Fueron más de 70 los inmigrantes
marroquíes que intentaron cruzar a Ceuta aprovechando la niebla existente. Una niebla que anuló toda la visibilidad en el entorno del
espigón del Tarajal, convirtiendo en complicada cualquier intervención en la zona fronteriza. En el lado marroquí intervinieron sus agentes, mientras que
en Ceuta fueron activadas tanto las patrullas como los GEAS del Instituto Armado, pidiéndose además apoyo a la Policía Local y Nacional. Era imposible ver algo en el agua y además había que tener una cautela extrema para evitar accidentes con las embarcaciones. Finalmente ninguno de los adultos y menores que desde las doce de la mañana hasta bien entrada la tarde quisieron arrojarse al agua pudo culminar con éxito su intención.
Al margen de evitar la entrada en Ceuta de estas personas, la
Guardia Civil abortó intentos de salida hacia la Península, deteniendo al piloto de una moto de agua que llevaba a un inmigrante a bordo con el ánimo de cruzar al otro lado del Estrecho. Esta fue la lectura migratoria de un lunes en el que se vuelve a recrudecer la presión en el mar y vuelven a producirse riesgos entre aquellos que consideran que la niebla les servirá de camuflaje cuando en muchos casos se transforma en una trampa mortal.
La semana pasada esta misma niebla fue la que posibilitó la entrada de 21 menores. No fue algo orquestado ni nada que ver con los episodios de mayo de 2021, fue un gesto casual de niños, muchos de los mismos barrios, que cruzaron a Ceuta. Ayer había más vigilancia, también por parte de la Marina marroquí a la que se le afeó, por parte de la Gendarmería, un escaso celo en aquel momento.
La nota trágica la puso el
hallazgo del joven Tarik, en las inmediaciones de la antigua cárcel de mujeres, quien quiso aprovechar la niebla para cruzar y se topó con la muerte, con solo 23 años de edad.