Al castillo de San Amaro en Ceuta le ha pasado casi de todo. Superó un incendio que a punto estuvo de constituir la puntilla final. Ahora se mantiene en pie sometido a ocupaciones y agresiones callejeras a base de pintadas y acumulación de basura, lo que ha terminado convirtiendo parte de su interior en un pequeño vertedero.
El Gobierno de Ceuta tiene intención de rehabilitarlo, invirtiendo unos 300.000 euros en recuperar uno de los bienes patrimoniales que, incongruentemente, más ha olvidado la propia ciudad a pesar de su relevancia histórica.
Tal y como avanzaba el pasado año este periódico, existe proyecto de rehabilitación para recuperar esta infraestructura de los daños causados por las llamas que lo asolaron en parte el 1 de diciembre de 2015, pero no se han concretado fechas de intervención.
El inicio de este 2023 no ha servido para que se definan plazos, tampoco el uso final que se daría si, tal y como se prometió, se lleva a cabo este proyecto de la profesional María Teresa Cerdeira. Mientras persiste esa oscuridad oficial, la degradación de este castillo, construido a finales del siglo XVII, es cada vez más evidente.
Las pintadas de todo tipo, con mensajes amorosos, otros propios de una noche de borrachera o los ya tradicionales miembros viriles masculinos, comparten espacio con la degradación propia de una infraestructura en la que nunca se invirtió lo suficiente y que está sometida no solo a esas agresiones humanas sino también a las propias medioambientales por el lugar en donde fue levantado.
Los vecinos del entorno se han acostumbrado a vivir con este abandonado compañero de viaje, que ha soportado presencia de okupas y que ahora, ya tapiado, mantiene en una de sus alas externas una infraestructura no solo habitada de manera ilegal sino con su propio suministro eléctrico.
El castillo de San Amaro está incluido en el catálogo de bienes de interés cultural desde hace más de 25 años, lo que le otorga una protección de la que es responsable la institución municipal. El proyecto para enmendar tanto abandono existe, un proyecto que advierte sobre su preocupante estado aunque sin temer su estabilidad. El problema viene de la mano de tantos años de anuncios no cumplidos que han derivado en el actual estado del castillo, ubicado en una de las rutas más frecuentadas por quienes acostumbran a dar la tradicional vuelta al Hacho.
Tal y como recordaba Septem Nostra en una anterior visita a este castillo, al que no pudo acceder por la presencia de okupas, la relevancia de este lugar reside en que “posee una gran importancia y significado histórico, porque justo por esta playa desembarcaron en Ceuta, el 21 de agosto de 1415, las tropas lusitanas que tomaron la ciudad. Justo pasado bastante tiempo, Ceuta experimentó un cerco muy importante, uno de los más prolongados de la historia, uno de 33 años, y justo conmemorando esa fecha de la toma portuguesa de Ceuta, el marqués de Valparaíso, conocedor de las intenciones del sultán Muley Ismail, inició un ambicioso plan de refortificación de todo los puntos más vulnerables de la costa de Ceuta”, explicó su presidente José Manuel Pérez Rivera.
Esa historia pura hoy se cae a pedazos si no se interviene de urgencia. Ocho meses se tardó en construir este castillo, toda una vida se está tardando en protegerlo.
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