El lunes de la semana pasada, J.D.M.G. tenía una intervención programada en el
Hospital Universitario de Ceuta. Sufre dolencias en el riñón izquierdo y debía practicársele un cateterismo. Todo el expediente estaba en orden: radiografías, historial, dolencias… El procedimiento médico tenía que desarrollarse sin problemas. Pero estos terminaron apareciendo convirtiéndose en la peor de las pesadillas. El día posterior a la intervención, J.D.M.G. empezó a sufrir molestias en el riñón derecho. Dolores, sangrado en la orina… el protagonista de esta historia no entendía cómo habiendo ingresado para un cateterismo en el riñón izquierdo ahora el que más le dolía era el derecho. Las dudas le fueron aclaradas en el propio
Hospital: sí, se le había intervenido tal y como se había programado, pero con una salvedad importante no, importantísima: “El cateterismo me lo habían hecho en el riñón derecho”, denuncia en una entrevista con El Faro. “Cómo puede ir una persona a operarse del riñón izquierdo y que te intervengan el derecho”, se pregunta. Solo encuentra a modo de respuesta términos como “incompetencia, falta de concentración…”. La radiografía, el expediente, la cita… todo dejaba perfectamente claro cuál debía ser la intervención, pero se hizo lo contrario. “Entré para una intervención y llevó seis días orinando sangre, con dolores, medicación, he tenido que pasar dos veces por quirófano. Entré con un riñón mal y salgo con los dos”, se lamenta. Las molestias que siempre habían anidado en el izquierdo ahora las sufre en los dos riñones. “No sé las secuelas que puede tener esto”, advierte, después de que un órgano sano haya sufrido una intervención que no debía habérsele practicado.
Pondré el caso en manos de un abogado
Tras ser intervenido erróneamente el lunes, tuvo que acudir al HUCE el viernes de la misma semana. No estaba el especialista de Urología de manera presencial. Denuncia que después de haber pasado por todo esto, por un fallo del que no es responsable, querían que quedara ingresado al no podérsele examinar. Su insistencia llevó a que se presentara el urólogo de guardia para que se le atendiera ante las molestias sufridas. Este lunes, justo cuando se cumple una semana de los hechos, es la primera vez que ha podido salir a la calle. Lo hace con molestias en ambos riñones, con la duda de qué pasará ahora, de si se habrá causado daños inesperados, de las consecuencias de haber pasado por dos pruebas agresivas en su cuerpo. Tiene claro que va a poner el asunto en manos de un abogado, presentará denuncia por lo ocurrido, por una auténtica pesadilla sorprendente que parece una broma, pero que desgraciadamente es la pura realidad.