Influencers

El gobierno de la Ciudad Autónoma, en colaboración con otros agentes económicos, como la Cámara de Comercio, y otros organismos públicos, en especial con la Administración General del Estado, vienen tiempo trabajando en el diseño e implementación de un nuevo modelo económico para nuestra ciudad. Ceuta ha pasado por distintas etapas en cuanto a la base de su economía, destacando, por encima de todos los sectores económicos, el comercio. Nuestro escaso y abrupto territorio no ha permitido el desarrollo de la agricultura o la ganadería, aunque sí de la pesca. Tal y como expuso Manuel Gordillo en su obra “Geografía urbana de Ceuta”, “la actividad pesquera ha constituido durante muchos años el principal modo de vida y posiblemente el más antiguo de la población activa de Ceuta, dejando a un lado aquellas propias de la guarnición militar y presidio”. La arqueología ha venido a demostrar que, efectivamente, la pesca estuvo en el origen de la Septem Fratres romana.

Lo que hemos alcanzado cierta edad recordamos la edad dorado del bazar ceutí, con aquellas calles llenas de “paraguayos” y establecimientos comerciales hasta en los portales. Aquello empezó a menguar con la apertura de Gibraltar y la distribución nacional de artículos electrónicos de importación que solo eran posible adquirir en Ceuta, Melilla o Canarias. Poco después llegó la supresión del servicio militar obligatorio y con ello una importante merma en la actividad económica de la ciudad. El vacío generado en la estructura económica de Ceuta se compensó, en buena parte, con el comercio transfronterizo, hasta que poco antes de la pandemia de la COVID-19 el gobierno de Marruecos decidió, de manera unilateral, la prohibición del trasiego de mercancías por el paso fronterizo del Tarajal.

Cerrada la puerta para el intercambio comercial con Marruecos había que buscar otras alternativas económicas para la Ciudad y se quiso aprovechar la salida del Reino Unido de la Unión Europea para atraer a Ceuta a las grandes operadoras del juego on-line que tenían su sede en Gibraltar, mediante el ofrecimiento de importantes ventajas fiscales. Todo indica que esta medida fue acertada y gracias a ella se han creado muchos puestos de trabajo en Ceuta. Alentados por el éxito de esta operación, y una vez resueltos los problemas con las bonificaciones a la Seguridad Social, el gobierno de la Ciudad busca el establecimiento de algunos de los llamados “influencers”. Con este propósito organizaron hace una semana un encuentro de influencers y creadores de contenido en internet que ha servido para explicarles las ventajas fiscales de Ceuta y mostrarles nuestros atractivos naturales y gastronómicos. El colofón final de esta reunión ha sido una fiesta por todo lo alto en Marbella.

Entre tantas caras desconocidas, al menos para mí, llamó la atención la presencia entre el grupo de influencers del conocido como “El pequeño Nicolás”. Este estudiante de economía se hizo famoso en nuestro país cuando en el año 2014 fue detenido acusado de falsedad documental, estafa en grado de tentativa y usurpación de funciones públicas y estado civil, además de ser imputado posteriormente por revelación de secretos, cohecho impropio, malversación de caudales públicos y tráfico de influencias. Por alguno de estos delitos ya ha sido condenado en firme, como el de pagar a un amigo para que se hiciera pasar por él en las pruebas de selectividad. La última de las cuatro sentencias condenatorias de finales de marzo de 2023 establece una pena de cuatro años y tres meses de prisión por urdir una trama para conseguir información confidencial sacada de bases de datos policiales; todo lo cual quedó probado durante el juicio.

Otra de las grandes estrellas del encuentro de influencers ha sido el agente de Onlyfans, una red social totalmente desconocida para mí. Se trata, según un reportaje publicado en “El País” (07/05/2024), de una plataforma en la que alrededor de 239 millones de usuarios compran contenido erótico y sexual de más de tres millones de mujeres. En el mencionado reportaje periodístico se alude a un estudio realizado por la Federación de Mujeres Jóvenes y presentado en el Ministerio de Igualdad en el que define a Onlyfans como un site “que genera millones de euros al año [más de 500] convirtiendo a las mujeres en productos y mercancía a través del consumo continuado de contenidos pornográficos y prostitución”.

