Los casos de muerte repentina en adultos jóvenes de Ceuta hacen que nos preguntemos a qué se deben. Cada vez es más común observar casos de infartos en personas jóvenes, siendo el estilo de vida el principal responsable, marcado por el sedentarismo y hábitos poco saludables.
Aunque la genética también juega un papel en algunos casos, desde la infancia se acumulan grasas, colesterol y otras sustancias dañinas en las arterias, dando lugar a la 'aterosclerosis'.
El doctor Alfonso Valle Muñoz, cardiólogo en el Hospital La Salud de Valencia, explica a Europa Press que un infarto ocurre cuando se produce una brusca interrupción del flujo sanguíneo hacia el corazón debido al bloqueo de una de las arterias que suministran sangre al músculo cardíaco. Advierte que cada media hora sin flujo sanguíneo, un 7 por ciento del músculo cardíaco puede morir, con consecuencias potencialmente graves.
A pesar de que los infartos son más frecuentes en hombres a partir de los 45-50 años y en mujeres después de la menopausia, el doctor Valle destaca un aumento de estos eventos en personas jóvenes en los últimos años. Factores como la falta de ejercicio, una dieta poco saludable y el colapso del sistema sanitario durante la pandemia de COVID-19 podrían estar contribuyendo a este incremento.
El cardiólogo subraya la importancia de la prevención mediante un estilo de vida saludable, dieta mediterránea y ejercicio físico. Advierte que muchos infartos podrían prevenirse y destaca que aproximadamente uno de cada tres españoles tiene al menos dos factores de riesgo cardiovascular. Además, sugiere que la falta de control durante la pandemia podría estar contribuyendo a una mayor mortalidad por infartos en personas jóvenes.
Respecto a los síntomas de infarto, el doctor Valle señala que, en general, son similares en personas jóvenes y adultas, manifestándose como un dolor opresivo en el pecho que puede irradiar hacia el cuello o el hombro. En mujeres, los síntomas pueden ser menos típicos, con un dolor más larvado y una menor intensidad, lo que a veces dificulta su reconocimiento.
El deporte emerge como un factor protector contra los infartos, pero se destaca la importancia de realizarlo con precaución, especialmente en deportes de intensidad alta. El especialista sugiere la realización de pruebas de esfuerzo en personas de mediana edad antes de participar en actividades extremas, como los ultra maratones.
Finalmente, el doctor Valle aclara que la vacunación contra la COVID-19 no se asocia con un aumento de infartos, aunque reconoce que al inicio de la pandemia, la infección por COVID-19 grave estaba vinculada a la formación de trombos que podían dar lugar a infartos.
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