Los yacimientos arqueológicos son como el inicio de un cuento. Sus restos cuentan historias del pasado, sobre cómo era la ciudad y quienes la habitaban. L
a Biblioteca Pública del Estado ‘Adolfo Suárez’ acoge entre sus paredes un yacimiento islámico de la Ceuta del siglo XIV:
‘Huerta Rufino’. El diseño del edificio se realizó pensando de manera que se respetase el yacimiento y quedase integrado en la construcción de la Biblioteca. Estos restos arqueológicos cuentan parte de la historia de la Ciudad Autónoma de la Edad Media y Faro TV estuvo allí para conocerla.
Este yacimiento “supone un magnífico ejemplo del urbanismo en la Ceuta del siglo XIV”, explicó el investigador ceutí Gabriel Fernández. Estos restos arqueológicos son lo que queda de una construcción de viviendas de una familia de la época con un elevado poder adquisitivo, según lo demuestran algunos de los objetos encontrados durante las excavaciones, entre otros elementos.
‘Huerta Rufino’ está formado por dos calles paralelas de distintos tamaños de ancho. Junto a una de las calles, se puede apreciar lo que serían “varias edificaciones que corresponden a la tipología de casa mediterránea, es decir, una serie de habitaciones en torno a un patio”, explicó Fernández. La entrada a estas viviendas, según cuenta, se hace en zaguán, otorgando a la estancia privacidad aunque la puerta estuviese abierta.
Esta construcción se encontraba en una colina y tiene su origen tras la conquista de Sevilla. “Estos hispano-musulmanes, huyendo al Magreb y construyendo nuevos barrios. En este caso, se van a construir en una colina en la parte sur de la ciudad, lo que llamamos El Recinto”, contó. Para llevar a cabo la edificación de estas viviendas, primero se tuvo que aterrazar el terreno y luego se tuvo que hacer una serie de instalaciones previas, desde canalizaciones de aguas fecales hasta aljibes y silos. “Los silos son almacenes subterráneos para guardar el grano. En el entorno de ‘Huerta Rufino’ se han encontrado aproximadamente unos 10”, señaló. Como dato curioso de este yacimiento es que, en una de las calles aparecen restos de lo que serían jambas de puerta. Esto es señal de la que las calles se podían privatizar cuando querían. Pero no es lo único que se ha encontrado durante sus excavaciones.
En la zona museográfica de la Biblioteca, se encuentra expuestas una serie de piezas y pinturas que fueron extraídas durante las excavaciones y los trabajos de consolidación que se siguen llevando a cabo. Estos descubrimientos dan nota del nivel de vida y del poder adquisitivo que tenían las familias asentadas en esas construcciones. “Apareció un ajuar cerámico completísimo. Esto también nos indica, no solo el número, sino la calidad en la manufactura de las piezas, que los habitantes de estas viviendas pues tenían un alto poder adquisitivo”, señaló.
De todas las piezas exhibidas, hay algunas que llaman bastante la atención. Por un lado, se muestra una orza y un portaviandas. Estas dos piezas se utilizaban juntas, puesto que los habitantes de ‘Huerta Rufino’ hacían uso de ellas para transportar la comida caliente de un sitio a otro. Asimismo, se pudo encontrar una llave y su cerradura. ¿Qué puede provocar que una familia abandone su hogar dejando la llave en casa? Esto da indicios de cuándo dejaron esta construcción, datándola “el 21 de agosto de 1415, la llegada de los portugueses, donde los habitantes que aquí había, pues al huir, dejaron la llave”, reseñó.
Pero no solo el ajuar. Algunos de los enfoscados o paneles de pintura hallados durante los procesos de consolidación también remiten a ese alto nivel adquisitivo, puesto que “para la elaboración de estos enfoscados en las paredes había que preparar el muro. Lo que nos encontramos es un rojo en ocre con decoraciones geométricas, con un cordón, que vendría a ser el de la vida, y un zócalo en rojo también, que sería la parte baja del muro. Este tipo de decoraciones, por ejemplo, nos la encontramos en espacios tan suntuosos como La Alhambra”, apuntó.