Ha sido una de las noches de mayor presión en el mar. Los inmigrantes
marroquíes, como protagonistas absolutos, han intentado por todas las vías llegar a Ceuta. Lo han hecho a nado, bordeando los espigones de Benzú y Tarajal, o a bordo de kayaks. La
Guardia Civil no ha tenido tiempo siquiera de parar ante las entradas ya conseguidas o los intentos abortados por las fuerzas marroquíes.
Salvamento Marítimo, con su unidad Atria, también ha realizado varios rescates. Casi una veintena de marroquíes ha conseguido su propósito de escapar de su país para llegar a nuestra ciudad. Guardia Civil ha interceptado a algunos a nado, a cuatro a bordo de un kayak, a otros cinco después de arrojarse al mar con lo puesto. Todos ellos han sido asistidos en el puerto deportivo, en la base que tiene el Servicio Marítimo, y reconocidos por el ERIE de
Cruz Roja para su posterior traslado al antiguo hospital que estuvo operativo hasta 2010. Salvamento Marítimo ha rescatado a otros grupos, también de marroquíes, que intentaban llegar a la Península a bordo de embarcaciones. En este caso todos ellos han sido trasladados a la base del Muelle de España, en donde tras la intervención de la Benemérita han sido reconocidos por la entidad humanitaria en aplicación del protocolo sanitario en vigor.
Y estos son los que han llegado. Cifra que podría haberse multiplicado si las fuerzas marroquíes no hubieran actuado rápido para abortar la salida de decenas de magrebíes a nado desde las costas de Castillejos. La Guardia Civil detectó entre 20 y 30 personas, pero Marruecos actuó para retirarlos a tiempo antes de que consiguieran su incursión a nado para bordear el espigón del Tarajal. Se repite la misma escena de hace un par de días: grupos de jóvenes están intentando llegar a la carrera, corriendo por el arenal para luego arrojarse al mar tan solo para bordear la línea fronteriza. Igual que desde Ceuta hacen los atrapados, lo mismo pero desde Marruecos a nuestra ciudad.
El vecino país atraviesa uno de los picos de mayor crisis para una población gravemente afectada por el Covid y la falta de recursos. Y en el norte esto se ve agravado por el cierre de una frontera de la que se alimentaban miles de personas. Castillejos, Rincón... son localidades ahora muertas, llenas de jóvenes y no tan jóvenes en paro, que no reciben ayuda económica alguna y con familia a su cargo. Antes vivían del contrabando, del movimiento generado en torno al Tarajal. Ahora no tienen nada ni reciben ayudas económicas. Por eso los jóvenes buscan como alternativa cruzar a nado a Ceuta. Y muchos lo hacen no para luego marchar a la Península, sino para quedarse aquí y buscar trabajos en el mercado laboral sin contrato ni control que les permitirá mandar algo de dinero a su casa.