Este pasado domingo 20 hice llegar a los medios informativos impresos y digitales de nuestra Ciudad, un artículo opinión titulado “Ejemplos que dejan huellas a seguir o maldecir”. En él cometí el “ herror sin h”, de relacionar al monseñor y Cardenal Luciani Juan Pablo I con Juan Carlos I, y muy acertadamente mi crítico barbero me lo recriminó con una disminución más que sustancial de masaje relajante previo al corte. Fue un lapsus mental puede que por cierta simpatía, porque no decirlo, con el monarca paisano. Una vez subsanado y reconocido esto espero la Casa Real sea benevolente con quien osó adjudicar mitra y palio infalible a nuestro rey.
Cosas del querer y disfunciones mentales en fin de curso harto apretado, falta de rigor en el tecleado que admitió con total impunidad mi desliz, dándome cuenta de que la tecnología está falta de recursos, ¿por qué no inventar un dispositivo pensante que impida semejante resbalón? De momento he optado por releer dos veces lo producido siempre que las circunstancias lo permitan, si no “reconocer, disculpas y a otra cosa mariposa”, pues el tren de la vida sigue invitándonos al gozo de escribir y dejar huella, a veces intrascendente, crítica o humana, constructiva o simplemente versus diferente.
Ese mismo día dominical y nocturno, volví a “errar sin h”, pero esta vez con email indeseado. Me puse en evidencia al recriminar sin ningún derecho al digital INFOMELILLA, la tardanza o no publicación de algunos artículos anteriores, mostrándome celoso con el de otros repetidos. Que fue en un momento de ofuscación y deriva, lo reconozco, por lo que he actuado en consecuencia remitiendo la correspondiente demanda de disculpas y el propósito de no volver a repetirlo, al menos esa es la intención que me mueve a hacerlo público aquí, respetado lector. No se rasgan las vestiduras por reconocer que uno está llamado a errar y acertar en esta vida de compromiso, mojarse, a veces con seriedad manifiesta y otras, sin acierto como en el caso de referencia. Larga vida y salud al medio y reitero mis disculpas, apreciados en el fondo compañeros, entonando el necesito resarciros y una nueva oportunidad, no escrita y sometida al azar por nuestras debilidades que nos hacen más auténticos, sabio consejo paterno.
Creí que había de dar explicaciones sobre un tercer potencial error o despiste, pero la sonrisa y serenidad recorren mi estructura cuando descubre que no lo es tal. Claro es, relacionar la propuesta de Nobel de la Paz 2010 a la Fundación Vicente Ferrer con la capital noruega de Oslo tiene su sentido y puede que justificación, pero te asalta la duda de si, Oslo o Estocolmo, siendo el dilema el colmo del desaguisado. Y es que, queridos, hemos de saber o recordar que cinco Premios Nobel se entregan en tierras de Olafur y los vikingos, cuatro en Suecia y uno, el de la PAZ en la Norway de los fiordos, entiéndase Oslo. En consecuencia y para tranquilidad de Pedro, no hubo tercer ni tercero y si un tener cada vez mas claro, que cuando se escribe manda el rigor y no el puro boato y lo que salga. ¨Qué verdad que se aprende siempre y en cualquier circunstancia y qué maravilla poderlo contar, hacerlo llegar y compartir un tiempo de conexión con quien toca hacer el bis, escritor-lector o trío, cuando intercede el medio, pantalla o papel, mejor reciclado, sin mediación mental algoriana.
Sin duda hay errores mas graves, irresponsables e impermisibles, sobre todo cuando proceden de aquellos que aspiran a dirigir nuestro destino local, confundiendo las churras con las merinas por táctica o estrategia . Valga un ejemplo, relacionar los altercados en la frontera de Beni Enzar con mano y arte de partidos. A mi me parece una bestieza semejante afirmación y jugar a perder el oremus y cardinal del Norte. Creo que es más fácil decir y reconocer, puede que nada electoral, que son hechos producidos por bienpagados alauitas y dentro de una orquestación planificada, que ahora toca interpretar, aunque ya nos conocemos la cantinela y ante ello, corresponde no buscar diferencias, culpables o matices, en tema trascendente, nuestra unidad y soberanía nacional, de los que okupamos lo que es nuestro, por historia y argumentos serios, nada parecidos a los que vociferan siguiendo su espinosa e infructuosa consigna.
No creo que este final argumental me lleve a duda o error, estaba vez, sin h, que por cierto es verdad de la buena, que no suena cuando se viste de fonema
Recompensado estoy, concentrado y esperando si llega, volver al titular. Cambio de día