Como cuestión previa sobre Ceuta, le he venido dedicando más de una docena de artículos casi seguidos, para darla más a conocer y ponerla en valor, haciéndole justicia y esclareciendo su verdad histórica y jurídica, para desmontar las graves pretensiones anexionistas de Marruecos al presentarla engañosamente al mundo como “ciudad marroquí ocupada por España”; lo que es falso e insidioso, porque jamás España la “ocupó”, sino que la recibió de Portugal, legítimamente cedida y conforme al Derecho Internacional, por haberlo así votado y pedido democráticamente los portugueses-ceutíes al rey español Carlos IV, que les concedió la nacionalidad española.
Lo único rigurosamente cierto es que Marruecos recientemente la “invadió” con unos 10.000 niños marroquíes, menores no acompañados, engañados, utilizándolos políticamente; cuyas criaturitas fueron abandonadas peligrosamente a su suerte por su país, ahogándose varios, algunos desaparecidos y otros salvados por españoles jugándose su propia vida, Eso, lo hizo Marruecos para chantajear a España, con grave vulneración de los más elementales derechos humanos del niño y violando las fronteras españolas que, igualmente, son “fronteras exteriores” de la Unión Europea. Por lo demás, Ceuta es española desde hace 441 años. Y Marruecos fue desposeído de ella por Portugal hace 606 años. Es hora que se deje ya tranquila y en paz para siempre.
Pero, últimamente, Marruecos y España parecen reconducir sus relaciones hacia la paz. Y uno es pacífico por propia naturaleza, Por eso, cambio ya de tema para ocuparme de otra falsedad parecida a la anterior, inventada y falseada por la “leyenda negra” antiespañola, Y es que, el 13-08-2021 se cumplió el V Centenario de la conquista de Méjico por Hernán Cortés, también 200 años de la independencia de Méjico de España. E igualmente, se cumplen 700 años de la fundación de Méjico-Tenchtitlan, pre español.
Esta vez, en lugar de narrar yo los hechos históricos, me valgo de las propias declaraciones en 2019 de José Miguel Carrillo de Albornoz y Muñoz de San Pedro, vizconde de Torre Hidalgo. Él es descendiente directo de Moctezuma, tras dieciocho generaciones desde entonces transcurridas, cuando era emperador de México. También desciende de Hernán Cortés, confluyendo en él la doble condición de proceder de “conquistados” y de “conquistadores”, para que pueda así tenerse su relato por más cierto, más instruido, más equilibrado y más imparcial, que mi modesta opinión.
Cortés llegó a Méjico en 1519 y dos años después tenía conquistado Méjico con sólo unos 500 españoles. Pudo realizar tal gesta sólo granjeándose la amistad y apoyo de las tribus indígenas disidentes de Moctezuma (totanacas, tlaxcaldecas, otomíes, dexcocos, etc.), que igualmente fueron conquistadores luchando al lado de los españoles. Aunque López Obrador, actual presidente de Méjico, esto lo ignora, llamando a Cortés “desalmado”, reprochando a España aquella conquista, con insultos y feroces ataques antiespañoles, para así tapar las vergüenzas de su fracasado y calamitoso “desgobierno”, con el narcotráfico cometiendo numerosos asesinatos.
Cortés, con sólo haber sabido dialogar y conseguir alianzas, aunando esfuerzos y voluntades, demostró ser un gran estratega y hombre de estado. Después, reorganizó Méjico, transformación con profundas reformas sociales que introdujo, haciendo de él un país moderno, llevando la cultura, el idioma, estructuras de gobierno, evangelización, grandes construcciones, la imprenta, la civilización occidental, modernos medios y sistemas de producción, eliminación de los abusos dictatoriales de poder y la prohibición de los miles de sacrificios humanos que Moctezuma y sus dirigentes aztecas hacían en ofrecimiento de sangre humana a sus dioses.
El 9-11-2020 ya escribí sobre dicho vizconde y Hernán Cortés; éste conquistó Méjico yendo desde miles de kilómetros, venciendo mares embravecidos y procelosos, con grandes carencias y sacrificios. Dicho vizconde es descendiente de la hija mayor de Moctezuma, Isabel, y de Hernán Cortés por haber mantenido entre la pareja relaciones extramatrimoniales. Por eso, el vizconde gusta decir que desciende de “conquistados” y de “conquistadores”, a la vez que llama a su antepasada, Isabel Moctezuma, “madre del mestizaje” hispano-mejicano. Él no aclarará muchas verdades sobre el Méjico de entonces.
