“El Ingesa perdió los efectos personales de mi madre. Yo sé que está perdido ya porque nadie me dice nada. Nadie sabe nada. Nos dicen que si queremos que presentemos una queja con las correspondientes facturas. No es por el valor material, pero era su vestido, sus zapatillas y sus gafas. Eran de mi madre. Quiero recuperarlo, sobre todo por el valor sentimental”, confiesa como puede por la emoción Inma Rodríguez.
Su madre, Encarnación Bermúdez López, murió el jueves 10 de septiembre sobre las 22:45 horas a sus 89 años. La familia Rodríguez Bermúdez perdía a su puntal: ‘Encarni’, la octava víctima del COVID-19. “No es porque sea mi madre, pero es que es verdad que era muy buena con todo el mundo. Ha sido siempre el puntal de la familia y en los peores momentos nos animaba a todos a seguir. Incluso hasta el último momento estuvo pendiente de todos”, lamentaba su hija por aquel entonces para El Faro.
Su indignación, además del desconsuelo que aún le acompaña a diario, es ahora por no poder tener los últimos efectos personales que su madre tuvo en vida hasta que ingresó en el clínico de Loma Colmenar el pasado 2 de septiembre.
Por aquellos días estaba indignada porque nadie de Ingesa le informaba del estado de salud de su madre, pero tras un mes “si te contara la de problemas que hemos tenido...”, reconoce.
“Además de que los efectos personales de mi madre desaparecieron y nadie sabe nada, desde el aislamiento todo ha sido un caos. Prevención nos daba el alta en una fecha y Sanidad en otra. Yo no estaba en la lista de contactos estrechos de mi madre. Me llamaban a mí pero para preguntar por mi marido y mi hijo, pero de mí no sabían nada”, relató Inma.
Descontrol también con el alta hospitalaria. “Nos querían dar el alta antes de los 14 días desde que murió mi madre. Fui yo la que les tuve que comunicar que nos hicieron las pruebas, que hasta tuvimos que decir mentiras para que nos la hicieran, y dimos positivo mi hijo y yo, y ahí la cuarentena volvió a empezar. Era todo un desastre. Hemos estado confinados todo el mes. La organización del Ingesa la verdad que ha sido un caos. Así no me extraña que los positivos sigan en ascenso”, continuó.
Pese a todo, el corazón de una madre no se olvida. Una mujer inteligente, fuerte, luchadora, cuyas amarguras nunca se reflejaron en su rostro pues “nunca perdió la sonrisa”. Así recordará Inma a su madre a pesar de su enfado y su duelo.
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