Almadrabas: Una práctica casi desaparecida de Ceuta es el Hablar de Ceuta es hablar de mar, de playas, de algas, de salitre, de sardinales, traiñas, faluchos y como no, de almadrabas. Almadraba es una voz andalusí que significa lugar de golpeo y lucha. Aunque la palabra almadraba venga del árabe, no es menos cierto que predecesores a ellos como fenicios, griegos y romanos, llegaron a Ceuta en busca de sus ricos caladeros y en algunas de sus playas instalaron bases para el tratamiento de salazones. Ni que decir tiene que es una de las artes de pesca más antiguas del mundo. Los caballas la llamábamos “almadrabeta”, dado que para nosotros, la Almadraba es la barriada que hay junto a la playa de Miramar. Aquellas almadrabas diferían bastantes de las actuales. Se denominaban de vista o tiro. Algunos historiadores también la llamaban “jabetón” por su similitud con la jábega que aún gozan de popularidad en nuestra Costa del Sol. Lo de “tiro” viene porque se cobraba desde tierra al estilo de la jábega, pero carecía de la bolsa final de esta y el tiro se producía con cuatro sirgas o sogas, dos de corcho y dos de lastre.
La operación de la pesca se inicia avistando el bando o cardumen de atunes, que solían navegar cerca de las playas. Una embarcación salía a su encuentro con las redes a bordo, dejando los extremos de dos sirgas en la playa. La barca, a la vez que remaba en busca de los atunes, va “largando” las sirgas fijadas en tierra, hasta que las dos se unen a través de un gran paño de red. La barca rodea el cardumen para de inmediato poner rumbo a tierra, a donde llega con los dos extremos de las sigas. Acto seguido se procede al cobro de las cuatro, que a la vez arrastra el paño de red que las une y donde los atunes quedaban atrapados y arrastrados hasta la orilla.
Por las características del fondo submarino de Ceuta, me imagino que estas se calarían en las Playas de San Amaro, de los Mártires, el Tarajal y Castillejos, donde estarían exentas de enredarse en piedras.
De estas antiguas almadrabas romanas en aguas ceutíes y de las costas andaluzas y levantinas, se remitía a todo el Imperio el famoso “garúm” que se realizaba con caballa y atún y tanto gustaba a la alta sociedad romana. Los primeros en comercializar esta exquisitez, fueron los helenos aunque los romanos se lo atribuyen como propio. La palabra “garum” proviene de “gáro” que significa en griego caballa.
Alonso Pérez de Guzmán, conocido como Guzmán el “Bueno”, por su heroica defensa de Tarifa, el rey Sancho IV -años más tarde lo ratificó su hijo Fernando IV-, le concedió los derechos de pesca de las almadrabas de Conil en 1299 y de Chiclana en 1303. Los duques de Medina Sidonia que sucedieron a Guzmán el “Bueno”, disfrutaron de esta gracia hasta principio del siglo XIX, que pasó a manos de empresas.
En el Siglo XVI, la mayoría de los trabajadores de las almadrabas en la Andalucía Atlántica, eran filibusteros, pícaros, condenados a galeras y gente de mal vivir, que huyendo de la justicia, se enrolaban en ellas librándose de esta manera de la detención. El mismo Miguel de Cervantes en su “Ilustre Fregona” hace referencia a ellos como el “Finibusterre de la picaresca”
A mediados del siglo XII se impone una nueva técnica que se denomina almadraba de buche, que es un arte de origen levantino y vino a sustituir la ya obsoleta de tiro o vista.
En este campo como en casi todos, existen contradicciones entre unos historiadores y otros. Voy a resaltar un párrafo de un informe sobre Ceuta Presidio Mayor, que relata Pascual Madoz en 1845 y del que no voy a opinar en principio, prefiero que antes ustedes lean el párrafo.
Haciendo referencia a la almadraba de buche que se cala en la ribera del SE. de Ceuta, escribe que la pesca que esta produce, no es atún como en la Península, sino el bonito, pez torácico del género escombro, que no pasa regularmente de 8 a 10 libras de peso y que pertenece al propio género.
El bonito pasa periódicamente el Estrecho y su pesca dura desde el mes de junio hasta septiembre u octubre. Hace años solía hacer otra por la primavera, al pasar dicho pescado al Océano, en cuya época se tendía la almadraba en la ensenada de San Amaro, pero los accidentes a la que estaba expuesta por la rapidez de las corrientes, obligó a los armadores a contentarse con la temporada de verano, durante la cual establecen las redes en la ensenada al SE. de Ceuta.