Recuerdo a quienes no leyeran entonces mi artículo la reconstrucción de aquella apasionante historia relatada por el vizconde en 2019. Que declaró a la prensa: “Moctezuma, emperador mejicano, ostentaba el poder omnímodo más absoluto. Dominaba el país de oprimiendo a otras tribus indígenas, de forma dictatorial y cruel. Sus súbditos de palacio debían inclinarse reverencialmente hasta tres veces ante Moctezuma, diciéndole: ‘¡Oh señor, mi señor, gran señor!’. Sólo podían escucharlo sin hablarle ni mirarlo. No pisaba el suelo; siempre se movía sobre un palanquín que portaban en andas doce príncipes. Su imperio era de boato y horror, un imperio ‘siento’, forjado con la sangre derramada de los pueblos indígenas”
“Vulneraba todos los derechos. Estaba imbuido en la religiosidad azteca, que decía que al sol había que alimentarlo de sangre humana para que pudiese salir cada mañana. Era la sangre de la que el actual presidente de México, López Obrador (para tapar el rotundo fracaso de su calamitoso “desgobierno”) culpa ahora a los españoles (su abuelo era español, de Santander, ¿por qué no pide él perdón en nombre del abuelo?). Diariamente practicaban sacrificios humanos, canibalismo y masacres. Tiranizaba a los pueblos que dominaba, obligándolos a pagarle tributos altísimos en un sistema de expolio… Era supersticioso, en los festivales sagrados, si un niño tenía un remolino en la cabeza lo sacrificaban”.
“Al llegar Cortés y los suyos en 1519, Moctezuma se hizo muy amigo del extremeño, porque creía que era el dios en el que él creía, colmándole de toda clase de lisonjas y regalos. Pero Cortés intuyó que con ello tramaba tenderle una trampa. El pueblo mexica comenzó a dudar de la amistad de Moctezuma con Cortés, creyendo que les estaba traicionando. Hubo una gran manifestación de protesta ante su palacio. Él se asomó al balcón tratando de apaciguarlos; pero ellos le apedrearon produciéndole graves heridas, de las que se cree falleció días después. Antes de morir Moctezuma pidió a Cortés que cuidara de tres de sus hijas, y éste le prometió que no las abandonaría. Las puso bajo la protección y cuidados de los religiosos franciscanos, con especial encargo de que las trataran bien y a Isabel, que también la instruyeran, porque era completamente analfabeta.
Tras fallecer, fue nombrado nuevo emperador su hermano mayor, heredero en la sucesión, llamado Alixcatzin. Éste obligó a su sobrina Isabel, hija mayor de Moctezuma, a casarse con él con sólo once años; pero a los tres meses falleció de viruela. Nombraron nuevo emperador al siguiente, Guatehelmoc, que, igualmente obligó a su sobrina Isabel a casarse con él. Éste no encajaba tan bien con Cortés. Aunque en principio fue condescendiente. Él decidió montarle la trampa que Moctezuma no puydo.
Isabel decidió entonces contraer nuevo matrimonio, eligiendo esta vez ella marido por amor en 1531, con otro extremeño, Juan Cano Saavedra, nacido en Cáceres, sin que fuera amigo de Cortés. En este matrimonio convivieron juntos hasta 1550 que Isabel falleció. Tuvieron cinco hijos.
En ausencia temporal de Cortés, que había emprendido una nueva expedición, dejando provisionalmente en el cargo al también extremeño Pedro Alvarado, Cuathélmoc atacó inesperadamente a las tropas españolas, matando más de 800 españoles e indígenas de la tribu tlaxcalteca coaligada con Cortés contra los Moctezuma, en la llamada “Noche triste”. Muchos de ellos fueron decapitados, haciendo rodar por el suelo sus cabezas. Tras tan cruel matanza, Guathélmoc, fue capturado por el capitán García Holguín en 1520, cuando trataba de escapar en una canoa de su palacio, rodeado de un lago.
Al verse descubierto, dijo: “Señor Malinche (jefe), ya he hecho lo posible en defensa de mi ciudad y de mis gentes. Estoy aquí ante tu fuerza y poder; toma el puñal que tienes en el cinto y mátame». Estas palabras, según dicho vizconde, fueron traducidas por Isabel del idioma indígena náhuatl al maya a Jerónimo de Aguilar y éste, a la vez, se las tradujo luego a Cortés al regresar éste, que, en principio, lo perdonó, aunque después fue juzgado por un tribunal que, finalmente, le condenó a muerte el 13-08-2021.
