Fotos/vídeos: Reduan y Mohamed Ben Zakour/Úrsula Alcázar/A. Corbacho
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Fue clave la llegada de un helicóptero que pudo descargar más de 20.000 litros
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Los depósitos de Dúcar, cargados con un 70% de combustible, aumentaron el riesgo
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Se tuvo que desalojar dos viviendas cercanas y cerrar el Parque de San Amaro
Pasadas las cinco de la tarde, el espacio de monte comprendido entre la fortaleza del Hacho y la empresa Dúcar se veía seriamente afectado por un incendio cuyas causas se están analizando, aunque según las primeras hipótesis se trataría de un acto provocado. El fuerte viento de Levante que empezó a notarse desde el mediodía lo convirtió en un siniestro de altísimo riesgo, que se tradujo no solo en la movilización de todo el Parque de Bomberos (incluso los agentes que estaban fuera de servicio) sino también del resto de fuerzas de seguridad, sanitarios o Protección Civil, entre otros. Dos viviendas muy próximas al escenario del incendio tuvieron que ser desalojadas a modo de precaución y se activó el protocolo de emergencia en la empresa Dúcar, cuyo personal estaba muy preocupado debido a que los tanques de combustible tenían una carga hasta el 70%. Desde la parte superior de los grandes depósitos varios componentes del SEIS veían a sus compañeros lidiar contra las llamas que amenazaban con aproximarse al cortafuegos construido en esta zona. El trabajo de Bomberos fue profesional, gracias a ellos se controló el primer impacto de las llamas.
Fueron momentos de mucha tensión, de miedo entre los vecinos de las viviendas cercanas a la fortaleza pero también de barriadas algo más alejadas que veían cómo se acercaban las llamas, cual lenguas de fuego. Los residentes en San Amaro salieron a la calle, pero también los de San Antonio y los de la Urbanización más próxima al Restaurante Oasis, en donde se instaló el puesto de mando al que se desplazaron las principales autoridades de la Ciudad.
El foco del incendio tuvo lugar en las proximidades de la llamada Finca Serrán, justo debajo de la fortaleza del Hacho y muy cerca del Parque de San Amaro, en donde en esos momentos se encontraba trabajando el personal y había muchas familias pasando la tarde. Ellos se convirtieron no solo en testigos del siniestro sino también en las primeras personas que llamaron al 112 alertando de lo que ocurría, al igual que los residentes próximos. Los que no se habían enterado lo hicieron al escuchar las sirenas de vehículos de la Policía Local,
Nacional, de la Guardia Civil y del SEIS, desplazarse hasta el lugar, justo cuando está a punto de cumplirse el primer aniversario del incendio que el pasado 5 de octubre asoló parte del Monte de la Tortuga.
En el control del incendio resultó “fundamental” la llegada de un helicóptero con base en Cádiz modelo Kamov 32, operado por Inaer y de
la Junta de Andalucía, con capacidad para dejar en un solo viaje hasta 5.000 litros de agua. En total hicieron cuatro cargas y vaciados, consiguiendo dejar más de 20.000 litros. A esto había que añadir los principales usados por el SEIS que no tuvo problemas de abastecimiento al hacer uso de una toma de agua existente en la fortaleza del Hacho.
La Comgeceu también prestó su apoyo en todo lo necesario, desviando camiones con soldados al lugar. Desde el puesto de mando operativo, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, quiso destacar la “coordinación” de todos los participantes para dejar controlado a las 20.45 el incendio y a las 21.15 completamente extinguido. El acceso para los vehículos no era nada fácil y testigos presenciales destacaron la labor de los profesionales participantes que una vez más demostraron su capacidad. La participación del helicóptero se logró después de que la Ciudad Autónoma pusiera en marcha el acuerdo que existe con la Junta de Andalucía para que aparatos de extinción de incendios pertenecientes al Gobierno andaluz colaboren en el término de Ceuta. Es la primera vez, de hecho, que se ha solicitado esta ayuda directa contándose con un aparato llegado de la base de La Almoraima.
El acuerdo que existe para que el organismo autónomo andaluz Infoca preste ayuda en la extinción de incendios forestales en Ceuta se gestó tras las nefastas consecuencias del incendio en la Tortuga. El Consejo de Gobierno de la Ciudad Autónoma aprobó el texto del convenio cuando el mismo les fue remitido desde la Junta desbloqueándose una situación que es considerada vital para la ciudad autónoma porque incendios como el de ayer se tornan en virulentos y por tanto fatídicos en cuestión de minutos. Desde que se pidió el aparato hasta que empezó a trabajar se tardó una hora.
