Volvemos a encontrarnos con el problema de las costas en Ceuta, que se está convirtiendo en un asunto recurrente, al parecer, sin remedio. Como en tantas otras ocasiones, la administración central del estado está en constante diálogo ofuscado consigo mismo en el siempre espinoso asunto de las costas. Por un lado, se desea arreglar un problema de accesibilidad de la costa a los ciudadanos, pero por otro, no se tienen las ideas claras sobre como llevarlo a cabo. Es como una extravagante mezcla de buena voluntad política y de larga tradición de despotismo burocrático. Se desea hacer algo por los demás pero no se quiere contar con los demás o, al menos, los mandos políticos intermedios y la burocracia de oficio no desean abrirse al mundo de las ideas y contar gratuitamente con la participación ciudadana.
Después de la última intervención de la administración del estado en las costas ceutíes, no podemos dejar de mostrar nuestra estupefacción al respecto. En estos momentos estamos elaborando un escrito para presentar ante la Delegación del Gobierno en el que exponemos nuestra gran preocupación ante lo que puede llegar a convertirse en una escalada de acciones desatinadas, aunque algunas de estas vayan cargadas de buenas intenciones. En aquellas que vayan cargadas de buenas intenciones estamos dispuestos a colaborar y exponer nuestras ideas sobre el litoral que, junto con muchas otras, puedan tenerse en cuenta, en beneficio de las propias actuaciones que se deseen llevar a cabo en nuestra costa. En otras actuaciones, que son simples chapuzas, que alteran y afean el litoral, vamos a mostrar nuestro más enérgico rechazo. Las actuaciones en el litoral, y más concretamente en un litoral que es una “auténtica joya” y que reconoce el propio delegado del gobierno, no se deben permitir actuaciones tan inapropiadas como las que últimamente estamos observando. Una intervención como la que se ha realizado en la cala del Desnarigado es muy torpe y desatinada, propia de una mente que, en realidad, solo pretende realizar, a toda costa, una regeneración encubierta de la playa. Sinceramente, no creemos que el delegado del gobierno tuviera información suficiente sobre lo que se pensaba hacer, y esperamos que, de haberlo sabido, no lo hubiera permitido. En esta desmesurada actuación se ha estropeado una preciosa cala que es el centro neurálgico del LICES6310002, además se han alterado hábitats y especies, y posiblemente se vulneran leyes ambientales. El sedimento empleado es hartamente inapropiado y contiene basuras y por lo tanto vulnera legalmente algunas leyes ambientales. Por último, no creemos que exista ni siquiera un proyecto redactado, lo cual también entendemos que podría ser ilegal. Obviamente, nuestra intención no es hacer daño sino ayudar y ser corresponsables en la resolución de los problemas ambientales, máximo cuando tenemos variados puntos de acuerdo con la delegación del gobierno. No necesitamos estar de acuerdo en todo sino lograr puntos de encuentro, que existen al igual que ocurre con la administración autonómica, en aquellos temas donde existen ámbitos de discrepancia.
Por último, queremos indicar que el empleo de sedimentos que se han extraído de otros lugares puede ser una medida interesante de reutilización de recursos. Sin embargo, estos no pueden utilizarse sin una planificación adecuada y una previsión de objetivos. La reutilización no es en sí misma un acto positivo si no va acompañado de un proyecto de usos adecuado, ya que, por ejemplo, no todos los sedimentos son susceptibles de reutilizarse en el ámbito costero. El ahorro mal entendido de dinero público es también una sombra de sospecha que se cierne en torno a las costas. Acaso toda esta ofensiva sobre las costas nos está revelando que se está utilizando este tipo de proyectos para realizar rellenos y “regeneraciones de playas encubiertas”.
No creemos que tengamos una postura extrema en todo este asunto, pero nos podemos radicalizar paulatinamente si observamos que se nos deja de lado y se continúan las actuaciones desatinadas y obstinadas, programadas desde algún despacho de Madrid de la dirección general de costas. Desde este ámbito no se cesa de introducir ruido desarrollista, bastante caduco y trasnochado, en las costas ceutíes, y mientras tanto los burócratas y asesores técnicos al servicio de la delegación del gobierno no están actuando a favor de la transparencia, la necesaria participación ciudadana y, por lo tanto, de lo políticamente inteligente.
Nosotros hemos sido coherentes pero también leales en el escabroso asunto de la carretera de Calamocarro, solo deseamos que no se equivoquen los términos y que se tenga claro que nuestra asociación no da cheques en blanco a ninguna administración para que haga lo que desee sin mirar mucho a la legislación vigente. Solo deseamos que la administración general del estado en Ceuta vuelva su mirada al orden ambiental y a la necesaria participación ciudadana.
Lo sorprendente de lo acontecido es que no es una historia fantástica sino que está plenamente anclada en lo que denominamos realidad, en los tiempos de la sostenibilidad, del cuidado de la diversidad natural y cultural y del cambio de modelo económico y energético. Nos gustaría que fuera un cuento ejemplar, de esos que se relatarán en el futuro, si todavía estamos aquí para disfrutar de la biosfera, sobre aquellos hombres malvados que destruían las costas por pura ignorancia y no deseaban contar con las ideas de otros pues pensaban que no las necesitaban, nunca aprendieron que desdeñar las ideas de los otros es el principio de la pobreza intelectual y la primacía del pensamiento único,...