La multitud de individuos que componen estas tribus de peces, en su perenne viajes, es tan prodigiosa que muchos días suelen sacarse de 10 a 12.000 bonitos, que se exportan curados para Cataluña y Valencia, de cuyo último terreno, y muy especialmente de la provincia de Alicante, suelen ser los pescadores que con un cortísimo jornal, se emplean en esta trabajadorísima pesca.
La almadraba es propiedad del Gobierno, que tiene unas miserables casillas para las albercas o chancas en que se hace la salazón…
Ustedes opinen como les parezca mejor, pero pensarán como yo, que decir que no se pescaban atunes en aguas de Ceuta, es una tremenda barbaridad.
La almadraba de buche consiste en un laberinto de redes que conducen a una piscina final, que se denomina “copo” y de donde son extraídos. Son las que aun siguen prestando servicio en las costas de Marruecos, Italia, Andalucía y el Levante Español. Existe otro tipo de almadraba muy similar a la de buche que se denomina de monteleva.
El objetivo de las almadrabas es la pesca del atún rojo -Thunus thynnus- pero no se desaprovechan las capturas de bonitos, albacoras, melvas, pez espada -aguja palá-, etcétera.
Los atunes permanecen durante el invierno a lo largo y ancho del Océano Atlántico, y cuando se acerca la época del desove, que coincide con la llegada de la primavera, emprenden un largo viaje que les lleva hasta el Mar Mediterráneo. Aquí bordean las costas andaluzas, levantinas y del norte de África donde encuentran aguas de más altas temperaturas y de más alto índice de salinidad, que favorece la fertilización de los huevos. La pesca en aguas del Estrecho da inicio en el mes de abril y dura hasta agosto.
En el tiempo que acceden al Mediterráneo se conoce como “de derecho” y cuando retornan al Atlántico se le llaman atunes “de revés”. En la época “de derecho” los atunes son más grandes y se han llegado a pescar individuos de más de 700 kilos.
Solamente las almadrabas de Ceuta y Barbate, realizaban capturas denominadas “de revés”. Además la única almadraba del Mediterráneo con incidencia de atún rojo era la de Ceuta. Según estudios realizados por COPEMED -Coordinación de Apoyo a la Ordenación Pesquera en el Mediterráneo Occidental y Central-. Lo que viene a contradecir a Pascual Madoz en 1845. Lo triste, es que en Ceuta, como otras tantas cosas, han ido desaparecido aquellos paisajes que la identificaban y la daban su clásico sabor antiguo, añejo y único -diría yo-, dejando, por poner quizás el ejemplo más paradigmático, la Bahía Sur, en época estival, sin su santo y seña “la almadrabeta”.
No hace muchos años, junto a nuestra almadrabeta, se instalaron unos corrales, donde se engordaban atunes capturados “de revés” -en el periodo de salida al Atlántico-. Tuve varias veces la suerte de ver de comer a los atunes, acompañado por Manuel Bolorino o Jerónimo León. Un mes de agosto aprovechando que estaban mis primos en Ceuta de vacaciones, logré que me acompañaran. Todos quedaron impresionados. Cuando los túnidos alcanzaban el peso ideal, eran sacrificados, congelados y trasladados al mercado de Tokio.
También he tenido la suerte de conocer en su gran esplendor el auge de la pesca en Ceuta, incluyendo también el de las almadrabas. He llegado a conocer tres caladas en la Bahía Sur. En el Agujero, Chorrillo y entre Mira Mar y Tarajal. También siete fábricas de conserva de pescado, que si la memoria no me falla, eran las siguientes: en el Agujero estaban las de “Lloret y Llinares”, “Manolo Baro” y “Cabanillas”. En la Ribera donde hoy se ubica el C.N.Caballa estaba “Carranza”. Pasada la curva de la barriada de Juan XXIII “Folque y Ferias” y en la barriada de la Almadraba estaban el “Consorcio Almadrabero” y “Benito la Morena”. Estas fábricas generaban muchos puestos de trabajo y recuerdo cuando era la hora de salida, la cantidad de mujeres que empleaban para la manipulación de aquella rica conserva que siempre se fabricó en Ceuta. Se decía hasta en la Península, que la mejor conserva de atún la manufacturaba el Consorcio Almadrabero y se llamaba “Atún Océano”. La verdad es que era en Ceuta de los pocos lugares que envasaba atún rojo auténtico. En mis años de residencia en Granada la solía comprar en un supermercado, el solo hecho de ver “Consorcio Almadrabero” Ceuta, me llenaba de satisfacción.
