Homicidio o asesinato

Poner cifras en forma de años carcelarios a cualquier muerte resulta complicado. Si esta es la de una joven en cuyo camino se juntaron todas las malas casualidades (llevaba pocos días en el piso en el que la mataron, le quedaba el último examen para ser enfermera, iba a emprender un proyecto en común con su pareja y era el pilar básico de una familia humilde, trabajadora y muy creyente), se añade un grado. El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta tiene ahora la encomienda de recoger en una sentencia esas cifras, fundamentando si la muerte de Laura Gutiérrez, la joven estudiante de Enfermería encontrada muerta en el edificio Calypso de la calle Linares en diciembre de 2011, se encuadra en un homicidio o en un asesinato.
En sus conclusiones finales, el letrado de la Acusación Particular vio  lo segundo. Entiende que Mohamed A., el tetuaní autor confeso del crimen, se ensañó con su víctima hasta matarla, por eso reclama una petición de hasta 37 años de prisión: 23 por asesinato y 14 por una agresión sexual, delito que, entiende, también existió. Como alternativa por si el tribunal no viera la existencia de dicho delito, la Acusación Particular reclama la pena máxima por homicidio al entender que existe un agravante de superioridad: o sea 15 años, y otros diez por agresión sexual. A esto añade la suma de indemnizaciones varias para la madre, padre, novio y hermana de Laura por los daños morales que les ha provocado y la obligación de que, una vez cumplida la pena, no se acerque a ningún miembro de esta familia durante más de 20 años, así como otros siete de libertad vigilada.
Visión distinta de los hechos es la que mantiene el Ministerio Fiscal y la Defensa de Mohamed. El representante del Ministerio Público rebajó su calificación inicial de 25 años de prisión. Así, en la definitiva, pide un máximo de 17 años: 12 por homicidio al entender que existe la atenuante de la confesión y 5 por una tentativa de agresión sexual agravada por el abuso de superioridad. Como alternativa solicita una pena en la que rebaja la agresión sexual en un año (4) si la Sala entiende que no se produjo un contacto físico y solo hubo tocamientos.
La Defensa, por su parte, mantiene que no hay pruebas que rafiquen la existencia de agresión de índole sexual, por lo que solo pidió una pena de homicidio que se quedaría en la mínima de 5 años al entender que existe la conjunción de dos atenuantes: la colaboración y el hecho de que su cliente actuara bajo los efectos de las drogas, es decir, dominado por una especie de enajenación.
Ahora el tribunal de la Audiencia deberá dictar sentencia fundamentando qué tipo delictivo existe. Y lo hará presumiblemente antes de que el reo cumpla los dos años de estancia en prisión (lo hará el próximo 6 de diciembre), ya que ayer el magistrado Fernando Tesón indicó que no cabía debatir la prórroga de cárcel que no puede superar esos dos años, dejando entender que la sentencia se conocerá antes.
El primero en exponer sus conclusiones fue el Ministerio Fiscal. Y lo hizo de forma clara. La presunción de inocencia del acusado está claramente desvirtuada, así que su implicación en el crimen no es objeto de debate. La duda está precisamente en discernir si se está ante un asesinato o un homicidio.
Para el Fiscal, la declaración del procesado ayudó bien poco, al sufrir de una “especial amnesia parcial” recordando solo algunos datos (ver páginas 4 y 5). El informe forense tampoco es determinante, ya que no despeja la incógnita sobre el momento preciso de la agresión en el que murió Laura y cuando ya no habría tenido mayor posibilidad de defensa (ver páginas 6-7). No puede señalarse de esta manera la existencia de un ensañamiento y una alevosía que motivaran la existencia de un asesinato (la conjunción de ambas características es lo que le diferencia del tipo penal de homicidio). Hay golpes, hay daños, pero no existen pruebas a ojos de la Fiscalía de que se diera un especial ánimo de causar daño o dolor sobre la joven.
Al no tener clara la imputación por asesinato, la Fiscalía mantiene que se está ante un homicidio protagonizado por un acusado que tenía “idea de matar”, por lo que no cabe imprudencia alguna.
Respecto a la agresión sexual, para el representante del Ministerio Público, está claro que la idea del acusado en el ataque contra Laura era “algo más que causarle la muerte”. Pretendía un móvil sexual, existiendo un abuso de superioridad sobre la joven. Fiscalía entiende que cabe la existencia de un atenuante sobre el procesado: el de confesión que, aunque parcial, la hubo por cuanto marchó a la Jefatura Superior a narrar que había dado una paliza de muerte a su compañera de piso. No existe, en cambio, la atenuante de drogadicción porque en ningún momento ha quedado acreditado que consumiera estupefacientes, a pesar de las pruebas efectuadas.
La Acusación Particular tiene una visión completamente distinta de los hechos. Mantiene que el ataque a Laura no fue casual, sino que la joven resultó víctima de una brutal agresión porque el autor lo había premeditado.
El abogado que defiende los intereses de la familia señaló que el autor sabía perfectamente que Laura acostumbraba a estudiar por las mañanas temprano y que por eso planificó cómo atacarla. Durante las horas previas estuvo fuera del piso pero sin poder especificar con quién, ni tener siquiera una coartada. “Era sabedor de los hábitos de su víctima y estuvo atento a Laura”, señaló. Con un ánimo lividinoso actuó contra la estudiante. “Tenía todo preparado”, insistió para que Laura no pudiera “reaccionar ni defenderse” del ataque “brutal” sufrido. Para la Acusación Particular, Laura fue “atacada a traición” por un hombre que, por su profesión de portero de bares y con su complexión física, sabía “cómo golpear”. Insistió en que con esos ataques “quiso causar dolor” a la víctima para, tras golpearle y dejarla aturdida, estrangularla y asfixiarla con un cojín y un cordón de su chándal empleando “una extremada violencia” y “sadismo”.
“No se confundan”, dijo dirigiéndose a la Sala, “estos signos son de un brutal ataque de un gigante sobre la joven Laura”, a la que no se le dio oportunidad alguna de defensa. Según la Acusación Particular, después de causar la muerte, se produciría la agresión sexual para, después, marchar a comisaría “sin percatarse” de que tenía el pantalón manchado de sangre y sin que antes optara, por ejemplo, por avisar al 061 o llamar directamente por teléfono en vez de ir a pie hasta el Paseo de Colón, lo que hubiera posibilitado una acción más rápida de auxilio a la joven. “Fue consciente de lo que hacía, se ensañó y alargó el sufrimiento”. La Acusación indica que si Mohamed A. mató a Laura fue para evitar que ésta le denunciara tras la agresión sexual sufrida, “por eso la mató, haciendo un uso cruel de la fuerza” asegurándose  que no declararía en su contra. Mantiene la existencia, pues, de un plan “preparado de forma premeditada” para abusar de la joven. “Su única intención era acabar con la vida de Laura”, aprovechándose de su condición desvalida, atacándola por la espalda y dañándola. “Le provocó un sufrimiento horrible con 13 heridas traumáticas, males que no eran necesarios. Podía haberla matado de un golpe pero se ensañó”. Si toda muerte es trágica, para la Acusación Particular la de Laura contiene mayor dolor por cuanto fue una agresión que no se puede entender.
La Defensa del procesado, por su parte, niega que éste agrediera sexualmente a la joven y señala que sí, que la mató, pero lo hizo después de haber consumido abundante cocaína, “por lo que la única explicación que existe a lo que hizo fue la enajenación”. A su favor dijo que en vez de huir a Marruecos se entregó.

