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Historia del Colegio de Guardias Jóvenes

Esta Asociación de carácter benéfico, cultural, social y deportivo está formada tanto por antiguos alumnos de los Colegios de la Guardia Civil: (Duque de Ahumada, Infanta María Teresa y Marqués de Juncarejo), así como por otros miembros y simpatizantes del Cuerpo de la Guardia Civil. Con esta colaboración se pretende dar a conocer a la sociedad caballa la Historia del Colegio de Guardias Jóvenes “Duque de Ahumada”, cuna de muchos Guardias Civiles. Así como relatar diversas curiosidades de los denominados “POLILLAS”.

La Fundación del Cuerpo

El 10 de Octubre de 1.844, poco más de dos millares de hombres, soldados escogidos entre lo más valeroso del Ejército, a los que el Duque de Ahumada convirtió en nobles y austeros guardias civiles, echaron a andar por los caminos de España, iniciando así una leyenda que, con el tiempo, llegaría a ser de conocimiento universal.

Iniciadas sus primeras actuaciones, pronto se ganó la estima y la confianza de las personas honradas. Un cronista de la época retrataba así a la Guardia Civil: Es como una familia numerosa, ligada, voluntariamente, por los vínculos de la regla y disciplina más severas y dedicada sin medir riesgos ni fatigas, a velar por la seguridad de todos y a dar su propia vida por salvar a la del prójimo en inundaciones, incendio y demás situaciones luctuosas.

La Compañía de Guardias Jóvenes

Para premiar, sin dudas, las virtudes de aquellos primeros guardias civiles, muchos de ellos casados y con numerosa familia, el Duque de Ahumada encontró un medio que recompensará en los hijos los servicios de los padres, poniendo en marcha un establecimiento de educación y enseñanza, más que un asilo y menos que una academia.

En virtud de Una Real Orden del día primero de abril de 1.853, en el Cuartel de la Guardia Civil de San Martín, en Madrid, se crea la "Compañía de Guardias Jóvenes".

A los doce primeros alumnos de la Compañía se les acomodó en Pinto, localidad cercana a Madrid, durante el verano de 1.853. Finalizando el año, el número de alumnos era ya de treinta, todos ellos huérfanos o hijos de guardias civiles no aptos, como resultas de actos llevados a cabo en el servicio. Basándose en la necesidad del juramento de ordenanza de los Guardias Jóvenes, por Real Orden de 8 de marzo de 1.854 se dotó de Una Bandera al Cuerpo, como representación simbólica de la Patria.

La Uniformidad de los guardias jóvenes consistía: Schacós-ros, con chapa y presilla de metal dorado y cardan blanco; gorro cuartelero; levita azul turquí, abrochada con dos carreras de botones, con cuello y vueltas encarnadas y presillón blanco; corbatín de suela, zapatos abotinados; chaqueta de paño de color azul gris, con cuello encarnado y botón liso de metal blanco; pantalón de paño igual al de la chaqueta. El equipo constaba de una fiambrera de hojalata, una bolsa de aseo, dos cepillos de dientes, y un arca para la ropa.

El armamento para quienes tenían edad para usarlo, lo integraba la carabina igual a la usada por la Caballería, cartuchos y ceñidor de correaje parecido al de la Infantería.


A un servicio de armas en el interior del Colegio, se limitaba la prestación de servicios, y solo por los de mayor edad. Como en cualquier otro centro de formación militar, el horario de trabajo del guardia joven era amplio y muy completo. Se tocaba diana a las siete de la mañana y silencio a las ocho o nueve de la noche, dependiendo de la estación del año. Debían asistir a la Santa Misa los días festivos, rezar el Rosario todos los días y confesarse, al menos una vez al trimestre. Las visitas se reducían a los domingos, de once a trece horas, y se les prohibía que recibieran dinero y otros afectos sin la autorización del responsable de la Compañía.

El plan de estudios se dividía en dos grupos. Al primero correspondía los ejercicios de lectura, escritura, doctrina cristiana, gramática castellana, aritmética y gimnasia; los Reglamentos y ordenanzas militares hasta las obligaciones del Sargento 1º, táctica hasta la instrucción de Compañía y la Cartilla del Cuerpo. Una iguala con el médico de la localidad más próxima y la habilitación de una enfermería, a la que atendían dos alumnos mandados por un guardia 1º, aseguraban el cumplimiento de las prescripciones del galeno.