Del resto de influencers no sabemos nada, pues no se ha hecho público quiénes son ni a qué se dedican. Igual ni lo sabe la propia organización del evento, ya que para asistir a este encuentro tan sólo se requería rellenar un formulario en la página creada ex profeso para esta actividad (www.ceutainfluye.com) indicando el nombre, el correo electrónico y un teléfono de contacto. Todo indica que quitando a dos o tres personas invitadas de manera personal, entre ellas el pequeño Nicolás, el resto se han pegado un fin de semana a todo trapo a costa de nuestros impuestos.

"Llamó la atención la presencia entre el grupo de influencers del conocido como "El pequeño Nicolás"

El fenómeno influencers es amplio y complejo, pero es indudable que tiene algunas derivadas nada deseables. Hasta hace relativamente poco tiempo, los mensajes publicitarios nos llegaban a través de la prensa, la radio y, sobre todo, la televisión. Por lo que observo en mi propio entorno familiar, la televisión ha tomado el camino de convertirse en un elemento decorativo más de la casa y una reliquia de otros tiempos. Los niños y jóvenes de hoy en día ha dejado de fijar la mirada en la pantalla grande para centrarla en la de los móviles. Se pueden pasar horas y horas viendo vídeos en Tik-Tok e Instagram. Es en este entorno digital ha surgido y se han extendido los influencers, como nuevo medio de muchas marcas comerciales para captar clientes y promocionar sus productos, principalmente de moda y cosmética. Esto explica, para sorpresa de nosotros, los padres, que nuestras hijas pidan para los Reyes Magos determinadas marcas de perfume o modelos de zapatillas de las que no habíamos escuchado hablar. No es normal, al menos desde mi punto de vista, que niñas pequeñas abarroten determinadas franquicias comerciales, comprando productos de cosmética para luego pasear pintadas como puertas calle arriba y calle abajo.

Las redes sociales se han convertido en un eficaz medio para promover el consumismo, el adoctrinamiento ideológico, casi siempre inclinado a la derecha; y la pornografía. El 62,5% de los jóvenes de 16 a 29 años consume pornografía alguna vez. Un 12,6% de los jóvenes reconoce que consume pornografía a diario y tres de cada diez, mira porno todas las semanas; el 18,7%, al menos una vez a la semana. Este contenido sexual suele incorporar escenas violentas y desiguales, donde la mujer es la gran perjudicada. En términos generales, estamos asistiendo a la conformación de unas nuevas generaciones de ávidos consumidores, embrutecidos por los contenidos pornográficos y manipulados por una u otra tendencia política sin la suficiente capacidad crítica para distinguir la verdad de la mentira.

"El fenómeno influencers es amplio y complejo, pero es indudable que tiene algunas derivadas nada deseables"

Considero inadmisible que las administraciones promuevan, con dinero público, la residencia en Ceuta de personas nada ejemplares en su trayectoria personal y profesional, de empresas dedicadas a la cosificación de la mujer y a la pornografía o de personas que inculcan el consumismo sin considerar sus consecuencias medioambientales y sociales. Por desgracia, la ética lleva mucho tiempo divorciada de la política, razón por la que algunos consideran que todo vale para conseguir llenar las arcas públicas o incrementar el saldo bancario de determinados empresarios. La justificación de este tipo de política que sólo atiende a motivos estrictamente económicos es que si no lo hacemos nosotros otros lo harán. Es la misma lógica que los corruptos de siempre: “todo el mundo lo hace, no seas tonto”.

Nuestros jóvenes necesitan recibir influencias positivas y ejemplos edificantes de personas equilibradas, cultas, sabias, valerosas y virtuosas. Ceuta debe ser cuna (ahora lo llaman incubadora) de iniciativas educativas, culturales y económicas dirigidas a la reconexión con la naturaleza, a la protección del bien común, a la creatividad artística, al avance de la democracia, al diálogo intercultural y a la restauración de nuestro patrimonio natural y cultural. No confío mucho, por no decir nada, en las redes sociales digitales para reconducir a las nuevas generaciones hacia estos objetivos. Éstas sirven al poder y al dinero sin importarle las consecuencias en la salud psíquica de quienes se pegan día tras día al móvil tragándose la propaganda y la publicidad de determinados “influencers”.