Esta semana hemos sufrido un importante incendio forestal en el Monte Hacho. Las consecuencias podrían haber sido mucho mayores si no llega a ser por la rápida y eficaz intervención del cuerpo de bomberos y del resto de personal que se movilizó para sofocar el fuego y evitar que se propagara a otros puntos del mítico promontorio. En total se han quemado cerca de dos hectáreas de una vaguada colindante con el camino de Ronda y la cala de la Torrecilla, más conocida como playa del Desnarigado o de la Pota. Este sendero histórico fue trazado en 1719 para unir los distintos elementos fortificados destinados a la defensa y vigilancia del perímetro costero del Monte Hacho. Todos estos bienes culturales fueron integrados en un conjunto histórico, denominado fortificaciones del recinto del Hacho, que fue declarado Bien de Interés Cultural en 1997. Si bien el camino de ronda fue objeto de una intervención de restauración hace una década por iniciativa del Área de Fomento de la Delegación del Gobierno, la serie de baterías y fortines que enlaza el camino de ronda, entre los cabe citar al fuerte de la Palmera, el del Quemadero o el del Sarchal continúan en el más absoluto abandono u ocupados de forma ilegal. Ni siquiera las autoridades han sido capaces de ponerse de acuerdo para acometer la consolidación y restauración de urgencia del muro oriental que cierra la cala del Desnarigado, a pesar del serio peligro que supone su pésimo de conservación para las personas que transitan por este lugar.
La dejadez de las autoridades competentes respecto a la conservación de la riqueza patrimonial del Monte Hacho resulta evidente. Desde la declaración de los dos conjuntos históricos localizados en el Hacho –el referido del recinto y de la ciudadela-fortaleza- el Ayuntamiento de Ceuta tiene pendiente la obligación de redactar los perceptivos planes especiales de protección que establezcan los usos públicos permitidos en los edificios y espacios afectados por la declaración de ambos Bienes de Interés Cultural. Han pasado veinticinco años y todavía estamos esperando a su aprobación y no será porque no se lo hayamos estado recordando desde nuestra entidad desde hace más de veinte años. Con estos antecedentes queda en evidencia que a este Ayuntamiento le ha importado un bledo la protección y recuperación de una joya natural y cultural como es el Monte Hacho.
Otros veinte años lleva también declarados los acantilados del Hacho y su borde litoral como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) y Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) que hace algunos años fueron integradas en la Red Natura 2000 de la Unión Europea. Ambas declaraciones obligaban a la Ciudad Autónoma de Ceuta a redactar y aprobar los PORNG (Planes de Ordenación del Recursos Naturales). No se ha hecho todavía absolutamente nada, sin que ni siquiera les haya conmovido la advertencia hecha por las autoridades comunitarias sobre el riesgo de sanciones si no aprueban estos planes de gestión de los espacios naturales protegidos en el territorio ceutí. Por nuestra parte, y como explicamos en nuestra colaboración del pasado sábado, esta falta de ordenación de los espacios naturales terrestres y marinos protegidos por la Unión Europea se merecían una flamante bandera negra. Las azules las han tenido que lucir este año en el interior del Palacio de la Asamblea. Después de lo sucedido con el aporte de arena del Tarajal no estaba la cosa para izarlas en unas playas transitadas por camiones, máquinas excavadoras y grandes cribas y con la ciudadanía bastante cabreada por la calidad de la arena y la turbidez que ha provocado en las zonas de baño.
Escribimos también no hace mucho en esta sección sabatina sobre el desorden que caracteriza a nuestra ciudad en la gestión del territorio. Parece mentira que en un lugar tan pequeño y limitado no se haya sido capaz de ordenar aplicando un mínimo de lógica, sentido común y consideración de sus muchos valores. Pocos lugares pueden presumir de nuestras vistas panorámicas, de nuestros paisajes y su singular topografía, de nuestra geodiversidad y biodiversidad, de nuestros mitos y leyendas, de nuestro patrimonio arqueológico y cultural, de la diversidad étnica y religiosa de sus gentes, de su clima, de su luz y de su gastronomía, como las salazones de pescado. Todo ello es conocido por nuestras autoridades y por buena parte de la ciudadanía, tal y como demuestran los constantes reportajes periodísticos y los vídeos promocionales del turismo promovido por la Ciudad Autónoma de Ceuta.
