Los dueños de las pescaderías del Mercado Central están cansados. No se sienten apoyados por el Gobierno Local y todos coinciden en que las ventas han bajado en general en Ceuta, pero en verano, mucho más.
Lo que iba a ser una noticia sobre la bajada de ventas del pescado en los meses de verano se ha convertido en un reportaje repleto de indignación por parte de los pescaderos.
En cuanto a las ventas, Abdeselam Bumedian, dueño de la primera pescadería que se encuentra al bajar al mercado, reconoce que en verano las ventas descienden considerablemente.
Y, aunque en verano se come más “pescaíto”, es en los bares donde se consume. Son los negocios de restauración los que compensan esa bajada de compra por parte de los clientes particulares.
Según Abdeselam, el volumen de ventas respecto a invierno se ha reducido a la mitad. Normalmente la cantidad de pescado comprada por el cliente es de 2 a 3 kilos, en verano se reduce a 1 o kilo y medio.
También habla del daño que el turismo que queda en la Península y Marruecos hace en la ciudad. “Entra menos pescado en Ceuta, se queda ahí. Como esto es pequeño, no hay tanto turismo”.
Con la llegada de los feriantes confían en aumentar las ventas. “Ahora mira, dos gatos hay en la plaza”, añade.
En cuanto al pescado más vendido en estas fechas están las sardinas, los boquerones y los calamares, y tras ellos, los bonitos.
Alejandro Borrego, al frente de la pescadería con su nombre, quiere hacer una queja pública respecto al aparcamiento (inexistente) para los clientes del mercado.
Este empresario no entiende cómo no se ha facilitado todavía un espacio a los clientes para que puedan venir a hacer sus compras y llenar los coches.
“Había un pasillo abajo que tenía dos aparcamientos de motos. Hace dos veranos los quitaron porque los niños que venían a hacer vela no podían pasar, porque claro, no podían ir ordenados. Somos la última mierda”.
Según Borrego, todo son impedimentos en el mercado central. “Esto ha sido siempre un negocio, no para derrochar, pero sí para vivir bien. Ahora cualquiera colocado Amgevicesa está cobrando más que nosotros”.
Borrego cuenta que por las tardes reparte con la furgoneta para poder aumentar ventas. “Yo con 18 años me compré mi Volkswagen Polo, ahora eso es imposible”.
“Pensamos que quieren quitar el mercado de en medio. Tú me das un sueldo de 1.200-1.300 euros con sus pagas extraordinarias y yo me voy ahora mismo”, confiesa.
César Ruiz, cliente habitual, también hace una llamada particular. “Pienso que el Mercado Central debe ser incentivado con ganas porque, independientemente del buen producto que se ofrece, es el corazón de la ciudad”.
También pide que “se debería cuidar más” y prestar mayor atención.
El empresario más joven del mercado, Suliman Bumedian, denuncia la situación por la que están pasando los pescadores ceutíes.
“La frontera debería de abrirse ya porque estamos hartos de comprar pescado de la Península y tener que venderlo aquí a un precio desorbitado. Se compra a un precio más barato en Marruecos, lo suben a Algeciras, de Algeciras a Málaga y ya a Ceuta”, explica.
Esta situación obliga a los vendedores a elevar el precio del pescado. “Ya no tenemos las mismas ventas y el mercado está vacío. Todo está relacionado con el cierre de la frontera” a ese tránsito comercial.
Los pequeños negocios “están sufriendo” y quieren volver a la normalidad de años atrás en los que el pescado procedía directamente de Marruecos y podían ofrecer a los clientes precios mucho más económicos.
Son los mayoristas los que pueden permitirse traer palés de 4.000-5.000 euros a Ceuta y vendérnoslo a nosotros y al público los que ganan. “¿Quién sufre? Nosotros, los minoristas. Por eso es tan importante decir en voz alta la importancia de que abran la frontera”.
Todos los pescaderos coinciden en que los clientes deben conocer la realidad de la situación y saber por qué los precios del pescado han aumentado los últimos años.
Por último, el dueño de la pescadería P-9, Carlos Ramírez, quiere formar parte de esta lluvia de quejas constructivas rodeadas de un ambiente cargado de indignación.
“El encargado de distribuir los puestos del mercado se lo ha cargado completamente. Las pescaderías no están uniformes, están divididas en dos partes y eso ha sido un fracaso total. Debería ser un circuito cerrado”.
Antes, las pescaderías estaban organizadas en dos alas, una enfrente de la otra. Ahora son dos alas totalmente divididas. “Enfrente de una pescadería tienes la fruta, lo mismo encuentras una tienda de ropa que otra pescadería, y dices, ¿esto qué es?”.
Además, no se ha cortado un pelo en mostrar su rechazo a las macro pescaderías ubicadas en el Mercado Central que, según Ramírez, perjudican a las pescaderías vecinas con menos terreno y variedad.
“Las macro pescaderías nos hunden. Lo habitual es que uno tenga gambas, otro almejas, pescado de corte, y así todos comemos. Pero, si encuentras un sitio que tiene todo eso en el mismo espacio, la gente se va a llevar tres o cuatro cosas de allí y hasta luego”, comenta.
Ramírez es el único en Ceuta que se provee a sí mismo de pescado. Es pescadero y pescador profesional. Es patrón y tiene trabajadores a su cargo.
Aunque la variedad de pescado no pueda afectarle personalmente, muestra su indignación por la situación por la que las pescaderías se están viendo superadas.
Cada uno de los pescaderos que ha querido levantar la voz en este escrito mostraba una indignación propia de alguien que está cansado de no recibir apoyos y no sentirse arropado por quienes deben incentivar este lugar.
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