Volvemos a las formas. Al insulto enlatado. No tienen remedio. Ingesa enviaba ayer a los medios de comunicación un vídeo -que ya parece hasta promocional- de su responsable, Jesús Lopera, hablando de lo que considera relevante en torno a la pandemia. Un vídeo grabado y escupido a los medios de comunicación, en el que habla de lo que quiere y lo cuenta como quiere. No podemos preguntar, tampoco podemos intervenir. Ingesa vuelve al mismo error y aplica la política dictatorial del NODO, remitiéndonos un nuevo capítulo de ‘Hola, soy Lopera y estoy aquí para contarles mi libro’.
Con estos mimbres tenemos que pelear a diario, con esta política desinformativa provocada por el Ingesa y permitida, como contaba el otro día, por la Delegación del Gobierno. Transparencia, inexistente. Cuentos, todos los que quieran y más. Esta es la carta de presentación con la que nos encontramos en plena pandemia y con mucho que preguntar.
Con el vídeo NODO de Ingesa hemos topado, así que no podemos saber nada sobre cómo le ha sentado la vacuna a Lopera, qué piensa de las peticiones de cese, por qué no dimite o qué criterios siguen para hablar de muertos covid y no muertos covid. Esas son algunas preguntas pero hay más. Pero no, no podemos preguntar. Lopera aparece en el vídeo promocional de Ingesa para advertirnos de que puede llegar otra ola y recomendarnos que cuidemos de las normas y consejos. Eso ya lo hace la Ciudad Autónoma con sus anuncios, y eso ya lo hace la responsabilidad de quienes sí cumplimos frente a los que no. Lopera no tiene que ejercer de médico de cabecera que te da la regañina para que seas buen paciente, Lopera tiene que ejercer como responsable político de una dirección en la que ha sido colocado y en la que debe promover una política de puertas abiertas, siendo claro y enfrentándose a los medios. Si no le gusta la prensa no es nuestro problema. El problema lo tiene él porque no ha asumido las exigencias de un cargo público y el deber que, en plena pandemia, tiene de atender a quienes, le guste o no, representan uno de los escasos vehículos transmisores con la sociedad. No creo que las circunstancias cambien, la soberbia se ha adueñado de una administración que se ríe así del ciudadano.