Durante la segunda y tercera década del siglo XX, mi abuelo montó una almadraba frente al Agujero de la Sardina y mi padre me contaba que de joven llevaba atunes de 400 y 500 kilos a Tarifa. Esto duró hasta que la familia Carranza se hizo con el monopolio de estas aguas y alegando que cortaba el paso a la almadraba del Chorrillo que era de su propiedad, prohibió que mi abuelo la calara. Varios años después se comprobó que no afectaba una a la otra y permitió el calado, pero ya mi abuelo había tomado otros derroteros.
La conserva del pescado en aceite data del siglo XIX. El emperador francés Napoleón, consideraba que las guerras las ganaban los ejércitos mejor alimentados, de ahí, que ordenó se investigara la forma de conservar la carne y el pescado, de otra manera que no fuera en sal ni seco, que hasta la fecha eran los sistemas conocidos, pero que causaba mucha sed a los soldados.
Nicolás Appert descubrió que el aceite era bueno para conservar el pescado. Al principio el pescado en aceite se conservaba en envases de vidrio, hasta que el inglés Peter Durant recurrió a la hojalata.
Finalmente para acabar este artículo puedo contar lo que me aconteció con un atún allá a finales de los años cincuenta… Y convengo en recordar que, de muchacho, la pesca submarina constituía una pasión tan arrebatadora, que sólo el sumergirme y nadar entre las algas, las arenas, y los fondos rocosos del lecho marino, experimentaba tal goce de libertad y belleza en ese silencio acuático, que no podía, como en una atracción de imposible huida, dejar de volver a sentir la sinfonía que el mar produce para aquellos que, trastornados, tenemos la sensibilidad para sentirla…
Este amor por el mar era compartido con mis amigos Mariano y Torres; y era tal la pasión por este mundo subacuático que nos vimos en la necesidad de construirnos construimos una embarcación: la Ayola, con la navegábamos por todas las aguas cercanas a Ceuta y al Estrecho; sumergiéndonos en busca de las mejoras piezas ictias, que otro día narraré con el propósito de entreteneros…
Y ocurrió que, algunas tardes, yo esperaba la llegada del pez limón, que se alargaban por toda la rabera que finalizaba en la playa del Chorrillo, para capturar a los peces que deambulaban entre las mallas de las redes. Y allí, agazapado, con el fusil armado, yo los esperaba para pescar dos o tres de aquellos sabrosos peces.
Y estando en ello, desde el fondo del lecho marino, se me vino una sombra azul, que se agrandaba por momentos, y que pasó junto a mí, produciendo un fuerte remolino y un tropel de burbujas que me dejaron sin aliento.
Sin apenas tener tiempo para reaccionar, y presa del miedo, agarre la relinga de los corchos y, de un salto, salí del agua y me pasé al otro lado de las redes; luego, tras reponerme del susto, nadé hasta la orilla, me descalcé de las aletas, arroje el tubo y la careta, y me senté en una roca por un tiempo, en que intente reflexionar acerca de lo sucedido…
Durante días, yo diría semanas, no me acerque a la rabera del Chorrillo para pescar al pez limón, todavía había de transcurrir algunas semanas más para volver a esperar la llegada de estos peces.
Sin embargo, si bien es cierto que volví a esta actividad y a este mismo lugar, que llenaban mi necesidad primigenia de la pesca y de la aventura; no puedo negar, que de reojo, siempre vigilaba alguna sombra de alguna alga que se moviese, o algún destello que el sol trasmutase en el agua transparentada de azul, que allá en el fondo tuviese lugar…
He aquí el pequeño relato de las almadrabas y Ceuta. Ambas han coincidido durante milenios, desde la época que los fenicios eran dueños de nuestra tierra y nuestras aguas. Pudiera pasar que el ceutí que nace y crece sin conocer la estampa de la almadraba fondeada en la Bahía Sur, nunca sentirá como nosotros, los mayores, la nostalgia y la belleza esplendorosa, de la lucha épica, de siglos, sin cuartel, que pescadores abrasados de sol, mantenían con los atunes… Atunes de piel de plata y bronce, atunes que agonizaban en la “levanta” de la redes del matadero, coma ofrenda lírica a la terrible e inevitable esencia de la vida…
Pepe Fortes Castillo –
ceutaenelcorazon.es
_______
* Almadraba.- Arte fijo: Para la pesca de atunes, se emplaza oportunamente al paso de aquellos, con calamento firme ó sedentario en el mar y á corta distancia de la costa, por medio de anclas, piedras, cabos y corchos que aseguran el todo del arte, formado con grandes armazones de redes, y valiéndose de embarcaciones apropiadas para su manejo y resguardo.
