Era un niño. 17 años. Un adolescente cuya vida terminó en la orilla de Juan XXIII, Ceuta. La Guardia Civil ha conseguido identificar plenamente el cuerpo del varón a quien unos policías nacionales intentaron salvar en la mañana de este jueves.
Aunque le practicaron la RCP, el chico murió. Se llamaba Naufal, no había alcanzado la mayoría de edad y era natural de Marruecos.
La personación en la casa cuartel de la Benemérita, ubicada en el popular barrio de Hadú, de un familiar directo de la víctima, que aportó documentación del menor en la mañana de ayer domingo, ha servido para verificar quién era el fallecido.
Presumiblemente se llevará a cabo el traslado a su país para que pueda ser enterrado en presencia de su familia. Las restricciones fronterizas impuestas tras la reapertura de la frontera limitan las entradas en Ceuta a los que carecen de visado, lo que impediría a la familia poder despedir a su ser querido.
En un semana escasa se han producido cuatro muertes
La mañana en la que la Policía Nacional intentó salvar la vida a este adolescente fue el final de una madrugada de presión tanto en la valla como en el mar. Cuando se le practicaron maniobras de recuperación el chico aún estaba con vida. Antes habían accedido por mar al menos otros tres menores que intentaron bordear el espigón del Tarajal y lo consiguieron.
Esas brazadas han derivado en muchas desgracias. Lo que a vista parece sencillo se convierte en una trampa mortal para los que intentan entrar en Ceuta de esta forma. El jueves quiso hacerlo Naufal y murió en el camino.
Días antes quien falleció fue Redouan, cuyos restos descansan ya en Río Martil tras morir en el intento de cruzar desde Beliones a Benzú. En solo una semana han muerto cuatro personas: un yemení, dos marroquíes y un subsahariano.
Migracion , ahora somos nosotros los españoles los culpables !
Y Marruecos que tiene que decir a todo esto?