El alcalde parece tener a su equipo de Gobierno más descontrolado que el dueño de las cabras que caminan sin rumbo por Ceuta. Este dejar hacer, ese vender humo, llega a ser tan vergonzoso como la gran apuesta de la Consejería de Hacienda, Transición Económica y Transformación Digital con su evento Ceuta Influye.
Nos cuentan que han invitado a participar a los influencers nacionales y agencias de representación de gran prestigio para que luego hablen bien y mucho de nuestra ciudad.
Lo hacen en el fin de semana en el que si alguien busca “Ceuta” en Google todo se centra en los eventos generados por esos otros influencers marroquíes que amenazan con instar a cientos y cientos de jóvenes a cruzar a la ciudad. A ellos no les ha hecho falta un Marruecos Influye auspiciado por Mohamed VI para generar este caos.
Quizá el alcalde, erigido en el visionario del futuro y apoyado por sus concejales de pueblo que nos cuentan que hacen grandes esfuerzos por transformar esta ciudad en centro del turismo, haya considerado que era el mejor momento para sacarse de la chistera esta pantomima que no sirve más que para vender humo.
Aquí lo que tiene don Juan es una ciudad bastante jodida económica y socialmente, aunque parece que no se quiere dar cuenta de la que se le viene encima como no se empiece a preocupar de lo real, de lo que hay en la calle, de los problemas que no van a ser solucionados con un puñado de influencers o con foros para que los de siempre se etiqueten de expertos que van a solucionar el futuro de Ceuta cuando lo que buscan es solucionar el de sus carteras.
En las pasadas elecciones, el alcalde estaba preocupado porque salir a la calle suponía enfrentarse a una realidad delicada. Casi se quema, pero salió solo chamuscado. Ahora parece haberse olvidado de lo que veía en la calle, de lo que la gente le echaba en cara y de lo que él mismo verificó que no se había hecho bien.
Si fuera consecuente con la realidad de familias sin trabajo, de niños que la única comida que hacen bien es en la escuela, de padres que ven como sus hijos hacen la vida fuera porque aquí no encuentran nada, entonces optaría por gastarse los cuartos en algo más productivo que toda esta farándula que nos cuentan para promocionar los atractivos de una Ceuta de la que su propia gente escapa.
Levitar es malo, levitar siendo alcalde es peor, y levitar junto a un equipo que niega la realidad del hambre y las necesidades que hay en Ceuta es peligroso.
Esta semana ha sido escandalosa, brutalmente insultante para los que asistimos a un show patético en una ciudad que debería estar preocupada y centrada en resolver las necesidades como se debe. Vivas se equivoca y deja que sus colegas cometan gravísimas equivocaciones. Se puede ser más torpe, sí, hasta quemarse también.