Desde su salida de Marruecos, cuando era una adolescente, la vida de Hanna no ha sido fácil y aunque logró escapar de una relación tormentosa en la que el maltrato era constante, hoy, a sus 35 años, vive el drama de encontrarse en Ceuta sin dinero, sin trabajo y con tres hijos que mantener, incluyendo uno pequeño.
Cuando tenía 15 años, Hanna abandonó su natal Marruecos y llegó a España en compañía de su nuevo esposo, a quien conoció porque era “familia lejana”. Cuenta que el día que se casaron todo comenzó a cambiar, pero para mal. “Llevo aquí veinte años, fui una mujer maltratada durante mucho tiempo hasta que no pude más”.
Al principio no quiso denunciar al que por entonces era su esposo, pero finalmente tomó la decisión y entre el 2000 y el 2019 fueron ocho denuncias que, según ella, nunca prosperaron, a lo que le siguieron amenazas incluso de muerte.
La mujer salió definitivamente de la que fue su casa durante varios años en 2012, pero el maltrato continuó. Se llevó a sus dos hijos, hoy de 10 y 19 años, de un lugar que más que un hogar, parecía “una cárcel”. Lo hizo porque no podía permitir que ellos pagaran “por los problemas que tenían sus padres” y aunque su exesposo intentó “quitárselos”, finalmente los niños se quedaron con ella y él se marchó de Ceuta.
Una vez divorciada, Hanna conoció a su nueva pareja y comenzaron a vivir juntos en una vivienda de alquiler. Cuando todo parecía marchar bien, ambos se quedaron sin empleo y comenzó una nueva pesadilla de la que no ha podido salir. “Yo me buscaba la vida con la limpieza y él trabajaba para pagar la casa, la luz y el agua”.
Quedó embarazada y al tener dificultades de salud, su pareja tuvo que solicitar varios permisos para poder cuidarla, lo que terminó en un despido. “Lo echaron del trabajo y no teníamos ni para pagar el alquiler”, cuenta.
Hanna se queja de que Servicios Sociales no les ha ayudado lo suficiente. Aseguró que hace unos meses su pareja fue con la orden de desalojo del lugar donde estaba viviendo anteriormente y explicó la situación por la que estaban atravesando y la respuesta fue tardía. “Él fue y contó todo, que no teníamos para pagar el alquiler y tardaron tres meses para darnos las bolsas de comida”.
Hanna está en España con una residencia de larga duración, pero explica que cuando intentó hacer la renovación de la tarjeta de identidad de extranjero, no pudo por unas dificultades que asegura abordó en Extranjería. “Estoy con una residencia de larga duración que no me quieren renovar, pero cuando escribí a Madrid me dijeron que no tenía ningún problema y que me lo tenían que dar”.
La situación de Hanna hoy en día es complicada, pues se encuentra en un hostal con su pareja, los dos hijos que tuvo con su exesposo y un bebé que nació de su nueva relación. No tiene trabajo, su pareja tampoco, y asegura que están pasando hambre.
Su mayor preocupación son sus hijos, quienes están atravesando por dificultades que ella desearía evitarles. Insiste en que lo que necesitan ella y su pareja es que les presten el apoyo necesario para conseguir un empleo que les permita mudarse y, en definitiva, “tener una vida digna”.
Hanna dice que se siente española, pues ya lleva mucho tiempo en el país y ha pasado gran parte de su vida en Ceuta, por lo que desea permanecer aquí.
La mujer se encuentra ahora en cama ya que su salud se está deteriorada. Insiste en pedir ayuda a Servicios Sociales porque no quiere quedarse en la calle. “Yo estoy en una situación que solo sabe Dios cómo es”.
La Consejería de Servicios Sociales está al tanto de la situación de Hanna y le informó que es necesario que regularice su situación para poder tener acceso a las prestaciones que está solicitando. Asimismo, hicieron del conocimiento de su pareja, que es español, que él tiene opción al Ingreso Mínimo Vita, que es gestionado por el Gobierno nacional.
Desde la Consejería recordaron que, según el reglamento vigente, la estancia en el hostal donde se encuentran Hanna y su familia es de máximo tres meses. Insistieron en que lo primero que debe hacer la mujer es “regularizar su situación”, siendo ciudadana extranjera.
Recalcaron que por la situación de urgencia, Servicios Sociales le prestó apoyo y la alojaron junto con su familia en el hostal donde permanece, pero para que la ayuda continúe, es necesario que su situación migratoria se resuelva, con la renovación de la tarjeta de identidad de extranjero.
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