En las últimas predicciones de la evolución del desempleo en España que hicimos, los modelos estimaban que en el mes de abril de 2022 estaríamos en torno a los 3 millones de desempleados, con una importante bajada respecto al mes anterior. Y estas predicciones se daban con un modelo bastante robusto, que tendía a la estabilización. El resultado final ha sido que el paro registrado ha bajado en 86.260 personas, que lo ha hecho situarse en 3.022.503 personas, el nivel más bajo en un mes de abril desde 2008. Esto supone un descenso interanual de 888.125 personas (22,7%). Si analizamos la situación por sectores, en todos ellos se produce una reducción similar.
El contrapunto a lo anterior es que ya hay más de 20 millones de personas afiliadas a la Seguridad Social, lo que ha supuesto que la creación de empleo sea casi generalizada en todos los sectores, aunque sobresale la hostelería, la cual mejorará en los próximos meses, conforme se acerquen las vacaciones de verano. Lo sorprendente de esta situación es que el 48,2% de los contratos firmados en abril han sido indefinidos. Como califican algunos de los más serios medios de comunicación, estamos ante un éxito indiscutible del actual gobierno progresista de España. Éxito que será más visible, conforme se avance en las inversiones de los fondos europeos de la Next Generation y se vayan poniendo en marcha las últimas medidas para combatir la subida de los precios de la energía y las consecuencias de la guerra de Ucrania.
No obstante, los datos de inflación son preocupantes. En concreto, de marzo de 2021 a marzo de 2022, el Instituto Nacional de Estadística calcula una variación del Índice de Precios de Consumo del 9,8%. Evidentemente, no es una situación exclusiva de nuestro país. Se está dando a nivel internacional. Fundamentalmente, la guerra de Ucrania y la escasez de materias primas son las culpables. Pero también los compromisos internacionales para combatir el cambio climático. Todo ayuda.
Como ya expliqué en un artículo anterior, en noviembre de 1958, el economista Wiliam Philips, publicaba su artículo “La relación entre el desempleo y la tasa de variación de los salarios monetarios en el Reino Único, 1861-1957”, en el que estableció que durante ese periodo de estudio se había producido una correlación negativa entre la tasa de desempleo y la variación de los salarios en la economía británica. A partir de ahí se consolidó la teoría de la existencia de un vínculo entre inflación y desempleo, de forma que cuando el desempleo era bajo, la inflación tendía a ser alta y al contrario. Todo esto se producía en el corto plazo, pues estudios posteriores mostraron que esta relación era inestable y poco sistemática a largo plazo. Una situación parecida se está produciendo en este momento, pero con más virulencia, por causas externas derivadas de la guerra de Ucrania que ayudan sobremanera al efecto descubierto por Philips.
Entre las causas teóricas de esta situación, se explicaba que a corto plazo, la inflación puede provocar un aumento de la producción y el empleo a consecuencia de un efecto denominado “ilusión monetaria”. Sin embargo, esta especie de ilusión desaparece a largo plazo, por lo que esta relación inversa entre inflación y desempleo deja de existir.
Es evidente que en nuestro país se ha producido un cambio espectacular en las relaciones laborales. Pese a la pandemia y pese a los efectos de la guerra de Ucrania, se está consiguiendo una reducción del desempleo muy importante, además de una estabilidad en el mismo. También es cierto que la inflación está afectando a muchas familias indefensas. Pero las medidas para combatir estos efectos están en marcha. Y la creencia que existió en los años sesenta del pasado siglo de que la inflación era necesaria para mantener bajas tasas de desempleo, no fue más que un espejismo. Como se ha demostrado con los países que han tenido alta inflación y alto desempleo (estanflación), esta aparentemente sencilla relación de la Curva de Philips, no tiene por que ser así.
En nuestro caso, pese a los discursos catastrofistas de algunos, considero que la situación va por buen camino y mejorará en los próximos meses. Es lo que dicen los modelos econométricos. También lo que, lógicamente sucederá, tras comprobar que se han puesto en marcha todas las medidas necesarias para proteger a los más desfavorecidos.