Escondidos dentro de cargas de chatarra, ocultos de cualquier manera con tal de escapar de Ceuta… la presión en el puerto no cesa para los camioneros, que se enfrentan a situaciones adversas ante las entradas de inmigrantes en sus vehículos.
La Asociación de Transportistas no puede más. A los periodos de cierta tranquilidad se le suman repuntes como los vividos este miércoles en el puerto. Los inmigrantes se cuelan en sus cargas y se entremezclan entre el amasijo de hierros arriesgando sus propias vidas. ¿De ocurrir algo, de quién es la responsabilidad?
Los transportistas se exponen a situaciones adversas de las que ellos no son responsables pero, incongruentemente, pagan las consecuencias. Los embarques continúan siendo una exposición al peligro. Hay veces que los inmigrantes se esconden tanto que ni ellos mismos pueden salir por sus propios medios a pesar de encontrarse mal. Si no encuentran apoyo del exterior, puede ocurrir una tragedia.
Y los camioneros se ven obligados a convertirse en una especie de vigilantes por la cara. Su labor es una, pero en el puerto de Ceuta se multiplica por cien: tienen que hacer todo el papeleo de su trabajo y a la vez vigilar que nadie se cuele en su camión y, de detectarlo, intentar sacarlo. Y así de manera constante. A los pocos espacios de tranquilidad se suman situaciones de presión que no están dispuestos a consentir porque las consecuencias para ellos pueden ser tremendas.
La situación no tiene remedio cuando el puerto se ha terminado por convertir en una segunda frontera. Y aunque se levanten muros, quienes tienen por objetivo escapar lo consiguen, llegando a las zonas en donde ‘descansan’ los vehículos antes del embarque para colarse, dándolo todo por ello. A los marroquíes se les suman los argelinos en unos trayectos constantes a los que nadie pone el punto y final. Y así se está ante una historia de nunca acabar.