Esta es la historia de un delito imposible, la historia de un servicio policial en el que se confundió lo que podría considerarse una ayuda humanitaria con un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. Todo comienza cuando el pasado 20 de septiembre, en plena playa de Benítez, la Guardia Civil detiene en Ceuta a un joven a bordo de una moto de agua y le acusa de transportar a un inmigrante ilegal que habría introducido desde aguas marroquíes a cambio de dinero.
El pase no era tal y, de hecho, la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1 absolvió ayer al acusado y el propio Ministerio Fiscal retiró la acusación contra su persona, después de las pruebas presentadas previamente por la Defensa, ejercida por el abogado Mario Gil Pacheco. Y es que era completamente imposible que se estuviera ante un pase cuando el supuesto inmigrante no era tal. Efectivamente se trataba de un marroquí pero que reside en Ceuta y que había acudido al entorno de isla Perejil a auxiliar al acusado ya que había sufrido una avería con su moto de agua.
El señalado como inmigrante acudió en su propio vehículo acuático a recogerle y aquella ayuda terminó convertida, a ojos de la Guardia Civil, en todo un pase. Pero había detalles que convertían ese delito en imposible, después de que la Defensa presentara dos vídeos grabados en Ceuta días antes en los que sale el supuesto inmigrante así como conversaciones de WhatsApp. Pero hay más, solo 4 días antes del supuesto pase, había sido multado en Ceuta por ser encontrado sin documentación. ¿Cómo un inmigrante al que supuestamente se le está pasando ilegalmente podía estar antes ya en nuestra ciudad? Imposible. La Guardia Civil detuvo a los dos en plena bocana y atribuyó los roles de pasador y pasado, mientras que en el fondo solo eran auxiliado y auxiliador.