El inicio del curso académico viene cada año acompañado de la apertura de los colegios coránicos de Ceuta. El Centro Cultural Al Idrissi tiene previsto el inicio de sus clases de árabe y religión el próximo martes 1 de septiembre, con la novedad de que ha implementado un estricto protocolo de medidas preventivas frente al coronavirus para una vuelta a las aulas segura, también en la madrasa.
A pesar de la atención que la clase política dedica a que las aulas sean espacios libres de COVID-19, ninguna autoridad se ha preocupado en comprobar si el resto de madrasas de la ciudad, en las que estudian miles de alumnos, está preparado para reiniciar su actividad en la ‘nueva normalidad’.
Esos niños que acudirán por la tarde a las madrasas son los mismos que, al día siguiente, irán a la red de centros del Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP). Los planes de contingencia en los centros públicos no servirán para nada si esas medidas no se extrapolan a los colegios coránicos de Ceuta.
Alrededor de 5.000 niños estudian en las escuelas coránicas de Ceuta. Solo en San José-Hadú hay al menos cinco madrasas; en el Morro como mínimo son dos y en el Príncipe cuatro o cinco. Sin embargo, aún no se ha celebrado ninguna reunión sobre este asunto entre las autoridades educativas y sanitarias con los responsables de estos centros de enseñanza y la comunidad musulmana que permita poner orden en la reapertura como sí se hizo con las mezquitas en la desescalada.
Las medidas implementadas por Al Idrissi son las mismas que rigen nuestra vida cotidiana en el ámbito higiénico-sanitario pero, además, ha establecido otras más específicas al tratarse de un entorno académico, en algunos casos incluso superiores a las que han trascendido hasta ahora para la educación reglada.
Las medidas implementadas por Al Idrissi
El Centro Cultural, aún teniendo unas instalaciones amplias en la calle Romero de Córdoba, ha disminuido la ratio de alumnos por aula, lo cual obliga a reducir los días de clase de cuatro o cinco a solo dos para poder atender a sus 500 alumnos en dos grupos de 250 estudiantes. Una planificación que persigue mitigar el riesgo de contagio hasta que la pandemia se dé por controlada y puedan levantarse las restricciones.
El circuito del alumno a su llegada a la escuela coránica comenzará con una toma de temperatura en la entrada, siempre guardando una distancia de metro y medio tanto en el acceso como en la salida, y se procederá a la desinfección del calzado. Los estudiantes se someterán a una higiene de manos en las aulas y, desde los seis años, será obligatorio el uso de la mascarilla. Habrá pupitre y material escolar exclusivo para cada alumno, que recibirá, aparte de la enseñanza del árabe y el Corán, contenidos de educación para la salud. Para abandonar las dependencias, los estudiantes usarán una puerta de salida distinta. El equipo del Centro Cultural también solicitará la colaboración de las familias rogando puntualidad a los padres.
De esto la Fampa.no dice nada
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