen retenidos, en una figura similar a la de un secuestro, ya que no ven la luz hasta que sus familiares abonan las cantidades.
El grupo ha prestado ya declaración en sede policial y judicial en calidad de víctimas, sin que hasta el momento se hayan podido practicar detenciones de quienes los introdujeron en esa casa y esperaron el momento de ejecutar el traslado a las costas peninsulares. El Cuerpo Nacional de Policía mantiene abierta la investigación que tarde o temprano dará con los implicados.
Las víctimas tuvieron que arrojarse al agua cuando el patrón de la embarcación que los estaba introduciendo en Ceuta detectó la presencia de una patrullera de la Guardia Civil en la zona. El piloto se dio a la fuga y el grupo fue recogido en la orilla e introducido en un vehículo, encargado de llevarles hasta la vivienda en donde han permanecido todos estos días.
La embarcación implicada en este traslado a Ceuta aparecería después quemada, hecho que también está siendo objeto de investigación por parte de la Policía. Sus agentes se toparon con este suceso mientras realizaban controles por la zona en busca de implicados en los últimos tiroteos que se han producido en nuestra ciudad y que han dejado varios heridos.
En el registro llevado a cabo por la Policía se encontró a la única mujer del grupo en otra habitación y atada. La joven no ha sido víctima de agresión sexual pero se le tenía separada de los cinco varones, también retenida contra su voluntad y bajo la advertencia de que no saldría de la vivienda si sus familiares no abonaban el dinero estipulado para facilitar su introducción en la Península. Todos son de Marruecos y llevaban varios días en este lugar.
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