La situación de Gibraltar se encona cada día más. Y eso no puede seguir así. Con la reiteración de graves incidentes de acoso, coacciones y provocaciones por las lanchas de la Policía de Gibraltar y Royal Navy contra los pesqueros españoles, patrulleras del Servicio de Vigilancia Aduanera y Guardia
Civil, cualquier día esa situación puede ir a mayores con graves incidentes de imprevisibles consecuencias que incluso pueden desembocar en un conflicto armado. Y eso es de todo punto inadmisible e impresentable en el Siglo XXI y entre dos estados aliados, civilizados y democráticos, toda vez que ambos son miembros de la Unión Europea y de la OTAN. Y, tanto los habitantes del Peñón como los de las poblaciones españolas de su entorno sufren las consecuencias; siendo los Gobiernos de Gran Bretaña y España los obligados a sentarse a negociar sin levantarse hasta conseguir un acuerdo que evite tales peligros, actuando siempre por vía diplomática y pacífica, con la cordura, responsabilidad, sensatez y prudencia que el caso exige, con independencia luego de la cuestión política de la soberanía, que debe abordarse según las reiteradas Resoluciones adoptadas desde 1964 por las Naciones Unidas y, en su caso, dirimirse por los organismos y tribunales internacionales. Pero, de entrada, llama la atención el hecho cierto y objetivo de que Gibraltar continúe siendo la única colonia de Europa, para vergüenza de la misma Unión Europea y de la ONU, así como la serie casi infinita de ilegalidades cometidas por el Reino Unido y Gibraltar desde su ocupación británica hace ya más de 300 años, que trataré de resumir, citando sólo las más placenteras.
La principal ilegalidad británica en Gibraltar fue su ocupación, porque se trataba de un territorio de plena soberanía española, perteneciente a un Estado independiente, que fue usurpado y robado a España por la única razón del uso de la fuerza, a modo de rapiña, quedándoselo Gran Bretaña como botín de su flagrante agresión; lo que es más un deshonor que mérito alguno para un Estado que se considere digno de serlo. La población aborigen fue expulsada de su propio territorio y sustituida por otra de aluvión, traída de fuera; Gran Bretaña, no sólo no ha respetado ninguna de las cláusulas del Tratado de Utrecht de 1713, impuesto a España cuando más debilitada estaba, sino que se ha ensañado despiadadamente, buscando siempre situaciones de debilidad para apropiarse ilegalmente de territorio, aguas y espacio aéreo españoles. Así, en 1810 fue construido ilegalmente el Puerto, y en 1812 fueron voladas por los británicos las murallas españolas de San Felipe y Santa Bárbara. En 1815, aprovechándose de la ayuda humanitaria española a Gibraltar, que le cedió provisionalmente parte de territorio español para que se pudiera auxiliar mejor a los gibraltareños infectados de peste, terminaron por quedarse con dicho territorio utilizando tan malas artes. En 1830, el Reino Unido declaró a Gibraltar, unilateralmente, “colonia de la Corona británica”, y en 1949 la registró como “territorio no autónomo”. En 1838, ocuparon ilegalmente la zona sur del istmo. En 1908, levantó la verja, de 7 pies de altura, ocupando ilícitamente y quedándose con 800 metros de terreno neutral del istmo. También a principios del siglo XX, fue excavado todo el Peñón con túneles que unen la parte Este con la de Oeste, y los escombros extraídos los utilizaron para rellenar en aguas españolas y ganar al mar unas 26 hectáreas de la bahía de Algeciras. En 1938 construyeron el aeropuerto militar en territorio del istmo. Y en 1941 realizaron el trazado del aeropuerto civil, cuya pista de aterrizaje se introducía más de 800 metros en la bahía algecireña. El 6-07-2011 Gibraltar anunció obras de relleno para ganar al mar unas 90.000 hectáreas, al norte de la pista del aeropuerto, en aguas del istmo, y la ampliación definitiva de actividades de bunkering en aguas de levante. Más, luego, está también el proyecto de expansión denominado Eastside, para la construcción de una ciudad turística en terrenos de relleno ganados al mar, de unos 380.000 m2, con rascacielos, 2.000 apartamentos, un puerto deportivo para 500 embarcaciones; todo ello a costa siempre de las bahías de La Línea y Algeciras. Y siempre Gran Bretaña y Gibraltar invadiendo, arañando o comiendo ilegalmente territorios, aguas o espacio aéreo españoles. Y todo ello, de facto, por la vía de hechos consumados.