Los gastos iniciales y mantenimiento del Colegio fueron asegurados con la concesión del gobierno, de los haberes de cuarenta y nueve guardias segundos. Los Oficiales, Clases y Tropa allí destinados, lo recibían de sus respectivos Tercios.

El Coronel Director, debía cuidar de que el trato que recibieran los Guardias Jóvenes, dentro del régimen militar, fuera cariñoso y prudente, encaminando sus esfuerzos a que los jóvenes adquieran el grado más alto de robustez física, cultura intelectual y moral, y que se les inculcara a los alumnos hábitos y costumbres militares, para obtener la nobleza de sentimientos, veracidad, carió y respecto al superior, amor al trabajo, creencias religiosas, idolatría por la Patria y veneración del honor, que son inherentes a toda institución militar. Poco o nada ha cambiado desde la creación del Colegio hasta la fecha.

“El Corralillo”

El 31 de julio de 1.853, un Suboficial con un Cabo y un Guardia, se trasladaban juntamente con 12 alumnos, al pueblo de Pinto (Madrid), en cuya localidad fue alquilada para la ubicación del primer “Colegio” una casa particular y en cuya residencia, se pasaría la revista de Agosto con 16 Guardias-Jóvenes.

Como quiera que el número de colegiados iba aumentando y resultaba insuficiente para albergarles la casa particular alquilada, se gestionó el arrendamiento de otra de mayor capacidad y al no haberla en Pinto, se extendieron las gestiones al inmediato pueblo de Valdemoro, donde se adquirió la antigua Real Fábrica de Paños y Tapices del Reino, denominada "Los Longistas", en cuya localidad de Valdemoro, quedó instalado el Colegio desde el 26 de Marzo de 1.856, en que contaba ya con 82 Guardias Jóvenes.

Como consecuencia de la adquisición de tal fábrica, hubo de efectuarse reformas y construcciones en su solar, lo que proporcionó una mayor capacidad, teniendo en cuenta el número de aspirantes a ingresar en la Compañía. Su Majestad, por Real Orden de 30 de junio de 1.856, aprobó el primer Reglamento Orgánico para el Régimen de la Escuela de Guardias Jóvenes, aumentándose su plantilla en 1 Teniente, 1 Subteniente, 1 Sargento 1º, 2 Sargentos, 6 Cabos, 6 Guardias y 1 Corneta, aumentándose también los educandos a 110, imperando en el Centro, desde el primer momento, un régimen de austeridad y disciplina militar. Uno de estos colegiales bautizaría a este centro con el sobrenombre de “El Corralillo”.

El año 1.864, visitan la Escuela de Guardias Jóvenes S.M. la Reina María Cristina y el Príncipe de Asturias, futuro Alfonso XII, que es nombrado protector de la Compañía.

Transcurre el tiempo y con él aumenta el número de alumnos, por lo que por Real Orden de 2 de octubre de 1.879, se dispone que el Establecimiento de Guardias Jóvenes, pasa a denominarse “Comandancia de Segunda Clase de Guardias Jóvenes “, incrementándose la plantilla de Jefes, Oficiales, Suboficiales, Clases y Guardias, creándose 2 Compañías de Guardias Jóvenes y la Sección de Caballería del mismo, pasando ya a ser el número de alumnos 297. Paralelamente a la denominación de Comandancia, se le da a este Centro, la de Colegio, la que quedaría más adelante fija, al denominársele “Colegio de Guardias Jóvenes”, completándola y en el año 1.956 en entonces Director General del Cuerpo, Excmo. Señor Teniente General, Don Pablo Martín Alonso con la de “Duque de Ahumada” para así honrar y perpetuar a su ilustre Fundador. En 1.972, la plantilla de Guardias Jóvenes era de 800, de los cuales 750 se encontraban integrados en el Batallón de alumnos de este Centro y los otros 50 forman el Grupo de Instrucción Premilitar -en edades comprendidas entre los 12 y 14 años- y que, dependiente de este de Guardias Jóvenes, se hallan en el de Huérfanos “Infanta María Teresa”, ubicado en Madrid.

