El indecente minuto de silencio

La Presidencia de la Ciudad convoca este miércoles un minuto de silencio a las puertas del Ayuntamiento para poner de manifiesto, en nombre de todos los ceutíes, “nuestro más profundo dolor por las personas, jóvenes y adolescentes, en su mayoría, que pierden la vida en su intento de llegar a nado a nuestra ciudad”.

Este es el mensaje que traslada el gabinete de prensa después de que el alcalde haya oído a los grupos políticos en el ejemplo más claro de la absoluta hipocresía e indecencia de quienes etiquetan a los muertos a conveniencia.

Sí, ustedes lo hacen, les importan estos muertos de ahora, pero han callado con los más de cien que llevamos enterrados. No tienen vergüenza, no la tienen porque buscan la foto, el minuto, la imagen, ¿para qué?

El alcalde hace tiempo que parece un verso suelto de una oenegé, pero disfrazado de dirigente popular. Este alcalde que ahora saldrá a poner cara de pena por los muertos que han llegado a nuestras fronteras es el mismo alcalde que lleva todos estos años sabiendo que mueren en el mar o en la valla, pero no ha movido un dedo para disponer de infraestructuras en las que poder mantener sus cuerpos para identificarlos. No lo ha hecho él como mandamás, pero tampoco ha preocupado a las demás formaciones políticas que hoy protagonizarán la foto de un lamento oportunista.

Desde finales de los 90 mueren. Lo han hecho desangrados en la valla, ahogados, hundidos por delincuentes en pateras o, como sucedió en el 98, ahorcándose por miedo a ser expulsada estando embarazada. Ustedes igual no se acuerdan de aquella chica, yo sí. Y aún intento asimilar qué miedo tuvo que pasar para hacer lo que hizo. Todo esto ha pasado en Ceuta, y ha ocurrido en un escenario de caos.

Hay padres que no pueden cruzar la frontera para hacerse las pruebas que verifiquen que quien ha muerto es su hijo porque no tienen visado. A ninguno de estos políticos se le ha ocurrido facilitar esos trámites, permiten que pasen unas horas. ¿Y saben qué ha pasado? Que aquí hace unos meses se enterró a un niño como el que ahora ha sido encontrado cerca del Desnarigado sin que su padre y su madre pudieran verlo ni pudieran demostrar que era su hijo. Ese niño está registrado como ‘varón, sin identificar’, pero tenía un nombre y una identidad.

Ustedes, los que ahora se hacen la foto, pudieron pelear para conseguir trámites que son sencillos. No lo hicieron porque no les interesa saber qué pasa.

Tampoco les importa que no tengamos congeladores para guardar los cuerpos un tiempo mínimo con todas las garantías, facilitando así identificaciones. Aquí hemos enterrado cuerpos y a los dos días han logrado llegar familiares. ¿Saben qué pasó? No pudieron enterrarlos en sus países y esas madres se quedaron llorando sin ver los cuerpos de sus hijos.

Cambiar todo esto es tener empatía y es dar ejemplo de que nos importan esas personas que mueren. Lo demás es política, y hablando de muertos, es absolutamente indecente.