Categorías: Carta al director

Inmigración y sus consecuencias

Siempre existieron movimientos migratorios. Principalmente el hombre se mueve en busca de mejores condiciones de vida.

Es algo natural en lo que todos estaremos de acuerdo. Tras las muertes de subsaharianos en la frontera del Tarajal se ha abierto una polémica en nuestro país acerca del uso de material antidisturbio, de las llamadas concertinas o cuchillas que ponemos en las vallas metálicas, en definitiva una discusión acerca de la permisividad o no de la entrada a nuestro país de una u otra forma.
Unos se llaman a sí mismos “solidarios” y mantienen que debemos ser más flexibles con los controles de personas en la frontera. Otros sin embargo consideran que sólo se debe entrar en un país como el nuestro con todos los permisos necesarios. Mientras tanto, al parecer, miles de personas siguen intentándolo. ¿Qué los mueve? ¿Son las expectativas que tienen reales o son exageradas?
No cabe duda de que habrá tantas respuestas como inmigrantes existen, pero seguramente habrá una mayoría que lo que intente será mejorar sus condiciones de vida y la de los suyos. Al parecer las condiciones de vida en determinados lugares de la tierra no deben ser muy buenas. Y los habitantes de estos lugares, a pesar de todas las dificultades, que saben que van a encontrar, desean intentarlo. Parece claro, entonces, que nuestra forma de vida les es apetecible a muchos habitantes de la tierra que desean venir y disfrutar de ellas.  La pregunta siguiente es, en el hipotético caso de que seamos permisivos con la entrada a nuestro país o en Europa, para ser más exactos, ¿mantendríamos nuestras condiciones de vida igual de apetecibles?
En mi modesta opinión se trata de un problema económico, ya sé que decir esto está muy mal visto, la economía es una ciencia humana muy mal vista en Europa y aún más en la Europa católica, donde trabajar y ganar dinero aún está mal visto desde el siglo de oro. El primer impacto se produce en el mercado laboral, donde, lógicamente, si permitimos la entrada de inmigración sin poner trabas, aumentará la oferta de trabajo, mientras que la demanda permanecerá estable, esto tiene una consecuencia inmediata, que es la disminución del precio del trabajo, siempre hablando en grandes números. Además, los inmigrantes siempre están dispuestos a trabajar por menos que la persona que para llegar al mercado de trabajo no ha tenido que sufrir todas las adversidades que han pasado los inmigrantes. En cuanto a las condiciones de trabajo, es igual de evidente que se endurecerán, porque estos trabajadores están dispuestos a admitir peores condiciones, porque necesitan justificar la emigración.  Como el mercado siempre tiende al equilibrio, esto llevará a un nuevo precio de los salarios, a la baja. Lo que a un plazo más largo, abaratará los productos y obtendría un mayor crecimiento de nuestro PIB en un nuevo ciclo que habría igualado un poco las economías de países desarrollados y subdesarrollados. ¡Esto sí que sería solidaridad!
¿Pero realmente es de esta “solidaridad” de la que hablan todos aquellos a los que se les llena la boca con esta palabra? ¿Estarían dispuestos a reducir sus salarios y a hacer sacrificios en sus condiciones laborales con tal de ayudar a estas personas que lo único que quieren son mejores condiciones de vida? Si esto no es así entonces ¿de qué hablamos?  Al fin y al cabo de lo que hablamos es de la búsqueda de mejores condiciones de vida. ¿Existe algo más humano que esto? ¿Tenemos derecho a mantener nuestros privilegios económicos aún a sabiendas de que otros padecen penurias?
Por otro lado, están bien informados aquellos que vienen buscando un mundo mejor ¿o vienen a pesar de todo por motivos erróneos? ¿Existen otras formas de evitar este fenómeno? Por supuesto muchos dirán que el mercado no soluciona este problema, que debe ser el Estado el que se haga cargo de ello sin alterar las condiciones laborales. Pero ,¿es esto realista? El Estado sólo puede aumentar el gasto para subsanar este problema, y como se aumenta el gasto público, sólo hay dos formas, bien subo impuestos, bien endeudándose que al fin y a la postre es también subir impuestos.
Ya sé que dirán que entonces lo que tenemos que hacer es subir los impuestos, pero sólo a los ricos. ¿Hay suficientes ricos para esto? Seguramente no. Y además, ¿qué impedirá a los ricos llevarse su dinero a otro lado donde pague menos impuestos?
Además está la ley de rendimientos decrecientes: no por aumentar los impuestos vamos a recaudar más, salvo que aumente el PIB, pero esto es la pescadilla que se muerde la cola, ¿aumentará el PIB manteniendo el precio del trabajo a pesar de aumentar la oferta? ¿Aumentará el PIB con subidas de impuestos? Difícil.
Mientras han muerto unos cuantos seres humanos, nosotros discutimos sobre si material antidisturbios sí o no. ¡Demagogia!

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