Indulto real

La NOG “Touche pas à mon enfant”(No toques a mi niño), estima que más de 26000 niños son violados en el reino hachemita. Una gran parte de estos delitos son cometidos por redes de pedófilos que se mueven en el ambiente de la jet set de Marrakech. Unas redes que tienen tentáculos muy importantes en la sociedad marroquí.
El indulto al pederasta español condenado a 30 años de cárcel por once delitos sexuales, ha provocado manifestaciones en diversos puntos de Marruecos. La sociedad marroquí ha dicho NO a estos tipos de indultos inasumibles por cualquier persona –independientemente de su credo o nacionalidad- y esta respuesta de indignación ha servido para que el propio rey de Marruecos, Mohamed VI, pida explicaciones a los responsables de dicha tramitación.
La sociedad marroquí ha demostrado que no está dispuesta a permanecer muda a los excesos de los gobernantes y que pedófilos y turistas sexuales no estarán a salvo en el Reino de Marruecos. Unos turistas que como el pederasta, presumía “que en Marruecos todo se compra con dinero”.
El pedófilo ha sido detenido en España, después de que el Rey de Marruecos dejara el indulto sin efecto y pidiera a las Autoridades Españolas la detención.
Ha vuelto a perder la libertad, pero las condiciones de vida del penado han mejorado considerablemente. Hoy es un pedófilo más feliz.
Por otro lado, están los españoles detenidos por tráfico de drogas. Parece que estos no están muy cómodos en las prisiones del Reino de Marruecos y piden a las autoridades españolas que hagan esfuerzos para retornar a España o ser indultados.
Un derecho que piden y exigen y, que en muchas ocasiones, cuentan con el respaldo de medios de comunicación y de ciudadanos que ven los programas sobre las condiciones de las cárceles de Marruecos. Cárceles con malas instalaciones, mala comida y muy hacinadas.
Esos programas sólo emiten el estado de las cárceles no la situación de las familias o las personas que padecieron el delito. Es fácil compadecerse del delincuente cuando no eres la víctima o se ve o escucha a la víctima.
Las cárceles de Marruecos no son el paraíso, pero cuando estas personas deciden traficar con drogas  conocen que las cárceles son incomodas, pero el dinero que van a ganar es muy tentador como para quitarle las ganas de “bajar al moro” para llenar sus cuentas corrientes.
Decía, que por un lado están los detenidos por tráfico de drogas y, por otro, que todavía no hemos hablado, están las madres y familiares de las miles de familias que sufren las consecuencias del tráfico de drogas.
Estas madres y familiares pensarán de forma muy distinta.
Intereses contrapuestos, por un lado, los delincuentes, por otro, la gente honrada que sufre las consecuencias de estos delitos. Los responsables de conceder indultos – Reyes o Gobiernos – deben valorar que las penas impuestas por los jueces están para cumplirse y que los indultos deben darse por circunstancias muy especiales, que no causen daño o menosprecio a las víctimas de los delitos, porque las víctimas no son resarcidas sobre todo en los delitos donde han perdido la vida o han sufrido delitos sexuales.
Los indultos parecen que han pasado de ser hechos aislados que causan buenas sensaciones en la sociedad, porque dejan una puerta abierta para resolver situaciones muy especiales; a ser instrumentos en manos de personas que por intereses muy politizados dejan en libertad a personas que debían cumplir sus penas íntegramente por el daño irreparable que hicieron a personas y la sociedad.
Pasa en España y también en Marruecos. Parece que no somos tan distintos.