La llegada del mes sagrado de Ramadán, cuyo inicio se producirá este martes, no afectará a la actividad del comercio atípico que, por primera vez, continuará a lo largo de esta festividad del calendario musulmán con total normalidad. La actividad comercial a través del paso transfronterizo tan solo se suspenderá el miércoles 5, al igual que en los centros escolares, y el jueves 6 de junio con motivo del fin de la misma. Según la información ofrecida por la Delegación del Gobierno, el calendario del porteo hasta el mes de julio, inclusive, tan solo registra tres festivos que, además de los dos mencionados, incluye el jueves 13 de junio con motivo de la festividad local de San Antonio, que será día no laboral.
Será la primera vez que el Ramadán no abra un enorme paréntesis sin actividad transfronteriza. Los quince días de suspensión que se habilitaron el pasado año conllevaron un caudal de quejas por parte de los empresarios del Tarajal que alegaban permanecer durante un largo período de tiempo “con los brazos cruzados”. Las comunidades de los polígonos acusaban a las autoridades españolas y marroquíes de “castigarles” y lanzaban un mensaje a la por entonces recién aterrizada Administración socialista para les de diese un nuevo rumbo a la situación.
Demanda de la que se ha hecho eco la sede de la plaza de los Reyes que ha decidido acordar con Marruecos un calendario más ajustado, apostando así por no provocar más ‘sangre’ entre las comunidades del Tarajal donde sus comerciantes han reiterado en innumerables ocasiones el constante goteo de las pérdidas que padecen.
Entrar a Ceuta, una odisea
El inicio del Ramadán también se ha traducido durante los últimos días en un soplo de aire fresco para el tejido comercial de la ciudad. Un aspecto positivo para algunos que recibían un pequeño haz de luz después del crudo invierno de ventas, pero no tanto para otros, que se las veían y se las deseaban para poder acceder a Ceuta y realizar esas compras horas antes del primer ayuno.
Colas kilométricas, horas de espera, cientos de coches en fila, mujeres a pie de carretera, otros sorteando los vehículos a través de los promontorios montañosos.... era la imagen con la que este lunes amanecía, y se extendía a lo largo de la jornada, el otro lado de la frontera, en la zona del país vecino.
Aunque la jornada se sucedió con tranquilidad y sin altercados, fue la cara más amarga previa al inicio de esta festividad que ponía fin a esa tranquilidad a la que los ciudadanos y, sobre todo los conductores, ya se habían acostumbrado.
Ciudadanos del país vecino aprovechaban esas últimas horas para rematar sus compras, pero en ese atasco, que se cifraba en horas para acceder a Ceuta, no fueron los únicos afectados. Los coches-patera apenas pudieron realizar este lunes el mínimo de pases diarios y algunos apostaban por permanecer en Ceuta hasta que el lado marroquí se aliviase. El avance era muy lento. Horas y horas de retención y mucha presencia de las fuerzas de seguridad marroquíes para evitar altercados. Tampoco fueron inmunes a este caos porteadoras o trabajadoras del hogar que debían sortear un hueco en el que colarse y avanzar entre la masificación de vehículos y personas.
La salida desde Ceuta, sin embargo, fue mucho más liviana. La nacional 352 registró un tráfico fluido, y el embolsamiento, aunque con un repunte en la media diaria de vehículos, tampoco se vio sobrepasado