Y ahora, en flagrante provocación contra los intereses pesqueros españoles, se han vertido al mar un elevado número de bloques de hormigón con pinchos, con el único objetivo de que los pesqueros españoles no puedan pescar en aguas que son españolas, porque el Tratado de Utrecht, pese a haberse impuesto a España por la fuerza, dispone que las únicas aguas que concede a Gibraltar son las interiores del Puerto que tenía en 1703, pero no otras. Más en un acuerdo amistoso de 1999, en base a la Nature Protetions Act de 1991, las autoridades del Peñón se comprometieron a no poner impedimento a que los barcos españoles pescaran alrededor de Gibraltar, siempre que no se acercaran a menos de 225 metros de la costa; cuyo Acuerdo rompió unilateralmente el actual Ministro principal gibraltareño en marzo de 2012. Desde entonces, comenzó el acoso, coacción y persecución a pesqueros españoles de forma generalizada, como pueril reacción al hecho de que el 1-06-2011, el Tribunal de Justicia Europeo falló en contra de Gibraltar y de Gran Bretaña, declarando “inadmisibles” dos demandas por ambas interpuestas, cuyo fallo esencialmente dice: “La pretensión de la parte demandante de anular la Decisión 2009//95 EC, en la medida que la misma entiende que los LIC: IC ES6120032, dentro de las aguas territoriales de Gibraltar y de un área de alta mar, es inadmisible, y no es conveniente permitir a la demandante modificar según las pretensiones lo establecido con la adopción de la Decisión 2010/45 y de la Decisión 2011/85”. Y es de aclarar que en ambas Decisiones del Tribunal Europeo se dio la razón a España, al haber incluido como LIC, aguas que Gran Bretaña y Gibraltar estimaban como propias, invocando la Convención de Jamaica de 1982, sobre el Derecho del Mar, en la parte que se refiere a que todo Estado tiene sus aguas territoriales; pero ignorando que Gibraltar no es un Estado, sino una colonia, y que la III Conferencia sobre el Derecho del Mar declaró, en lo referente al Peñón y a petición de España, que en el caso de Gibraltar no eran aplicables las aguas territoriales, dado que dicha colonia estaba en trámite de descolonización, en la que sólo se aplicarían las Resoluciones adoptadas por la Asamblea de las Naciones Unidas.
Y, ¿cuáles son esas Resoluciones? Pues, precisamente, todas las que Gran Bretaña de forma sistemática e ilegal ha incumplido, pasando olímpicamente de las Naciones Unidas, en las que éstas disponen el inicio de conversaciones entre España y Gran Bretaña de cara a alcanzar las descolonización de Gibraltar, siendo las principales las siguientes: 1514 (XVI) de 1964; 2070 (XX) de 1965; 2331 (XXI) de 1966; 2353 (XXII) de 1968; 2429 (XXIII) de 1968; 3163 de 1973; 3286 (XXIX) de 1975, etc; así como numerosas del Consejo que, prácticamente, se repetían todos los años, ordenando a Gran Bretaña y España la descolonización de Gibraltar; pero que luego la primera ha convertido en papel mojado. Y esa constante y reiterada negativa del Reino Unido a la descolonización, representa una contumaz desobediencia, falta de respeto hacia un órgano supranacional, como las Naciones Unidas, que no tiene precedentes en el Derecho Internacional, donde existen el artículo 31 del Convenio de Viena de 1969, sobre el Derecho de los Tratados, más la regla llamada “pacta sunt Servanda”, que obligan a los Estados serios y responsables a cumplir los Tratados de buena fe y en sus propios términos, como es el de Utrecht.
