La Vida, a veces, es así… imprevisiblemente mágica. De pronto, sin saber muy bien por qué (y sin que tampoco importe, por cierto) te regala unas maravillosas porciones de tiempo en las que todo se detiene, deja de importar y te transforma en un infinito universo de Felicidad.
Así, con esa fuerza que sólo produce el corazón, nos hemos dado de pronto cuenta de que al Levante le faltaban olas y al Poniente brisa; a la par, y con el calor que sólo puede derrochar el Amor, hemos caído en la cuenta de que al aire le faltaba el aroma de la verdad y al sol ese resplandor que arropa en tiempos difíciles; ahora, con la ternura que sólo procura el tacto cálido de tu piel, es cuando hemos reparado en que la Luna ha encontrado por fin la luz que siempre anduvo buscando para completarse y que, ese horizonte que jamás parecía terminar, ha terminado finalmente hallando su feliz punto de destino… y es que Héctor, nuestro Héctor, ya está en casa, haciendo, como sólo hacen los Seres de Luz, el más maravilloso de todos los regalos: la Felicidad.
Lejos de ser esperado, has sido deseado y, más aún, querido, muy querido y ello mucho antes de que ni tan siquiera fuese prevista o anunciada tu llegada. Has aparecido en nuestras existencias como aquellos héroes mitológicos en los que sólo cabía el Bien y la Verdad. Has irrumpido en nuestras realidades, envuelto en un aura de amor y fuerza, con la única misión de renovarnos la ilusión de continuar en el camino trazado…y eso que, erróneamente y dentro de nuestra torpe ignorancia de mayores, te creímos pequeño cuando, a la vista está, ya eres Grande pequeño Héctor, muy Grande, tanto que tus latidos se han hecho presentes en el momento justo, en ese preciso instante en que era necesario tomar el mágico relevo que la Vida nos proporciona para que la experiencia del corazón y la fuerza del Alma nunca se pierdan en la oscuras tinieblas del olvido.
Dicen que el futuro está escrito en las estrellas, será porque nadie ha caído aún en que en la mirada de ese maravillo niño se encuentra la fórmula de la piedra filosofal: Héctor ha logrado dar vida a la vida para que podamos comprobar que, a pesar de los pesares, la palabra cariño ha recobrado todo su sentido. Bienvenido Gran pequeño ser…intentaremos estar a la altura de esa sonrisa que a tod@s nos tiene ya hechizados. Por fin ha llegado Héctor, ha llegado la Vida, ha llegado el Amor.