Las almadrabas se dividen en tres clases, que son: la almadraba de vista ó de tiro, la almadraba de monteleva y la almadraba de buche.
La almadraba de vista ó tiro no tiene calamento ó armazón alguna puesta en el mar, sino que las embarcaciones, con sus correspondientes redes, se hallan listas para cercar a la pesca que avista de tierra un vigía elevado, que les avisa por medio de señales, según las cuales conocen el rumbo de los atunes, al cual se dirigen rápidamente para calar sus redes, cerrándolas y llevándolas hacia tierra, á donde llevan los cabos de halar para sacar la pesca sobre la playa.
Este arte, aunque clasificado por lo genérico del nombre y por la índole del calamento entre los artes fijos, es, por su empleo, una combinación de rodeo y de tiro.
La almadraba de monteleva se arma de firme al aproximarse el tiempo de paso de los atunes, y se levanta ó recoge cuando concluye la temporada de sus viajes o migraciones
La almadraba de buche consta de una parte firme con anclas y cabos, como en la anterior, y otra de redes sueltas para calarlas con embarcaciones destinadas á acorralar los atunes á medida que su mayor número va entrando en el recinto que alcanza la rabera ó cola de las almadrabas por la parte de la venida de ellos, que, obligados por las redes que calan las embarcaciones, entran en el buche, donde se cogen por medio de la sacada, y se matan para llevarlos a tierra-
Además de estas tres clases esenciales de almadrabas, hay variedad hay variedad en ellas respecto a su forma y al tiempo y disposición en que se emplean, llamándose de paso las que sólo se arman en dicha época, es decir, para el viaje anual de los atunes de Poniente á Levante, ó se mantienen caladas sólo durante el período de semanas ó meses en que el atún pasa del Atlántico al Mediterráneo, por ejemplo.
Por el contrario, llámanse de retorno las que se arman exclusivamente para coger los atunes en su viaje de regreso de Oriente á Occidente. Existen también algunas que utilizan en ambas épocas, y se llaman de paso y retorno, calándose al derecho y al revés, como vulgarmente se dice; pero la mayoría son de paso, porque la estación de entrada del atún es en la que éste se presenta más numeroso y compacto en sus columnas ó golpes, y hasta más próximo á la costa algunas veces.
Existen también almadrabas de sardinas, que son de igual forma que las empleadas con el atún, aun cuando son de menores dimensiones y de malla más pequeña.
Siempre esta formado el conjunto de la almadraba, cualquiera que sea su clase, por una crecida porción de redes de esparto y algunas de cáñamo, corchos, pesos, anclas, rezones, cabos, embarcaciones, etc., con todo lo que se forma en la mar, sin el auxilio de estacas ni perchas, un gran corral ó parada con diversos comportamientos, colocado de manera que, calado á poca distancia de la costa , é interrumpido además el paso entre ésta y el arte por una línea de redes independientes de la almadraba, propiamente dicha, al pasar los atunes inmediatos á la tierra y encontrar aquel obstáculo, para ellos insuperables, que los hace retroceder, se dirijan instintivamente hacía fuera, y se internen así en la almadraba sin darse cuenta de ello, donde se les encierra.
Las almadrabas procuran calarse en fondos planos y algares no muy distantes de la costa, y en fondos inferiores á 40 ó 50 metros, calando las redes con pesos, afirmándolas con anclas y cabos, manteniéndolas verticales con su extremo superior a flor de agua, por medio de corchos, y uniendo todas las partes entre sí muy solidamente, para que pueda resistir el conjunto los embates de las corrientes, del viento y de la mar, y los esfuerzos violentos que hace la pesca por salir de su encierro.