No se puede negar que nuestras autoridades y los partidos políticos que las sostienen son grandes propagandistas. Hay que convencer a los ciudadanos de que se preocupan del interés general y que todas sus decisiones están encaminadas a la protección de nuestros bienes comunes. Lo cierto es que -como ha reconocido esta semana el Presidente del Gobierno en una entrevista en la Cadena Ser- existen poderes ocultos que marcan o intentan dirigir la acción de los gobiernos hacia sus intereses siempre vinculados a sus insaciables apetitos de poder y dinero. No descubro ningún secreto al afirmar que en este país las empresas relacionadas con el sector del ladrillo, la banca y la energía ejercen una enorme presión para que los responsables de las administraciones públicas sigan las políticas que les benefician. Sin ir más lejos, y como ha denunciado de manera pública y en el pleno de la Asamblea el grupo político “Ceuta ya”, la revisión del PGOU aprobada con los únicos votos en contra del referido partido contiene al menos diez grandes pelotazos urbanísticos. No menos escandaloso es que el destino de los fondos Next Generation de la UE sean tres grandes proyectos que nada tienen que ver con la resiliencia o la transición hacia un modelo más sostenible, equilibrado y justo.
No es nada sostenible tirar abajo unas instalaciones en pleno funcionamiento y en perfecto estado, como el Poblado Marinero, que fueron financiadas por la UE, para construir un edificio de negocios del que no se ha dado ningún tipo de detalles, pero que nos podemos imaginar estará en la línea de los altos tótems al que los adoradores del omnipotente Dios del Pentágono del Poder les encanta rendir culto. Para ello están dispuestos sacrificar todo el dinero público que puedan obtener y los paisajes de Ceuta. La consigna es que hay que crecer sea como sea, ya sea ganando terreno al mar, erigiendo edificios cada vez más altos o pegándoles grandes bocados a los espacios naturales que nos quedan, como el Monte Hacho o García Aldave. El abandono de la naturaleza ceutí es claramente intencionado, ya que un medio natural desatendido ofrece la imagen de caos y desorden que al pentágono del poder le interesa para justificar sus proyectos megalómanos.
Resulta como poco paradójico que esta semana hayan anunciado desde el gobierno de Ceuta que el disparatado centro de negocios que quieren construir en el lugar que ahora ocupa el Poblado Marinero vaya a acoger empresas relacionadas con el sector del turismo. En el fondo el fin de este centro de negocios es lo de menos, el “negocio” para algunos es realmente construirlo, como también lo es reformar el puerto deportivo o la estación marítima. Nosotros estamos convencidos de que este gobierno nunca ha creído en las posibilidades turísticas de Ceuta, pero les ha venido muy bien para captar fondos públicos. Su verdadera apuesta ha sido siempre el hormigón y el ladrillo. Si fuera cierto que les interesa el turismo, el gobierno autonómico y central habrían desplegado de forma conjunta un proyecto serio de recuperación y restauración de nuestro patrimonio natural y cultural. La realidad es bien distinta. Tal y como hemos expuesto en este artículo, la Ciudad no cuenta con casi ninguno de los planes de ordenación y gestión de nuestro importantes y valiosos bienes naturales y culturales. Tampoco dispone de suficiente personal técnico para atenderlo ni de los suficientes recursos económicos para abordar los proyectos de restauración patrimonial.
En cuanto a su aprovechamiento turístico, comenzamos la temporada veraniega y dos de nuestros principales y más atractivos recursos patrimoniales, como la puerta califal o los baños árabes, están cerrados y no se puede acceder a ellos excepto en contadas visitas concertadas más bien pensadas para los propios ceutíes. Están surgiendo iniciativas empresariales muy interesantes, como Living Ceuta, cuyo negocio depende de contar con productos turísticos atractivos para las personas que puedan visitarnos. Espero que tengan mucho éxito las distintas empresas interesadas en obtener un beneficio económico gracias a nuestro privilegiado clima, nuestro mar o nuestro patrimonio natural y cultural. No obstante, nos resistimos con fuerza a justificar las inversiones en conservación y restauración del patrimonio solo desde el prisma de su rentabilidad económica por la vía del turismo.
La tierra -y de forma más concreta esta bella península que es Ceuta, así como las criaturas que la habitamos- merece que la tratemos con mucho más respeto y con la consideración de la dignidad innata a todas las formas de vida. Ninguna criatura merece que la maltratemos hasta el punto de quemarla viva como han hecho un grupo de desalmados con una gaviota provocando un importante incendio forestal. Digo desalmados porque solo unas personas carentes de alma pueden perpetrar un hecho tan deleznable. La pérdida del alma en el interior del ser humano ha venido de la mano de la retirada del Alma del Mundo de nuestro planeta. Solo su regreso podrá hacer brotar la fuente del agua de la vida capaz de revitalizar la Tierra Baldía.
El rey ha reclamado este martes, en el discurso de Nochebuena que ha dirigido a…
El presidente del Gobierno de Ceuta, Juan Vivas, ha ofrecido su tradicional discurso de Navidad,…
El Gobierno marroquí presentó este martes las principales enmiendas de la esperada reforma del código…
A partir del ejercicio fiscal 2024, los contribuyentes de Ceuta y del resto de España…
La digitalización trae consigo múltiples ventajas, pero también nuevos riesgos. En Ceuta, como en el resto…
'Comandante y Cartón', así se llama el spot de Navidad con el que el Atlético…