Inmigrantes al abordaje

Los camioneros denuncian el acoso de los inmigrantes a sus vehículos en la Puntilla. La Policía Portuaria carece de medios para hacerles frente y de efectivos, al igual que la Guardia Civil.

La presión migratoria hace que el Puerto de Ceuta nada tenga que ver con otros peninsulares. Los buques de mercancías que cubren la línea con la península y los camiones que embarcan hacia destinos como Algeciras o Málaga son víctimas de abordajes continuados por parte de un grupo de unos 70 inmigrantes que solo tienen por objetivo lograr el pase escondidos en bateas, los bajos de los vehículos pesados e, incluso, entre fangos.
Este hostigamiento no es nuevo. A nadie escapa la presencia de grupos de extranjeros pululando por la avenida Juan de Borbón –antiguo Cañonero Dato– que rastrean cualquier rendija o despistes para colarse en las instalaciones portuarias y los camiones. Sin embargo, esta presión atraviesa un repunte desde hace algunas semanas, según los datos de fuentes oficiosas que este periódico pudo confirmar e incluso han sido reconocidas por el Instituto Armado de forma pública.
Sin necesidad de rótulos que informen sobre la hora de partida y el puerto de destino, estos indocumentados conocen dónde deben ocultarse para materializar la ‘fuga’ que todos planean. El Muelle de la Puntilla, por su accesibilidad a través de las escolleras de Poniente, centra gran parte de sus intentos por cruzar el Estrecho.
En este dique se amarra el buque dedicado al traslado de basura y bateas a la otra orilla, el barco que más garantías les ofrece a tenor de la cantidad de personas que, agazapadas, esperan un despiste para entrar en el barco. “Hace unos días sacamos a 15”, comentó un camionero a pie de atraque, quien lo considera por desgracia “el pan de cada día”.
Trepando por los cabos; en un hueco tras el motor de las bateas frigoríficas; en las ‘cunas’ adaptadas para los rollos de acero de la industria campogibraltareña; amoldándose al espacio que deja la caja de herramientas o manipulando la parte interior del fondo del contenedor son solo algunos de sus métodos de escape. “Si no los pillan a la entrada, lo hacen en la salida en Algeciras; pero claro, allí ya están en la península que es lo que ellos persiguen”, explicó otro conductor que se declara “harto” de quitarse de encima a estos aspirantes a polizón.
Mientras tanto, ¿qué hacen los cuerpos de seguridad? Lo que pueden, ya que la Policía Portuaria carece de medios para repeler a la muchedumbre, pero también de efectivos, al igual que la Guardia Civil, como pudo comprobar este diario. Decenas de personas “sin buenas intenciones”, indicó otro chófer quien reveló que tanto él como otros compañeros fueron amenazados con armas blancas. “El otro día quisieron tirarme aquella piedra”, aseguró apuntando a un roca de grandes dimensiones.

Ante las amenazas
De enfrentarse a un grupo numeroso de inmigrantes agresivos y armados, los policías portuarios podrían verse en apuros ya que no tienen ni chalecos antitrauma con el que poder protegerse de una agresión. La escasez de agentes en esta zona, déficit que comparte la Benemérita, tampoco facilita una intervención eficiente contra este frente, dispuesto a cualquier cosa por zarpar en dirección a la península.
Solo la labor coordinada de ambos cuerpos, en operativos en los que la Policía Portuaria ejerce como auxilio a la Guardia Civil, logra repeler el avance de estos extranjeros. La Policía Nacional, según trabajadores en la Puntilla, realiza batidas periódicas pero insuficientes. Este viernes sobre las 15:30 los camioneros, ante el “agobio” que suponía el acecho de estos indocumentados, dieron la voz de alerta que activó este dispositivo.        

Indocumentados acceden al Muelle, sin obstáculos, por delante del control

Un cartel da la bienvenida a quienes se dirigen al Muelle de la Puntilla: “Prohibido el paso sin autorización. Bajo sanción de 60.000 euros”. En ese mismo momento, como pudo comprobar El Faro, cuatro muchachos salían sin obstáculos de esta zona pasando por delante de los puestos de control. Minutos antes, formaban parte del grupo que quería colarse en el buque atracado junto a las dependencias de Amarradores y Prácticos. Profesionales que desarrollan su trabajo en el Puerto lamentaron que “campen a sus anchas” y apuntaron a la salida de vehículos junto a la Casa del Mar como otro de los resquicios que aprovechan para entrar, aunque menos usado por la proximidad del control fiscal de la Guardia Civil.