Otra ilegalidad es la de permitir Gran Bretaña a Gibraltar en 1967 tener una Constitución para poder ejercer el derecho de autodeterminación, a pesar de que el Tratado de Utrecht dispone que, en el caso de que el Reino Unido renunciara algún día Gibraltar, se reconocía a España el derecho de retracto o retrocesión, del que el Gobierno británico ha hecho caso omiso, porque así es su arrogancia y su real voluntad. El Tratado de Utrecht, también recoge que no podrán introducirse en España mercancías de Gibraltar, y pese a la apariencia que en los últimos años se le ha querido dar de suavizar en el Peñón las prácticas ilícitas de contrabando y otras actividades ilegales en contra de España, lo cierto es que allí sigue existiendo un auténtico paraíso fiscal, con unas 70.000 empresas, la mayoría pantalla, para una población de la mitad, facilitando el fraude fiscal contra España. Es indignante que la Unión Europea, que en teoría combate los paraísos fiscales, tolere en el mismo corazón de Europa el paraíso fiscal de Gibraltar. Y cuando las patrulleras españolas tratan de perseguir a lanchas contrabandistas gibraltareñas, en numerosas ocasiones se interponen las lanchas de la Policía de Gibraltar, dificultando e impidiendo la labor de vigilancia y control de los servicios fiscales españoles.
Gran Bretaña y el Gobierno de Gibraltar, permiten la práctica continua de actividades hostiles y peligrosas para la zona de Algeciras-La Línea-San Roque, como la arribada al puerto gibraltareño de numerosos submarinos nucleares tanto británicos como de otros países: Por ejemplo: el HMS Tireless, Torbay, HMS Superb, USS Anápolis, USS Florida, USS Dallas, USS Hartord, USS Alexandra, etcétera, en algunos casos con graves fallos reconocidos de pérdidas radiactivas. Y pone constantemente en peligro toda la zona medioambiental marítima, con accidentes como los de los buques New Flame, Torm Gertrud, Samothraki, etcétera, con el grave riesgo de marea negra y contaminación que supone el mantenimiento permanente en las bahías de Algeciras y Gibraltar de buques varados en las inmediaciones de la bocana de Algeciras, que en algunos casos hasta pueden dificultar la maniobra de entrada al puerto de los buques de línea que hacen el trayecto Ceuta-Algeciras, y viceversa, a modo de cómo si fueran una gasolinera flotante que cualquier día puede explotar. De hecho, el 31-11-2011, dos tanques de fuel explotaron en el mismo Puerto de Gibraltar, teniéndole que socorrer bomberos españoles. Y la Royal Navy realiza prácticas de tiro teniendo como blanco la bandera española, por ejemplo, el 18-10-2009 y el 9-02-2010 la patrullera HMS Sabre disparó sobre boyas con la bandera española. Y tal intimidación ni es un proceder serio, ni de recibo, ni propio de país civilizado, sino más propio de un país belicoso al estilo de Corea del Norte.
El espacio aéreo español está constantemente siendo violado tanto por aviones militares como civiles; la RAF y la Royal Navy usan provocativamente el Peñón y espacio circundante para peligrosas maniobras y ejercicios militares, incluso con buques de la Marina marroquí, pese a que en el Tratado de Utrecht se recoge expresamente la prohibición de su entrada en Gibraltar; se permite el fondeo de cientos de petroleros al año que ninguno de ellos sería aceptado en ningún otro puerto europeo. Se ha llegado, el 7-08-2010, a entrar dos policías gibraltareños en territorio español efectuando registros en una vivienda de San Roque, llevándose varios objetos, incluida una motocicleta de gran cilindrada, sin permiso de las autoridades españoles, sin mandamiento judicial, en lo que fue una flagrante invasión del territorio español. ¿Es que Gran Bretaña, o cualquier otro país, tolerarían en sus espacios de su soberanía el estado de cosas que se acaban de resumir?.
¿Por qué Gran Bretaña desoye y se burla tantas veces de las Resoluciones de la ONU sobre descolonización del Peñón?
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