Activistas comienzan el año con la esperanza de hallar mejoras ante la situación que afecta a miles de inmigrantes que buscan en las puertas de Ceuta o de Melilla una vía de entrada a Europa. 2019 deja atrás episodios de muertes y desapariciones, además de entradas por el vallado que tomaron el relevo a 2018. En un informe han recogido con fechas e identidades los dramas de unos periplos migratorios que solo permanecen ya en el recuerdo de unos pocos.
Muertes como la de un menor de 15 años que el 12 de febrero murió en el puerto después de esconderse en los bajos de un camión. Su caída fue accidental y el transportista ni siquiera se dio cuenta cuando las ruedas aplastaron al niño. Llevaba solo 3 meses en Ceuta. “Intentaba diariamente hacer un riski. Otro caso de otro niño con el mismo final se produjo en abril del 2019 en Melilla”, recuerdan. En 2018 hubo más muertes en el puerto, todas ellas teniendo como protagonistas a “chavales que se arriesgan para intentar cruzar lo antes posible hacia la Península, con la incertidumbre de que al cumplir la mayoría de edad se queden desamparados fuera del sistema. La criminalización la padecen desde hace tiempo con acusaciones de que son delincuentes, que están acosando o agobiando a la gente por las zonas del puerto colindantes, cercanías de los supermercados pidiendo para comer o que les ayuden con algo. Ellos buscan una salida para rehacer sus vidas en alguna que otra ciudad de España o Europa en sí”.
Todas las muertes son trágicas, pero hay sin duda algunas que en esta Frontera Sur marcan para siempre. Lo fue el hallazgo de dos subsaharianos en la zona de Anyera. Sus cadáveres fueron encontrados por la Guardia Civil en dos días consecutivos. Murieron de frío después de haber saltado el vallado. Poco después 602 personas conseguían cruzar a Ceuta por la valla. Aquella entrada del 26 de julio es mencionada por lo que vino después: la sentencia condenatoria dictada por la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta, a través de su Sección VI y cuyo recurso está todavía pendiente de resolución por parte del TSJA.
“Según las autoridades fue una de las más agresivas y violentas, les acusaron de venir extremadamente violentos con armas. Por llevar en las manos garfios, palos con ganchos para poder trepar por las vallas, líquido rojo para untarse en el cuerpo para no ser retenidos y hacer que se resbalen las manos, polvo blanco... les acusaron de agredir a las autoridades con cal viva. Reconocieron a los jefes o responsables del grupo organizado acusados a agredir a la Guardia Civil. Finalmente no fue devuelto o expulsado ninguno”, expone.
Ese mismo 2018, pero un mes después, tendría lugar la entrada de 119 personas que fueron devueltas a Marruecos. “Esta vez con las acusaciones sobre las agresiones a la Guardia Civil con supuestos de cal viva y líquidos que corroen la piel y heces. Devolvieron en menos de 24 horas a 116 personas. Una vez devueltos los metieron en la prisión de Tetuán para su condena y posterior expulsión a países firmantes de acuerdos de readmisión como por ejemplo Costa de Marfil u otros al sur de Marruecos. Las devoluciones exprés lograron sacar del cajón un acuerdo entre España Marruecos para casos excepcionales de 1992”.
“Avanzando con la criminalización que han ido lanzando hacia la población migrante o en movimiento en tránsito, empezaron a hacer redadas, detenciones y deportaciones con agresiones brutales por todos los territorios de la ruta en Marruecos como Tánger, Nador, Casablanca, Fez... que siguen hasta la actualidad con una incertidumbre para las personas a la espera de una oportunidad para salir de Marruecos hacia España- Europa”.
Estos activistas aluden al refuerzo de las vallas, colocación de más medios y actuación de Marruecos en su territorio con la construcción de campamentos base y vallas con concertinas. “Con el refuerzo ha habido en 2019 pocas entradas”, exponen, recogiendo no obstante algunas dramáticas como el accidente del coche patera cargado de inmigrantes que se estrelló en Arcos Quebrados. A pases así se sumaron los constantes en motos de agua en los que se arriesgaron la vida de las personas. La entrada masiva por Beliones de agosto o la furgoneta kamikaze de noviembre completaron los episodios más dramáticos y de mayor número de personas como protagonista.
“En 2019 se ha notado considerablemente el descenso en las entradas por las fronteras o perímetro incluso es de puntualizar el cambio de ruta y reactivación de esta salida atlántica hacia las Islas Canarias siendo una vía muy peligrosa por el largo trayecto”, concretan.
A las distintas jornadas y eventos en los que participan los activistas se suman las labores de orientación, acompañamiento o sensibilización que llevan a cabo y que se recoge también en folletos informativos. Se organizan además encuentros con inmigrantes en ruta a la espera de su oportunidad y se habla con organizaciones que trabajan por los derechos humanos, emitiendo denuncias de todo tipo contra las leyes ejecutadas. En su balance de 2019, hacen referencia a la “irrupción de la ultraderecha” en las distintas comunidades o ciudades autónomas o a la retirada de subvenciones a entidades que llevan a cabo una labor humanitaria de apoyo a vulnerables o enfermos además de inmigrantes.
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