La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) sigue esperando más documentación de la Ciudad Autónoma para poder rematar el informe que certifique que el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Ceuta se adecua al Plan de Prevención de Riesgos de Inundaciones, según han informado fuentes del organismo responsable de la gestión del agua.
Sin ese dictamen el Ejecutivo local no puede cerrar la Memoria Ambiental del documento para darlo por finiquitado y terminar su tramitación ante el Ministerio de Transición Ecológica para llevarlo a aprobación al Pleno y someterlo a la consideración del de Fomento, competente para darle luz verde de forma definitiva.
Aunque tanto la CHG como la Ciudad aseguran que el trabajo se está realizando en un ambiente de total colaboración, la aprobación del nuevo PGOU lleva un año y medio atascada en este punto.
El proceso arrancó en julio de 2019 con una primera comunicación de la Ciudad que advirtió a la CHG que la documentación que obraba en su poder para emitir el informe sectorial estaba “obsoleta”. El Gobierno de Ceuta envió las subsanaciones el 23 del mismo mes, cuando se inició “una constante comunicación con los técnicos del Ejecutivo con el fin de agilizar la tramitación de la documentación”.En mayo del año pasado la CHG lamentó que la aportada seguía “sin cumplir con los requisitos mínimos indispensables para poder emitir un informe favorable en cuestiones tan preocupantes como son los riesgos de inundación y los estudios sobre la red hidrográfica”.
La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Ciudad Autónoma celebraron en diciembre del año pasado una reunión de alto nivel con sus máximos responsables, Joaquín Paez y Juan Vivas, a la cabeza a modo de “recopilación y puesta en común” para intentar acelerar los trabajos y poder “tramitar favorablemente el documento del Plan General de Ordenación Urbana en beneficio de los ceutíes”.
Nunca se va completar el PGOU.
Le darán mil vueltas y otras tantas historias. Nadie va a firmar porque si no tendrán que derribar varios cientos de casas ilegales.
Y todos sabemos que en esta ciudad hay dos clases: los tontos que pagan un hipoteca a 30 años para comprar una segundo sin apenas luz y con pocos metros cuadrados; y los listos que construyen y amplían sus casas hasta el infinito con mano de obra ilegal, sin permisos, en una terreno que no es suyo y por dos duros.