Una situación de verdadera vergüenza lo que pasó en la tarde de ayer en el cementerio de Santa Catalina, donde una familia no pudo incinerar el cuerpo de su finado porque no funcionaba el horno crematorio. Les ofrecieron enterrar, pero se negaron porque la última voluntad había sido la incineración y después de casi tres horas de espera no tuvieron más remedio que volverse con el féretro hasta el sanatorio porque resulta que iba a ser imposible el poder arreglar el horno. Tendrán que esperar hasta la jornada de hoy para ver si se solucionan todos los problemas.
El tema de los hornos crematorios en la Ciudad Autónoma clama ya al cielo, nunca mejor dicho, porque se llevan muchos años con problemas y no terminan de solucionarse. Se lleva más de un año y medio con sólo uno en funcionamiento, porque el otro desde que se le cayó la chimenea no funciona. Las propias funerarias han clamado soluciones, pero nadie les hace caso, ya que intentan ir capeando el temporal, hasta que suceden circunstancias como las vividas en la tarde de ayer por una familia completamente destrozada y que veían que no podían despedir a su finada. Lo cierto es que alguien deberá responder, de una vez por todas, de este conflicto que lleva camino de hacerse eterno porque los responsables de todo tipo no toman las medidas adecuadas para arreglarlo.
Novedades
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