La huelga de transportistas, convocada desde el pasado 14 de marzo, está en pleno auge. Las consecuencias de esta paralización empiezan a notarse en algunos comercios de la ciudad de Ceuta. Los consumidores igualmente lo notan a la hora de comprar determinados productos. A la falta de aceite de girasol, que no viene precedida por esta huelga, le sigue ahora el desabastecimiento de los alimentos.
Ejemplo de ello es lo que ocurre en supermercados Covirán. “Nos afecta bastante, llevamos ocho días sin traer suministros y ya hay estanterías vacías”, cometa el encargado de este establecimiento, Alfonso Guerrero. Ante esta difícil situación, Guerrero ha tomado la decisión de cerrar parte de la carnicería. “A los que trabajan aquí, les he dicho que se tomen unos días de descanso hasta que esto mejore”, añade con la esperanza de que la luz ya se empiece a ver al final del túnel.
Otro espacio afectado es la frutería. “La hemos tenido cerrada durante unos días hasta que hemos podido comprar algo en Ceuta y así tirar adelante”, señala. Los lazos estrechos con la Península se resienten mientras que esta tormenta continúe.
“Los primeros días no se notó la huelga, pero ya hay barcos de mercancías que no tienen nada que traer”, explica Manuel Sánchez Cuesta, vicepresidente de la Asociación de Transportistas de Ceuta. El punto de inflexión llegó a finales de la pasada semana y a raíz de ello, “ya comienza a notarse la carencia de suministros en algunos espacios”, ultima.
Aprovisionamiento
Pero el desabastecimiento no se ha extendido a todos los lugares de la ciudad. Los problemas todavía no han llegado a gran escala. En la calle Real se encuentra la frutería de un comerciante local, quien dice que “hasta el momento todo va bien”. No se ha visto limitado con ninguno de sus alimentos, la vida sigue igual que antes de que comenzara esto. En la misma línea está otro supermercado, Eroski. Su encargada, Noelia Sánchez, comenta que no se ve afectada. “Los lunes, martes, jueves y viernes llegan los camiones”, afirma. Lo único que apunta es que productos puntuales, como el fresón de Huelva, “no llegan y si lo hace es en cantidades reducidas”.
Aún se desconoce cuando esta crisis llegará a su recta final. Muchos transportistas recorren las carreteras de España para manifestarse ante el encarecimiento de los carburantes, entre otros aspectos que piden tener en cuenta. La de hoy será su novena jornada, mientras siguen reclamando unas condiciones más óptimas en las que no les salga a deber el traslado de mercancías. Mientras tanto, muchos de los productos no llegarán a su destino, unas consecuencias que afectan a una gran mayoría.
No es una huelga. Es un paro de una minoría patronal fascista que con coacciones está paralizando el sector y sembrando la ruina.