Si el incendio generó alarma en toda la ciudad debido al ir y venir de sirenas y por el hecho de que, prácticamente, terminó siendo visible desde distintos puntos de la ciudad, más aún lo hizo entre los vecinos cercanos.
Serafín Becerra Constantino fue una de las primeras personas que pudo ver las llamas en la Finca Serrán. Como gran parte de su familia, vive en las instalaciones cercanas a donde en su día se encontraban los negocios familiares del Mesón de Serafín y la Discoteca La Cueva.
Reconocía el mayor de los hijos del recordado Serafín Becerra que, en esta ocasión, las llamas les sorprendieron un poco más lejos que otro incendio que vivieron hace unos años y “en el que nosotros creíamos que íbamos a perder la casa, pero lo cierto es que la gran actuación que tuvieron entonces los bomberos permitió que pudiéramos salvar nuestros hogares”, recordó en declaraciones a este medio.
Por ese recuerdo tan especial que la familia Becerra tiene de la actuación de los bomberos hace ocho años, Serafín quiso enviar un mensaje de felicitación a todos estos profesionales “porque podemos ver que los accesos no son nada fáciles, pero, desde luego, están demostrando una capacidad fuera de lo normal”, aclaró.
Dijo sentirse preocupado como muchas de las familias que viven en el mismo Monte Hacho o en sus inmediaciones, “porque es normal que los ciudadanos teman cuando ven el fuego, porque un cambio en el viento desde luego puede traer consecuencias impredecibles”.
El gran temor que sentía Serafín Becerra era que las llamas se acercaran hasta los depósitos de la empresa petrolífera Dúcar, circunstancia que se produjo luego alrededor de las ocho de la tarde, pero también indicaba que “ellos tendrán también sus elementos de prevención de posibles incendios”.
De las viviendas superiores del Hacho a San Antonio. Los vecinos del Pueblo también salieron de sus casas o se asomaron a sus terrazas para ver el desarrollo del incendio. Sorprendidos por lo ocurrido, mostraban su temor a que las llamas terminaran bajando y destrozando los senderos de un Parque de San Amaro que son muy utilizados por los residentes en esta zona, al comunicarles directamente con una de sus puertas. De igual manera los trabajadores del Parque se mostraban temerosos por el desarrollo del incendio. “¡Mira, mira!, parece que solo hay humo y de repente aparecen las llamas”, expresaba una de las operarias ante las imágenes sorprendentes de las auténticas lenguas de fuego que sorteaban las grandes columnas de humo que se iban formando. Por cierto que hubo viviendas de la parte superior del Hacho que se vieron afectadas y perdieron el suministro eléctrico, lo que llevó a que trabajadores de la Empresa de Alumbrado se desplazaran al lugar.
¿Y qué valor tiene lo quemado? De momento no se han facilitado datos sobre la extensión afectada, pero sí que ecologistas como José Manuel Pérez Rivera, presidente de Septem Nostra, avanzan sobre lo que ha podido verse afectado.
“La zona afectada es la ladera occidental del Monte Hacho. Su principal valor es orden paisajístico. Forma parte, como todo el Monte Hacho, de un Monte de Utilidad Pública, declarado en el año 1934. El espacio quemado está formado, principalmente, por monte bajo. Se trata de una maquia característica de los ambientes resultantes del desaparecido bosque mediterráneo. De este bosque original apenas queda nada, excepto algunos alcornoques integrados en el Parque de San Amaro y algunos pinos piñoneros reintegrados ya en época histórica. La especie reina de este ambiente es la jara del ládano, seguida del jarguarzo o jara negra y el lentisco. Son especies todas piróxilas, es
decir, que son resistentes al fuego, por lo que la recuperación de esta zona será rápida, al menos en la parte arbustiva. Lo más preocupante son los pinos marítimos y piñoneros que salpican el paisaje del Monte Hacho”, lamentaba Pérez Rivera, en torno a una extensión cuyo perimetraje final se podrá conocer a lo largo del día.
En el aire queda el posible origen del siniestro. Hay vecinos que manifestaron ver a tres encapuchados bajar del monte poco antes de las llamas, pero esta información ha sido puesta en cuarentena por las fuerzas de seguridad. Cuando se examine el terreno podrá conocerse algo más sobre este punto. De momento durante toda la madrugada se ha quedado un retén del SEIS para refrescar los rescoldos. No ha habido daños materiales ni tampoco personales a pesar de la complicación del siniestro que quedó completamente controlado.
La sala del 112 coordinó más de un centenar de llamadas desde el primer momento en que se produjo el incendio hasta entrada ya la noche.