Los ejes de la carreta de Vivas son magníficos, pero, al contrario de lo que decía la canción, hay que tenerlos engrasados para que no chirríen y eso sólo se consigue con una financiación adecuada, de modo que, en ausencia de ésta alguna fórmula extraña o mágica debe tener nuestro Presidente para poder hacernos las tortas del Plan de Inversiones 2012-2015 sin tener acceso a la harina del crédito. Cosa distinta es que utilice adecuadamente recursos financieros, humanos y técnicos de los que dispone para conseguir objetivos más realistas, por no decir humildes. Se cuenta la anécdota (no se si leyenda urbana) referida a la carrera espacial, en que uno de los contendientes invirtió grandes recursos para producir un bolígrafo cuya tinta resistiera la ingravidez y lo tuvieron, el otro contendiente, simplemente, le proporcionó a sus astronautas lápices. Eficacia es alcanzar los objetivos que uno se propone y eficiencia, la capacidad de lograrlo con los medios disponibles. Ésta va a ser la gran prueba que se le presenta al Gobierno del señor Vivas porque él mismo se ha comprometido públicamente a ello. No entendemos, cómo se presenta como novedad, lo que debería ser un ejercicio rutinario en una Administración, y me refiero al balance mensual de las cuentas, las deudas a proveedores y nivel de ejecución, cuando en la actualidad las herramientas informáticas permiten en todo momento a cualquier órgano gestor y fiscalizador saber en qué fase y nivel de ejecución se encuentra el presupuesto desglosado en sus distintas aplicaciones, más aún cuando estamos hablando de una ciudad del tamaño de Ceuta. Al igual que lo anterior, la evaluación del coste que los servicios prestados suponen, simplemente me parecen obviedades, cuya función en las declaraciones de Vivas, responden a la de relleno. Para qué necesita la ciudad una oficina estadística que conozca de “primera mano” la evolución de indicadores económicos, laborales, sociales y demográficos, si ya dispone la Administración de los datos que publican y facilitan la Cámara de Comercio, las Oficinas de Empleo, los propios servicios sociales y el censo, pudiendo ser éstos tratados por los propios técnicos de la Administración. Más palabrería. Y el PGOU (¡lagarto, lagarto!) ya veremos si alcanza el consenso prometido por Vivas, porque ese es siempre un tema cargado de flujos en muchas direcciones (a buen entendedor, estas palabras bastan). En cuanto al esfuerzo pendiente de hacer en pro de la cohesión social, no dejo de estar presa del mismo asombro, pues con qué sortilegio van a conseguir mantener el esfuerzo de gasto para una población mayor con menores recursos. Seguiremos sumidos en el misterio de propuestas grandilocuentes que solamente podremos desbrozar mediante el uso de la lógica más pedestre. Al final, a lo mejor, nos convence el señor Vivas y su gobierno de que no eran galgos, sino podencos, antes de que acabemos triturados entre los colmillos de la crisis.