Le costó 2 euros. Y la compró en Marruecos justo antes de arrojarse al mar para cruzar a nado hasta Ceuta. Yassin, el joven magrebí nacido en Chauen que fue rescatado in extremis por la Guardia Civil cuando estaba a punto de perecer en el mar, tiene una historia preciosa. De esas que deben conocerse y escribirse para entender la inmigración más allá de las frías estadísticas y tantos por ciento que engordan los informes del Ministerio de Interior.
Yassin está ahora en la nave del Tarajal guardando cuarentena. Está junto a otros marroquíes que han cruzado a Ceuta en estos días y junto a su pelota, la que no fue capaz de abandonar en una ruta peligrosa seguida en mitad del temporal.
Para Yassin, esa pelota de fútbol que aún conserva las pegatinas es algo así como un símbolo, una especie de triunfo. Cuenta que la adquirió justo antes de cruzar por el espigón del Tarajal. Quiso bordearlo con ella porque supone algo así como un trofeo, un recuerdo de lo que le ha supuesto venir a España, algo que simboliza el reto que se planteó para abandonar Marruecos y cruzar a este lado de la frontera en el peor de los días, con temporal de Levante y con varios intentos previos de entrada frustrados.
En las imágenes que captó FaroTV del rescate que llevó a cabo el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, sorprende cómo cuando el joven estaba a punto de llegar a la embarcación ayudándose de un salvavidas, prefirió soltar esa protección porque la pelota se le había ido de las manos. Yassin braceó hasta alcanzarla y terminó siendo rescatado por la Benemérita. Asegura que no podía perder lo que para él es algo más que una simple pelota, es un recuerdo de todo lo que ha pasado, de lo que ha supuesto un periplo clandestino duro. Ahora la tiene consigo en la nave y la mantendrá por siempre. Su deseo es poder marchar a la Península, en concreto a Estepona. Y la llevará consigo siempre porque esto, que a los demás nos puede parecer un simple balón, para Yassin supone el recuerdo de que un día cruzó a nado por un espigón meciéndose a tiempos, luchando a otros, en un mar embravecido que le estaba separando de su país y del que quería alcanzar.
Esa pelota es algo más para quien fue capaz de dejarlo todo y enfrentarse a un temporal que puso en dificultades también a la propia Guardia Civil.
2 euros, una vida atrás, un trofeo redondo y el final momentáneo de una historia que ha terminado, en este caso, con la meta pretendida.
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