La clase política nunca ha tenido una línea clara en torno a la inmigración. Lo que hoy es blanco, mañana es negro; lo que antes servía, ahora ya no... funcionan a golpe de impacto lo que termina traduciéndose en fracaso tras fracaso.
Aquí en Ceuta hemos pasado de épocas en las que la presión era tal que ni se sabía la cantidad de inmigrantes que había en los campamentos de Calamocarro. Atrapados en ese desbarajuste imagínense la cantidad de tropelías que pudieron cometerse. Después se pasó a una época, con el CETI ya operativo, en la que la inmigración era prácticamente inexistente. La ruta Canarias había hecho que las vallas de Ceuta y Melilla no fueran atractivas y hasta determinado mandatario político llegó a lamentar que no existiera esa presión porque había que rentabilizar el CETI. ¿Se imaginan un centro funcionando, con todas las nóminas que de él dependen, sin inmigrantes? Ya hubo quien se lo imaginó por usted.
La relativa tranquilidad que se vivía en materia migratoria se rompió con la herida abierta tras el 6-F, lo que llevó a que el Ministerio de Interior empezara a ofrecer una serie de explicaciones que no han hecho sino crear mayor confusión sobre este asunto. Si esto es factible, si puede generarse confusión, es porque nunca ha existido una línea clara de acción que proteja a los inmigrantes y a las fuerzas de seguridad, que son, en definitiva, los dos grupos que están abandonados en unas fronteras tercermundistas de las que solo se acuerdan las instituciones cuando se les abofetea como ocurrió el pasado 6 de febrero.
Ahora un grupo de juristas ha denunciado que el concepto de frontera usado por Interior no está avalado jurídicamente. “No existe ningún tipo de norma jurídica que ortorgue cobertura legal a un concepto de frontera que pueda ser determinado de forma caprichosa... no es jurídicamente defendible la tesis de que el Gobierno pueda modificar a su libre albedrío, mediante decisión ‘libre y soberana’, los límites del territorio nacional. Carece de cualquier cobertura legal la ficción en que se basa este concepto operativo de frontera”, denuncian los juristas.
Que lo digan ellos viene a dar más fuerza a un pensamiento genérico que cualquiera de nosotros pudiera tener. La lógica escapó de cualquier tratamiento dado a este asunto. Pero además, lo grave es que esa falta de lógica lleva dominando todo lo que tiene que ver con la inmigración desde hace años.
Las fronteras no se visibilizan al interés del Gobierno, como las formas de actuación no se varían según el miedo que impere en una Casa Cuartel. Tristemente es lo que tenemos.