y en la Línea de la Concepción, protestas

al otro lado. El Ayuntamiento de La Línea albergó en la mañana de ayer una nueva muestra de cariño y sentimiento hacia Laura. Alrededor de un centenar de personas se sumaron a la concentración que fue convocada por parte del Ayuntamiento de La Línea. Participaron también una nutrida representación de la Corporación Local con la alcaldesa, Gemma Araujo, al frente, quien quiso sumarse al dolor de la familia pidiendo justicia. De esta manera, se recordaba a Laura Gutiérrez el mismo día en el que en Ceuta se celebraba el juicio contra el presunto homicida. Destacó el cariño con el que se recuerda a esta joven linense, y buena prueba fue la concentración que este pasado viernes se realizó en la plaza de la Iglesia con el mismo fin. “Deseamos todos dar el cariño que necesitan sus familiares, amigos y compañeros de estudio y exigimos que la justicia se aplique contra quien cometió un vil asesinato que sesgó la vida de una joven linense de 24 años”.
Se guardaron cinco minutos de silencio tras la exposición de la alcaldesa de la Línea, que estuvo acompañada por parte del arco municipal, tanto del equipo de gobierno como representantes de partidos de la oposición.
Antes, a las 10:30, las puertas del hospital de La Línea fueron escenario de otra concentración. La madre de Laura trabaja en este centro sanitario, donde es muy querida, y sus compañeros de trabajo quisieron mostrarle su apoyo ante el inicio del juicio.
FOTOS: Europa Sur