Se llama Mohamed. Tiene 19 años y nació en Tetuán. Los últimos tres los lleva viviendo atrapado en una agónica lucha: la de burlar la vigilancia de las fuerzas de seguridad en el puerto para poder colarse en algún barco. Siempre, en cada intento, le han ‘pillado’. Cuando era menor no podían expulsarle. Una vez cumplió la mayoría de edad, su periplo se ha movido entre los callejones de la zona portuaria y la frontera del Tarajal.
Ahora está en la UCI. Su estado es “grave” y su pronóstico “reservado”. Los médicos que le operaron en la tarde de este sábado, al descubrir que presentaba rotura de bazo y riñón, confían en las próximas horas para despejar cualquier complicación.
Mohamed es el joven marroquí que a las 8.00 horas se precipitó de una altura de tres metros. Se había subido al techado de una infraestructura ubicada en la zona de embarque, en el parking de espera para los vehículos. Sus compañeros dicen que se había inclinado para bajar pero se desplomó. No saben bien cómo pasó, solo que se lo llevó una ambulancia inconsciente.
Este sábado, en los callejones del puerto, preguntaban angustiados a El Faro de Ceuta si Mohamed seguía vivo. Su primo, con el rostro sucio, sin zapatos y con una sudadera agujereada, se apostaba al lado de una tienda de deportes esperando obtener alguna dádiva de los paseantes y, a su vez, pendiente de que no le viera la Policía.
Cuenta que la madre de Mohamed es muy mayor, está muy mal y enferma. Él decidió marchar a España para poder trabajar, es el único varón de la familia y sus tres hermanas viven con su progenitora.
En estos tres últimos años nunca ha conseguido llegar a la Península. Al menos es lo que dicen sus amigos, que indican que varias veces “lo han sacado del barco”. Esos tres años no han sido continuados en Ceuta, porque ha tenido que volver a su país en varias ocasiones, muchas de ellas obligado. Mohamed se encuentra ahora en la UCI del Hospital Universitario a donde llegaba justo después del accidente ya inconsciente. Por eso sus amigos creían que estaba muerto.
“Queremos ir a verle”, insistían a este periódico. En el centro de menores consta que una persona con su misma identidad estuvo solo un día allí, aunque no se puede verificar que se trate del mismo. Sus amigos dicen que siempre ha estado en el puerto, es uno de esos invisibles que forman parte del día a día en una zona en la que la Autoridad Portuaria se afana ahora en levantar muros y quitar cualquier elemento que podía servir a los inmigrantes para acceder a las zonas restringidas. Por eso Mohamed, una vez que llegó a la zona previa al embarque no se movía de allí. Subido al techo de una de las infraestructuras de servicio, esperaba el momento de poder colarse en algún barco.
Ahora permanece en la UCI del Hospital Universitario intubado. Presenta fractura facial en el pómulo izquierdo, hematoma cerebral y rotura del bazo y de riñón.
Su pronóstico sigue siendo de gravedad y el equipo médico espera la evolución en las próximas horas que son muy importantes. Hay que esperar para conocer de manera exacta el alcance de los traumatismos sufridos, en lo que no es más que la repetición de un tipo de accidente que ha ocurrido de la misma manera en variadas ocasiones en la zona portuaria. Y es que los inmigrantes intentan acceder de cualquier forma a la zona restringida y no hay muros ni concertinas que los frenen con tal de conseguir su meta: llegar al otro lado.
El 2 de septiembre, un chico de 17 años, M.M., también marroquí, fue encontrado inconsciente a primera hora de la mañana en la calle. La autopsia diagnosticó “muerte natural”. El 14 de febrero de este mismo año, otro menor marroquí fue localizado aplastado por un camión y el 7 de abril de 2018 otro compatriota que tres días antes había cumplido los 18 años perdió la vida atropellado por una cabeza tractora en el mismo área del Muelle de Poniente.
El joven fue ingresado en el Hospital Universitario a primera hora de la mañana, fue allí cuando al realizársele las pruebas oportunas se pudo comprobar que el estado era grave. De hecho ingresó directamente en la UCI, inconsciente.
Caída por la mañana. El joven se precipitó por accidente y nada más que se vio lo ocurrido se alertó a una ambulancia dada la gravedad que se apreciaba, ya que el joven no respondía a las llamadas. Llegó inconsciente al HUCE, en donde tras la realización de varias pruebas decidieron operarlo a primera hora de la tarde.
A la espera de evolución. Los médicos dicen que su pronóstico es reservado y estado grave, confían en la buena evolución en las próximas horas después de habérsele intervenido porque se apreció al realizársele un TAC que presentaba rotura de bazo y de un riñón. Las próximas horas son determinantes.
Tres años en Ceuta. Este joven lleva tres años intentando escapar hacia la Península. No tiene suerte. Siempre que le sorprenden termina devuelto a Marruecos o, en algunos casos, no consiguen interceptarlo pero tiene que abandonar el lugar. Sus amigos dicen que es un buen compañero, el único varón de la familia, y que su deseo es marchar al otro lado para poder trabajar y enviar dinero al hogar. Su vida, mientras tanto, es el puerto de Ceuta y sus callejones.
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