Con estos calificativos define la oposición al gobierno popular. Todo un resumen que evidencia la profundidad y alcance de la alternativa política que defienden. Un alarde del entendimiento social y democrático que tienen de un gobierno legítimamente elegido con mayoría absoluta. Todo esto, además, lo hacen con el rigor de una supuesta carta a los Reyes Magos, banalizando por un lado la política, y por otro menospreciando la ilusión de los niños, y de paso levantando la perdiz a los más avispados.
El decálogo de peticiones que los Jóvenes Caballas realizan no tiene desperdicio. Indica que por lo menos le han dedicado diez minutos a realizarlo. Parece un manifiesto decimonónico elaborado por sindicalistas en la puerta de una fábrica.
En su punto uno, la dimisión en bloque del gobierno, ya anuncia su intención de quemar todo y comenzar de nuevo. Nada se conserva, nada de lo anterior es válido. Toda una muestra de ceguera y rencor.
En su punto dos, proponen un plan de choque contra el paro juvenil. Lo de “choque” reafirma, por supuesto, su aguerrido e incendiario lenguaje. Lo que no explica es en que consiste ese plan. Claro está que es una petición a la magia y por eso no hace falta especificar nada.
En su punto tres, solicitan políticas verdes, formación profesional, marca Ceuta, industria y turismo. O sea, que no han leído ni un solo folio sobre legislación medioambiental, ni el coste de las políticas verdes, ni las competencias sobre educación ni su nueva ley, ni la incompatibilidad de industrias con las características de Ceuta.
En su punto seis, piden una política fiscal más justa. Eso sí, basan esa justicia solicitando que los que tienen más paguen más. Y digo yo ¿Quién les ha dicho a ellos que este sistema es justo? ¿No sería más justo que quien haga más uso de un servicio, pague más?
En sus puntos 7,8,9 piden que se realicen más gastos para fomentar instituciones que en su no muy lejano pasado fueron objeto de escándalos por el coste y el destino de sus fondos.
Esperemos que esta insulsa pero mediática epístola quede ahí. Aunque todavía pueden enviar un mail a Harry Potter, solicitar la intervención de los ejércitos de la Tierra Media, o pedir amparo a los Hobbits.
Existen muchas formas de hacer oposición, de eso saben mucho una enorme cantidad de militantes de los populares de Ceuta, pero ninguna de ellas pasa por cartas de reyes magos, declaraciones insultantes, o posados fotográficos de autocomplacencia.
Vuelvo a insistir en que España necesita una oposición seria, constructiva, que proponga alternativas reales y no titulares vacíos de contenido. Para hacer oposición no basta con una cara amable, una lengua achispada y haberse leído el “Pravda” del momento. Hay que leer informes técnicos hasta el aburrimiento, meditarlos el tiempo necesario, recibir con humildad las opiniones de todos, y entonces proponer alternativas, si es que las hay.