Ni la distancia, ni los años transcurridos, ni la edad. Ninguno de esos argumentos impidió ayer que unos 60 integrantes de las Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), los actuales y los que algún día formaron parte del colectivo, se reunieran ayer en la Parroquia del Valle en torno a la jornada JMV Ceuta 2013.
Celebra la vida, compartiendo la fe. Llegaron desde Jerez, Cádiz, Málaga, Alicante... y, por supuesto, desde Ceuta. Unos veteranos, otros con menos bagaje y el resto incluso recién aterrizados, hijos de los históricos, pero con un objetivo común: mantener vivo el espíritu de la asociación religiosa que surgió para extender la misión de evangelización y entrega a los más pobres que enarboló en su día San Vicente de Paúl.
La jornada comenzó con la recepción de los participantes y la posterior Misa. Sin embargo, el día deparaba más emociones. La principal, el intercambio de vivencias, recuerdos y experiencias acumuladas por todos a lo largo de tantos años. “Ha sido muy bonito, muy emocionante”, reconocía ayer Maite Pérez, responsable de JMV en Ceuta y una de las organizadoras de la cita. “Hemos recordado muchas anécdotas, muchos momentos que hemos compartido. Pero también nos ha servido para replantearnos cosas nuevas, sobre todo cómo seguir compartiendo la fe”, añadía.
Entre esos instantes emotivos, la proyección de un vídeo con imágenes de los años 80 que por unos minutos les devolvió al pasado. El mismo efecto logró la “exposición de objetos de época”, una recopilación de buena parte de los recuerdos que viajaron con ellos en las mochilas en los trayectos de regreso desde los campamentos de verano que frecuentaban. “Ha sido muy emocionante poder ver todo eso”, reconocían ayer.
Testimonios, historias comunes, reconstrucción común de historias... Desde cómo algunos decidieron optar por la vía del sacerdocio hasta aquéllos que forjaron en la asociación unos vínculos tan fuertes que se tradujeron en parejas que perduran hasta hoy e incluso se prolongan a través de sus hijos, presentes también en El Valle.
Entre los asistentes figuraban el padre Fernando Campos (vicario general de Pastoral de la Diócesis de Cádiz y Ceuta), sor Isabel María Higueras (delegada nacional de JMV), sor Silvia Olea (delegada provincial de JMV) y Diego Palomo (coordinador nacional de Adultos de JMV).
El grupo se despidió a última hora de la tarde con el compromiso de revitalizar, más si cabe, una asociación que las décadas de los 80 y 90 fue el gran referente de la juventud católica en Ceuta.