Instalada la almadraba y montado el servicio de las embarcaciones ( Tres por lo menos: una para suspender el copo, otra para abrir y cerrar las puertas de los compartimientos, y otra para entrar, salir y maniobrar), a medida que van entrando atunes en la almadraba y llenando sus diversos compartimentos, conocido cada uno por su nombre especial, se van dejando caer sus puertas para impedir que salga la pesca, encerrándola así provisionalmente , para pasarla al último compartimiento, llamado de ordinario cámara ó copo y buche, siempre que es menester cobrarla; operaciones que sólo se verifican en las almadrabas de monteleva, pues en las de buche se levanta éste en cuento que en él se ha encerrado pesca suficiente, y en las de vista ó tiro se echa en seguida en tierra, cobrando las redes cuanto se ha encerrado en ellas. En las de monteleva, la levada se verifica cobrando ó levantando desde una embarcación la sacada (red que forma el fondo de la cámara ó copo), para con ella ir subiendo la pesca á flor de agua y cogerla á mano, matando los atunes á palos, clavándolos con arpones ó asegurándolos á fuerza de brazos, cosa que sólo puede conseguirse con los pequeños. En estas levadas suelen cogerse más de mil atunes.
Por la extensión que ocupa el arte en otros parajes, no debe establecerse en otros paraje que en los no pueda padecer la libertad general de la pesca ni entorpecer la libertad general de la pesca ni entorpecer la navegación. Es un arte muy productivo y bastante empleado en nuestras costas meridionales. Su pesca principal es la del atún, sin que por eso dejen de capturarse melvas, albacoras, bonitos, etc., y otras especies finas, así como corvinas, peces de espada y tiburones.’
Los utensilios principales para formar una almadraba son: Anclas de hierro. Cables de acero, cáñamo ó abacá. Cuerdas de esparto. Piezas de red de esparto para formar las divisiones. Pedazos de red de malla más pequeña para cuando se considerase propicio cerrar las comunicaciones de unas á otras divisiones. Piezas de redes de cáñamo bastante delgada. Cordel para coser y unir redes-Paquetes de corcho. Varias embarcaciones de diferentes tamaños para armar ó calar de firme; para guardias á la entrada ó en las demás aberturas ó puertas de comunicación en las divisiones, á fin de observar si se introduce pesca; para dejar caer y cerrar y levantar las puertas de piezas de red; para la guardia del día y de noche, etc. Para el servicio total del pesquero debe n de emplearse inscritos.
Por lo general, las almadrabas de monteleva constan de las siguientes partes: el Copo, el Bordonal, el Faratigo, la Cámara, el Rebote, el cobaracho, el Cuadrillo del Cobaracho, el Espigo de Cola, la Cola, Puerta de la Cámara, Puerta del Bordonal, Puerta del copo. El Traidor, el Calalar, Puerta de entrada de peces.
El Atún que se pesca con las almadrabas se presenta de Febrero a Marzo, suele acabarse en Octubre, cuando termina su retorno. CARTILLA DE PESCA (Conocimiento útiles á los pescadores) -Ángel Pardo Puzo-1907.
** El empleo de almadrabas (más o menos perfeccionadas) data en el Levante y Sur de la Península Ibérica de épocas anteriores a su romanización. Conocemos el gran aprecio que sentían fenicios, griegos y cartagineses por los salazones y los preparados como la “Muria”, “Alex”, y especialmente el “Garum” que no podía faltar como manjar extraordinario en las grandes ocasiones. Posteriormente, los árabes fueron los grandes renovadores, propagadores e impulsores del arte almadrabero en todo el Mediterráneo a una y otra orilla. Muchas de las mejores técnicas y la articulación del arte se deben a la avanzada cultura árabe. Así lo recuerdan todavía numeras voces y faena, desde el propio termino”almadraba”, “arráez”, “almocero”…
Este autor también nos define las tres diferentes estructuras de almadrabas. Así las de Vista y Tiro se calaban en una ensenada de la costa con un saliente próximo en el que se emplazaban un vigía que mantenía un permanente celo sobre el mar. Al ver acercarse un bando de atunes daba la alarma, a fin de de que las tripulaciones se hicieran a la mar.
En este tipo de almadraba se calaban dos redes la llamada “Sedal” que se halaba desde tierra por los designados con el nombre de “aventureros” y la Cinta” que rodea la anterior a cierta distancia para evitar que escapasen los atunes.
Una vez avistados los atunes partían las embarcaciones que portaban “Sedal”, calándolo de forma similar a la “Jabega Real”, esto es, trazando un semicírculo en el que quedan envueltos los atunes. La “Cinta” situada a mayor profundidad, aseguraba los atunes que hubiesen escapado al calar el “Sedal”. Halando desde tierra de los extremos de ambas redes los atunes quedan a poca profundidad. Es la hora de los “cloqueros”, que con sus “cloques”, “benes” o “verres” (ganchos atados a las muñecas) se introducían en la mar para apresar las piezas y conducirlas a las orillas. Las maniobras eran dirigidas por los “Mandones”, especialista en cobrar equilibradamente las redes por sus extremos. Este tipo de almadraba presentaba como principales dificultades el tener que hacer frente al estado variable de la mar, corrientes, oleajes, etc., sin olvidar los temibles golpes de los atunes.