Origen del apelativo ‘Polilla’

Con relación al apelativo cariñoso de polilla, con el que se identifica a todos los alumnos de Guardias Jóvenes, ya sean colegiados o ex-alumnos, corren varias versiones, dejando constancia de la siguiente: Se cuenta que, hace muchísimos años, con motivo de una revista al Colegio, El General Inspector del Cuerpo observó un diminuto agujero en el pecho del uniforme de un jovencísimo alumno, casi un niño. Al serle preguntado las causas del desperfecto, el chiquillo respondió con desparpajo; "Señor, debió ser alguna polilla; lo digo porque anoche no lo tenía". A lo que añadiría el General, con infinita ternura; "Tú sí que estás hecho un buen polilla".

Al finalizar la revista fue recibido por Jefes, profesores y resto de compañeros con el mayor entusiasmo y apremio. Este joven alumno, aunque nunca pudo imaginar las consecuencias

que tendría al conjurar aquellas palabras, es merecedor de todo nuestro reconocimiento, al habernos patentado, con su feliz idea, con ese apelativo “POLILLA”.

El nuevo Colegio

Durante mucho tiempo se acusaba la necesidad de un nuevo Colegio a tono con la evolución y desarrollo de vida de nuestra Nación. El Coronel don Antonio Díaz Carmona, durante los años 1962 y 1963, dio cuenta en diversos escritos a S.E. el Teniente General, Director General del Cuerpo, del mal estado en que se encontraba el viejo inmueble y de la ineludible necesidad de proceder a la construcción de otro nuevo.

Por ello, y como consecuencia de la autorización concedida, fueron adquiridas a distintos propietarios del pueblo, 38 Ha., 74 a., 10 ca. (Trescientos setenta y siete mil cuatrocientos diez metros cuadrados), por un importe total de Cuatro millones novecientas cuarenta y una mil cuatrocientas veintisiete pesetas, con cargo al fondo de “Haberes de Guardias Jóvenes “.

Previos los trámites reglamentarios, proyectos, concursos y deliberaciones previas, el 25 de abril de 1967 y en el Salón de Actos de la Dirección General del Cuerpo, bajo la presidencia del Teniente General don Ángel Ramírez de Cartagena, tuvo lugar la Junta Reglamentaria para la apertura de pliegos, adjudicándose las obras a la Constructora Internacional S.A., por resultar la que más económicamente se comprometía a ejecutarlas.

El replanteo de las obras sobre los terrenos en que se iba a edificar tuvo lugar el 31 de mayo de 1967, y la colocación de la primera piedra e iniciación de las obras, el 24 de junio de igual año, por el entonces Director General del Cuerpo, Teniente General don Ángel Ramírez de Cartagena y Marcaida , y el General de División, Subdirector General del Cuerpo, don Enrique Serra Algarra. El 27 de junio de 1973 tuvo lugar la bendición e inauguración oficial de las obras, presidiendo el acto el Teniente General don Carlos Iniesta Cano, al que acompañaban el General Ramírez DE Cartagena, General Subdirector don Germán Sánchez Montoya, General Inspector de Enseñanza don Miguel Luengo Tejero y diversos Generales, Jefes y Oficiales del Cuerpo y del Ejército. Este acto coincidió con la jura de Fidelidad a la Bandera por los Guardias Jóvenes que integraban al LV Promoción y Clausura del Curso 1972-73. La bendición estuvo a cargo del Comandante Capellán don Timoteo Bustamente Guardado.

A lo largo de los ciento cincuenta y cinco años de existencia de los Guardias Jóvenes, el Colegio ha pasado por diversas situaciones y vicisitudes. Sus programas de formación cívica y militar se vienen adecuando a los tiempos, prestando atención a la enseñanza que la sociedad demanda. Hoy el alumnado "polilla", chicos y muchachas, sigue siendo una buena inversión. Las vivencias de los hijos del Cuerpo tanto en las Casas Cuartel rurales, o en sus propios domicilios urbanos, mimetizando el quehacer de sus mayores, constituyen una fuente de permanente aportación y de inmejorable procedencia.

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