Que determinados miembros de la clase política han hecho un irreparable daño al estamento dirigente es un hecho incontestable en esta España de hoy, donde los políticos no ocupan uno de los primeros lugares, sino todo lo contrario, en la opinión de los ciudadanos. Pero también hace falta realizar un llamamiento en favor de los políticos, quizás en unos instantes donde la corriente no es favorable, pero son necesarios en una democracia. Tanto los partidos como los políticos. Porque no a todos se les puede medir por el mismo rasero, al igual que en todas las profesiones hay quienes afean a ese grupo. Pero lo que parece inconcebible es que sea un político quien tire piedras contra su propio tejado, que sea un grupo político como lo fue el PSOE en la jornada del martes, el que apuntándose a algún carro que nadie entiende, intente desprestigiar a la política en mayúscula. En todo caso y tampoco defendiendo a Caballas, al menos este grupo llevaba esa supresión de las dietas de los diputados en su programa electoral y lo ha presentado a pleno en tiempo y forma y no a destiempo como el PSOE. De verdad, el Ayuntamiento de Ceuta no es un dispendio en los sueldos que cobran sus miembros, como sucede en otros puntos de nuestra Nación. Esos ocho años de sueldos congelados en plena efervescencia del boom económico es una muestra de esa sensatez. A lo mejor, algún día nos explican las razones que llevaron a Carracao a llevar esta moción de urgencia, porque repito que en el pleno le ví desencajado, muy nervioso. Pero vuelvo a repetir que el gran enemigo de la clase política es la propia clase política. El sistema está herido, todo lo sabemos, pero de locura es que sea uno de sus miembro, quien lo apuñale más.