La almadraba de “Monte y Leva”, disponía por el contrario de partes fijas (cuadro y Rabera de tierra) que se calaban asegurándolas con pequeñas anclas, rezones y piedras. En cambio el copo era llevado diariamente a tierra. La almadraba tenía en la mar una embarcación (vigilante), cuya misión consistía en avisar con trapos o banderas blancas la presencia de atunes en el cuadro... Se hacían las embarcaciones a la mar al mando del arráez, llevando el copo para calarlo y efectuar la levantada de la pesca en el cuadro.
Finalmente, durante el siglo XIX va extendiéndose –pese a los conflictos y prohibiciones- progresivamente el uso de almadrabas de “Buche”, llamadas también “Artes de Ancla”. Sin embargo, terminaron por consolidarse en el último tercio del siglo, convirtiéndose en el único empleado en el siglo XX y en el actual. Este tipo de almadraba consta, en síntesis, de un cuadro central y dos raberas (de “tierra” y de “fuera”), verdaderas paredes de malla que se dirigen en sentido opuesto, como los brazos de un compás. El proceso que tiene lugar en la almadraba es el siguiente: los atunes desde mediados de abril arriban masivamente al Mediterráneo para efectuar el desove, aproximándose a las costas al encontrar las aguas más calientes. Al llegar a las proximidades de la almadraba chocan con la rabera de tierra que está calada a escasa distancia de la costa y siguen dicha pared vertical hasta desembocare en el “cuadrillo” y la “boca” de la almadraba. En caso de no penetrar por dicha boca y escapar del cuadrillo, irá encontrándose con una serie de redes ( “legítima”, “contralegítima”), encaminadas a hacerles desistir de su huida y obligarles a retornar hacia la boca. Aun evitando ambas redes, los atunes tropezarán a continuación con un nuevo muro, ahora fuertemente inclinado que es la “rabera de fuera”. Esta actúa a modo de larga y empinada escalinata por la que es muy difícil avanzar e induce a los atunes a regresar hacia la entrada del cuadro.
Las dimensiones de las almadrabas son impresionantes, pues se extiende a lo largo de varios kilómetros y hasta una profundidad de 50metros, calada hasta el fondo y sujetas por medio de anclas, plomos y cables. Mantienen a flote su relinga de boyas y flotadores. Las raberas desembocan en un rectángulo de redes, llamado “Cuadro”, que forma un extenso compartimiento, que se divide en “Cámara, “Buche” “Copo” o (Cámara de la muerte), este último de malla reforzada.
El perfeccionamiento de la almadraba llevó a idear un nuevo compartimiento en el cuadro entre el buche y el copo para impedir la fuga de los atunes ya introducidos en el mismo. Este departamento recibe el nombre de “Bordonal”, y pasó de las almadrabas mediterráneas a las atlánticas, empleándose sobre todo en las de mayores dimensiones. Hoy la única almadraba española que cala el “bordonal” es la de Barbate.
Las redes utilizadas en la almadraba eran de esparto y sobre todo de cáñamo, y se denomina “Pilola” el tipo de hilo (de distinto grosor) manejado para la construcción de las diferentes redes. En la década de los 60 se generaliza el nylón en la fabricación de redes, sustituyendo al cáñamo. ALMADRABA, SALAZÓN Y COCINA. Carlos LLorca Baus, y Norberto Jorge-1988.
***Agradecemos a Pepe Gutiérrez, su colaboración en la elaboración de este artículo, pues las fotografías que nos ha cedido para documentar este trabajo, son de una belleza extraordinaria que ilustran a la perfección algunas de las faenas de la “levanta” de los atunes, que se dan en las almadrabas de Ceuta.
Los detenidos en la operación antiterrorista llevada a cabo este viernes en Ceuta serán puestos…
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, culminaba este viernes su ronda con los distintos líderes…
Cada 22 de noviembre se conmemora el Día de Santa Cecilia, patrona de la música,…
Han pasado casi tres años y medio del último encuentro mantenido en Moncloa entre el…
La Brigada Regional de la Policía Judicial de Rabat remitió a 22 personas a la…