Ninguno de los dos matrimonios anteriores de Isabel con sus dos tíos emperadores, Atlixcatzin y Cuathélmoc, fueron consumados, dada su avanzada edad, quedándose viuda por segunda vez muy joven. Pero durante ambos matrimonios ella fue la emperatriz consorte de Méjico. El 1-11-1522 falleció la esposa de Cortés, Catalina Suárez, que al enviudar, en 1524 propuso a Isabel irse con él a vivir como intérprete a su casa, prometiéndole casarse con ella.
Fruto de la cohabitación, Isabel quedó embarazada en 1526. Pero Cortés ocultó al rey Carlos V su contubernio con Isabel, pensando que, habiendo ella sido dos veces emperatriz de Méjico, si se casaba con ella, el rey sospecharía que también Cortés quería proclamarse emperador. De aquel embarazo, nació Leonor Cortés Moctezuma. Antes, Cortés convenció al extremeño Alonso de Grado, hidalgo nacido en Alcántara (Cáceres), para que se casara con Isabel.
Contraído el matrimonio, Alonso murió de repente a los pocos meses, en 1527, sin haber dejado descendencia. Cortés tuvo que buscar a Isabel un nuevo marido que “tapara” la criatura que ya estaba a punto de nacer. Convenció a otro de sus capitanes, Pedro Gallego Andrade, nacido en Burguillo del Cerro (Badajoz). De este matrimonio nacería después un hijo, Juan Andrade Moctezuma, otro linaje de Isabel Moctezuma que también vendría a residir a España tras la conquista. Aquí el vizconde cacereño se pregunta con ironía, ¿en qué país que ha sido oprimido y maltratado, luego, los propios sojuzgados iban a emigrar para continuar en él todavía 500 años después?.
En principio, Leonor no fue reconocida ni por Cortés ni Isabel, padre y madre, como represalia de ésta contra Cortés por despecho de que no se hubiera casado con ella, como le prometió. La niña fue llevada a casa de Juan Altamirano, otro de sus capitanes y familiar de Cortés. Fue bautizada con el nombre de Leonor Cortés Moctezuma, En 1531, falleció Pedro Gallego, cuarto esposo de Isabel, dejándola en muy precaria situación económica.
Isabel decidió entonces contraer nuevo matrimonio, eligiendo esta vez ella marido por amor en 1531, con otro extremeño, Juan Cano Saavedra, nacido en Cáceres, sin que fuera amigo de Cortés. En este matrimonio convivieron juntos hasta 1550 que Isabel falleció. Tuvieron cinco hijos. Estos tres matrimonios de Isabel Moctezuma con tres extremeños, pone claramente de manifiesto que los extremeños fueron las figuras más estelares en América y el importante papel que jugó Extremadura dando universalidad a España en América.
Pues este último linaje de Isabel Moctezuma, está hoy representado en Cáceres por José Miguel Carrillo de Albornoz y Muñoz de San Pedro, nacido en Cáceres, Abogado, escritor y vizconde de Torre Hidalgo, al que entrevistó la prensa en 2019, a poco de surgir la petición del actual presidente de Méjico, López Obrador, para que España, su rey, gobierno y el papa Francisco pidan perdón a Méjico por el “genocidio” que allí cometió Hernán Cortés, según el presidente mejicano se ha inventado.
Así, el vizconde Carrillo de Albornoz, es descendiente del quinto matrimonio de Isabel con Juan Cano Saavedra, quien, al morir Isabel en 1550, regresó a España con los dos hijos varones que ella le dio. Uno, Juan Cano Moctezuma, construyó el Palacio de Toledo-Moctezuma de Cáceres, se casaría con la hija de un noble español, Elvira de Toledo y Ovando. Y de él es lejano descendiente dicho vizconde, que asevera: "porque ella (Isabel), heredera del trono mexicano, hizo que todos los nobles supervivientes no se levantasen contra el imperio, sino que colaboraran, metiéndolos en la nueva sociedad que vino". Isabel mantuvo tres litigios contra la corona española, como heredera que era del imperio mejicano, ayudada de su quinto esposo, Juan Cano Saavedra; habiendo ganado dos de ellos.
Carrillo de Albornoz señala, que hay dos tendencias en el Méjico actual: la tradicional mejicana, que no vio con buenos ojos la conquista, y la de los “hispanófilos”, que “valoran la fusión con España”, el mestizaje que él personalmente defiende: “Fue un nuevo momento de esplendor, la época del virreinato no ha sido suficientemente valorada. Yo creo que en Méjico debemos pasar página al episodio doliente y disfrutar del lado bueno del mestizaje. Los españoles, añade, fundaron allí universidades y equipararon al indígena con el español, cosa que no ha hecho ningún otro pueblo en toda la historia (Continuará).