La tumba 4859 del cementerio de Sidi Embarek tendrá un nombre. Al menos, ahora sí, quedará reseñada. Y eso es gracias al trabajo en silencio, permanente y constante que lleva a cabo la Guardia Civil de Ceuta a través del Laboratorio de Criminalística de la Policía Judicial.
Ellos no olvidan. Hay casos en los que los cadáveres de inmigrantes pueden identificarse al momento, pero otros tardan meses e incluso años, o, sencillamente nunca se logra saber su identidad. Esto es, sin duda, el mayor de los fracasos.
Recuperar la identidad de quien murió en el cruce de la frontera sur supone no solo cumplir con una labor policial sino también moral. Es una forma de zanjar dudas y de acabar con esa inquietud que, desgraciadamente, en otros casos no logra eliminarse nunca.
Youness Aboudar tenía 18 años. Era un joven mecánico de Castillejos que decidió, como muchos otros jóvenes, cruzar el espigón del Tarajal. El 13 de septiembre de 2023, su familia pidió ayuda para dar con él.
El día 22, los GEAS de la Guardia Civil recuperaban un cuerpo sin vida en aguas del Recinto. Era imposible su identificación visual, pero siempre se sospechó que podía tratarse de Youness. Vestía una camiseta con un gran logo de Nike como la que el joven usaba y además todavía conservaba parte de la ortodoncia.
Esos detalles se tomaron como claves en el expediente realizado por ser coincidentes con la petición de ayuda realizada desde Castillejos y recogida en una de las cuantiosas noticias que sobre desaparecidos se publican en este periódico.
El 28 de septiembre, ese cuerpo era enterrado sin haber logrado la identificación.
Ahora, 10 meses después, se ha confirmado que ese chico era Youness.
Entre un periodo y otro ha habido preocupación y trabajo. Por el estado en el que fue recuperado el cuerpo, la toma de huellas dactilares resultó imposible, pero los agentes de Criminalística enviaron las muestras de ADN vía Interpol, confiando en que pudieran ser compatibles, en que guardaran un vínculo con las que su madre había aportado en la Policía marroquí.
Eso fue determinante para que pudiera hacerse una comparación que ha arrojado un resultado positivo.
“No se descarta un vínculo materno filial”, se recoge en el informe trasladado a Ceuta. Esa conclusión ha permitido que el juzgado pueda reseñar el nombre al cuerpo que, hasta la fecha, figuraba como tantos otros con una etiqueta: varón, sin identificar.
Las sospechas que siempre existieron sobre su identidad son ahora oficiales. En esa tumba 4859 está enterrado el chico que aspiraba a buscar un trabajo mejor como mecánico a este lado de la frontera.
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