La inflación a nivel mundial sigue creciendo y la receta que se está implementando para solucionar el problema, es en base a incrementar el tipo de interés que se está demostrando como ineficaz generando otro tipo de efectos adversos que ahora expondré.
Este es uno de los efectos perniciosos de la pandemia con el cierre de las actividades económicas desde la primera a la cuarta ola, generando la desaparición de muchas pymes, que además de vertebrar el sistema económico español, son un elemento de inestimable valor en la cadena de producción puesto que son la base de los productos intermedios que vendiéndose a otras empresas alimentan los productos finales.
El aumento del tipo de interés genera un estrangulamiento de esas microempresas con muchos problemas de acceso a la financiación, y por lo tanto, dificulta que estas cumplan con su función de alimentar la cadena productiva, produciéndose después de la pandemia un efecto un tanto sorprendente que se ha tornado como perjudicial para la economía. Dado que las familias estaban confinadas no pudieron gastar, eso aumentó los ahorros y la renta disponible, pero la falta de oferta disponible combinado con un inesperado aumento de la demanda sesgó al alza la inflación por falta de oferta, y el consiguiente aumento de los precios. Y es esa precisamente la clave el desconocimiento por parte de los Bancos Centrales y del Banco Central Europeo como máxima autoridad monetaria en la zona euro, que el problema reside en la falta de oferta, pudiéndose remediar con una inundación de bienes y servicios públicos y privados, generando un ambiente económico estable, una estabilidad jurídica y un respaldo en la financiación que ahora mismo no existe.